Cine
Carrusel o el reflejo de una sociedad sin escrúpulos
No resulta nada fácil recrear en dos horas una sociedad llena de desperfectos con un tono satírico. Menos todavía si se trata de ambientar la cosa en un país ficticio que se asemeja enormemente al nuestro.
La película Carrusel, dirigida por el mexicano Guillermo Iván, estrenada hace unas semanas en las salas de cine colombianas, nos brinda esta propuesta arriesgada donde un alcalde ambicioso (Santiago Rubio) arma un plan desmedido para saltar a la presidencia de su país: la República Independiente del Crotto.
En esta carrera política donde todo vale, incluso el más despiadado nepotismo y amiguismo, las entrevistas televisadas destinadas a maximizar la popularidad y adormilar a la opinión pública no son suficientes.
Hay que hacer mucho más, ver más alto, y aportar un proyecto que impresione. Eso es lo que finalmente hace el alcalde presentando en público, en una conferencia sorpresiva, la entrega de un mega proyecto en un plazo máximo de un año.
Su idea es la siguiente: construir un aeropuerto de dimensiones internacionales para dar a la Ciudad del Caffre una imagen nueva y así verse beneficiado en su gerencia. La idea es sencilla pero, según él, puede tener buenos resultados.
El anuncio de esta gran meta levanta las sospechas de muchos contrincantes y, a partir de entonces, se destapan una a una las imágenes de una sociedad llena de vicios y falsedades.
El peor amiguismo o nepotismo también van de la mano con la corrupción, la prostitución y el tráfico de influencias. Incluso las empresas gringas se ven salpicadas por la falta de escrúpulos de los administradores locales.
Personalmente, vi reflejado en esta película el caso de Los Nule en Colombia, pero también los casos de corrupción del Corralito en Argentina o las últimas tramas en México y, por eso, considero que esta película tiene su picantito.
Resulta que el 99% de lo que se menciona tiene fundamento en la realidad y con ejemplos muy cercanos. Sin embargo, también hay que ser franco y reconocer que la película peca por una excesiva inocencia.
Los diálogos de los dirigentes y empresarios corruptos son, la mayoría de las veces, demasiado explícitos, cuando deberían ser más cautos. Las conversaciones terminan teniendo un rumbo demasiado forzado.
Creo que esta película ha pasado desapercibida por las salas de cine, y entiendo que esto se debe a unas falencias claras en el guión y en el nivel de actuación, pero la crítica social y las guiños presentes en este largometraje deben rescatarse de alguna forma, porque muy pocas veces los directores exponen el modo de actuar de nuestros dirigentes con tanta picardía y osadía.
Sobre el autor
Alberto Campos
Cinescrúpulos
Alberto Campos, Valledupar (1976). Sociólogo y Abogado de la Universidad Popular del Cesar. En Cinescrúpulos expone su faceta de crítico y amante del Cine, pero con total independencia. Su fin es alabar las buenas películas y señalar las malas producciones.
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