Opinión

Consejos para Edna y Lisbeth (Parte I)

Edgardo Mendoza

24/11/2015 - 05:50

 

Ahora, cuando dos mujeres vallenatas emprenden un camino distinto –Una vía diferente diría Sergio Araujo–, es justo y necesario darles algunos consejos para los cuatro años venideros, que seguramente serán llenos de rosas y espinas, sin que ellas tengan la mínima culpa, es simplemente la política, y concretamente del poder que tienen sus amadísimos esposos, como gobernador y del Cesar alcalde de Valledupar.

Créanme que a partir de enero, sus nombres, Edna y Lisbeth, ya serán populares. Al inicio tendrán problemas de escritura, pero serán de fácil adaptación, más de una líder comunal les dirán Lisbeth Rodado (para ponerle algo de caché), y Edna Piña (para quitarle algo de caché). Todo depende de  lo que  den, y de lo tanto que les van a pedir.

Inicialmente, llegarán los celos por sus maridos, pero no se preocupen, estarán inicialmente muy ocupados. Y muy, pero muy preocupados. La competencia de ustedes, mis queridas Ena y Lisbe (excúsenme la confiancita) es que a Franco y a Tuto, no los perseguirán por su aspecto físico. Los calvos, incluso sin dinero, tienen mucha atracción femenina (sé porque se lo digo) y los hombres que usan gafas suelen posar de intelectuales, pero a las mujeres hoy no quieren eso, quieren poder. ¡No es a Tuto, es al alcalde, no es a Franco, es al gobernador!

Prepárense para las críticas elementales de las mujeres del gabinete que sus maridos escogerán como coequiperas, serán las primeras en ganar confianza con sus maridos, y luego de las reuniones para intimidar algo, le harán preguntas como estas: ¿Perdone, gober, pero ese bolso que lleva su esposa, no fue  el que llevó Lolyluz al reinado? ¡Tengo esa foto, y se parece mucho! O bien: Mire, Señor alcalde, ese vestido blanco se parece al que lució  su mamá en la reunión de la Liga Contra el Cáncer.  Doña Magaly y Lisbeth se las llevan bien. ¡Son igualitos los vestidos!

Por eso, la primera exigencia a tener en cuenta, es la edad y la preparación del gabinete femenino, prefiéranlas inteligentes, maduras y poco agraciadas (Nombres como Imelda D, Rubi L. Juanita R. Eucladis D, pueden serle útiles).

En cuanto a las secretarias privadas, traten de no aceptar mujeres bonitas y solteras (consulten  experiencia a Rodolfo Campo), ni tampoco mujeres solteronas, suelen ser amargadas. Traten  que las secretarias cercanas tengan marido trabajando, de los contrario, ellos tendrán el mejor cargo. No las acepten con hijos mayores, yernos o sobrinos, pues tendrán los mejores cargos del gabinete y se tornarán arrogantes de poder (Consúltenle experiencia a Elías Ochoa), tampoco prefieran hermanas de sus maridos en cargos, pues aspirarán al poder (consúltenle a Jhnony Pérez) y mucho menos con hijos profesionales con ganas de poder y fama (consúltenle  a Luis Fabián, si les contesta).

Entre comunicadores sociales cuídense mucho. Hay demasiados buenos, pero nunca faltan ingratitudes, ni mujeres coquetas en cargos de mando financiero o viviendas ( onsúltenle a Freddys ambos casos). No faltarán lambonazos que incluso enviarán fotos de colegas para desestabilizarlos en algún simple contratico (consúltenle a Monsalvo, y a Chelo, como decía Diomedes)

Traten, mis queridas Ena y Lisbe,  no cambiar de peluqueras, al menos en el primer año de gobierno, hablarán  muy mal de ustedes y les reinventarán cosas. Por ejempo: Esa, ahora no me conoce y aquí venía con ese pelo ni mecha vieja y me debe —unas de sus frases favoritas. Cuídense, queridas primeras.

En cuando a los secretarios, ténganles algo de compasión inicial. Quieren poder y nombrar a sus amantes más cercanas, generalmente en oficinas diferentes, para despistar. Sus maridos tendrán demasiadas tentaciones, algunos tendrán locuras (La belleza que atrae rara vez coincide con la belleza que enamora, decía Ortega y Gasset, no casete, ojo) hay muchas que ganan, conquistan y atrapan (Llamen a Freddy otra vez), otras que no se dejaron atrapar (otra vez llámenlos).

En cuanto a los viajes a Bogotá, en lo posible traten que no coincidan con esas funcionarias, no se coman el cuentecito de planeación nacional, la capital es bonita, atractiva y gigante para los provincianos, además los empresarios electorales tienen enormes complejos urbanísticos, como palacios que una compañía vallenata, causa entusiasmo falderil.

No crean ciegamente en pastores y sacerdotes, ellos también tienen sus historias, piden cargos y tienen oraciones de perdón para cada cosa. Mucho cuidado ahí. Sigan con los conocidos en cada caso, pero eso si… a metros.

Aparecerán primos y primas lejanos que ustedes nunca han visto. Contarán historias infinitas. A ellos ubíquenlos en cualquier cosa, sino serán sus primeros detractores.

Traten de no ir donde sus médicos actuales. Barranquilla queda cerca y jamás digan sus cargos. Ahí sí, bajo perfil. Cuando asistan a cocteles, en tu caso Lisbe, que tienes menos experiencia, nunca tomes nada que no conozcas antes, prefiere tu vino de manzana botella verde si es el caso. Ahí Ena te gana, no olvides que es amiga de Vargas Lleras y su combo, gente un poco más de alta sociedad y tú apenas inicias ese curso largo e inútil.

No sufran por salir en las sociales de la revista “Caras”, y “Hola” “Enfoque”, “Gramma” y “Contacto” suelen dar buenas fotos, son locales, pero ojo, mucho ojo ahí. Prefieran no salir en “El Pilón” ni en “Al Día”, al menos en su primer año de gobierno. El  Heraldo es aceptable.

Por hoy, se las dejo ahí. Paciencia, mis queridas Ena y Lisbe, posiblemente tenga el placer de conocerlas personalmente, yo no envío fotos, suelo cambiar de opinión, pero no de amigos.

 

Edgardo Mendoza

Tiro de Chorro

Sobre el autor

Edgardo Mendoza

Edgardo Mendoza

Tiro de chorro

Edgardo Mendoza Guerra es Guajiro-Vallenato. Locutor de radio, comunicador social y abogado. Escritor de cuentos y poesías, profesor universitario, autor del libro Crónicas Vallenatas y tiene en impresión "50 Tiros de Chorro y siguen vivos", una selección de sus columnas en distintos medios. Trata de ser buena gente. Soltero. Creador de Alejo, una caricatura que apenas nace. Optimista, sentimental, poco iglesiero. Conversador vinícola.

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