Turismo

Viaje al Cabo de la Vela Guajira

Efrén Gómez Prada

04/08/2021 - 05:25

 

Viaje al Cabo de la Vela Guajira
Cabo De La Vela (La Guajira, Colombia) / Foto: Chip Viajero

La Guajira, indudablemente es una parte diferente de Colombia que vale la pena conocer. En recorrido directo desde Barranquilla hasta el Cabo de la Vela, con parada a almorzar en Riohacha, llegamos a “Pujuyú”, hospedaje donde dormimos la primera noche.

La carretera es excelente hasta Uribia, donde termina el pavimento, en un recorrido aproximado de 360 km. A pesar de que se presta para alta velocidad, hay que tener mucha precaución porque por allí transitan reses y cabras que salen a la vía de improviso.

De Uribia al Cabo hay 68 km por carretera destapada totalmente recta, siguiendo el terraplén del ferrocarril que va desde el Cerrejón hasta Puerto Bolívar en la Bahía Portete, con un desvío señalizado, a mano izquierda, antes de llegar a este puerto. Este recorrido se hace aproximadamente en dos horas, porque el terreno es muy irregular y no permite velocidad a más de 35 km. en buen carro (4x4).

El Cabo es un lugar exótico con bonitos atractivos como sus playas y particularmente para ver los amaneceres y atardeceres desde los cerros de “El Faro” y “Pantú”. El cielo en las noches es totalmente estrellado, que parece una inmensa bolsa de monedas de oro y una paz sepulcral.

Se sufre un poco por la dormida y la carencia de agua dulce. En “Pujuyú” no nos amañamos pues solo había dos habitaciones disponibles en las cabañas y la dormida en carpa y en chinchorro al aire libre es muy crítica si no se lleva abrigo, porque la brisa es muy fuerte y hace un frío quiebra-huesos.

Nos pasamos a “Sau-pai” otro lugar más cerca al Cabo, donde estuvimos más cómodos. De todas formas las cabañas son fabricadas con varas de corazón de cardón y de la una a la otra se oyen hasta los suspiros.

El agua para el baño la venden a $2.000.oo el baldado, pues tienen que llevarla en carrotanques desde Uribia. Si no se lleva papel higiénico, el sustituto son las hojas de trupillo que, con el cardón, son los únicos árboles que por allí se ven.

Por comida no sufrimos: A más del pescado y los mariscos, está el “friche” que es un plato a base de vísceras de chivo muy sabroso y los precios son muy razonables. El clima e agradable pues, aunque la temperatura oscila entre 28º y 30º, es amortiguada por una brisa fresca y refrescante.

La energía eléctrica proviene de una planta eléctrica que le suministra luz a todo el caserío y solo la prenden de 6 a 10 pm; eso sí: Se duerme con una paz inmensa; como si le aplicaran a uno un sedante.

Para mayor ilustración, La Guajira se divide en tres regiones: La Baja, la Media y la Alta. La Baja Guajira que es la parte fértil, empieza en los límites con el Departamento de El Magdalena, por el lado costero, desde Palomino, (tierra del Crescencio Salcedoel compositor de “La Múcura”. “Yo No Olvido El Año Viejo” y “Mi Cafetal”, composiciones que le dieron la vuelta al mundo y no le aportaron ninguna regalía, como muchos otros compositores colombianos y terminó en Medellín con los pies descalzos vendiendo flautas de millo para medio comer. Qué ironía!), sigue por Divulla y Camarones hasta llegar a Riohacha.

Es un trayecto muy bonito por los acantilados, ríos que bajan de la Sierra Nevada y fincas ganaderas muy bien tenidas. Por el otro lado, se entra por Valledupar, Urumita, Villa Nueva, San Juan del Cesar, Fonseca, Barrancas y el Cerrejón, parte que no Conozco.

La Media Guajira, que se encuentra entre Riohacha y Uribia, es un poco más árida y, de ahí en adelante, la Alta Guajira donde, a medida que se avanza, el desierto es más acentuado.

En el Cabo de la Vela fuimos hasta “El Faro” un cerro donde está la punta del Cabo, con un mar precioso y una brisa refrescante. También fuimos hasta el  cerro de “El Pilón de Azúcar”, un poco más alto y escabroso a donde subí. Allí el viento es tremendo y hay que caminar con mucha precaución para no rodarse por sus desfiladeros. En su parte baja hay una playa con su mismo nombre,  muy bonita y muy concurrida donde repetimos baño.

De allí pasamos luego al Parque Eólico “Jepirachi” que queda ya cerca de Puerto Bolívar donde hay un estadero llamado “Tepia Pa” que, en lenguaje Wayuú quiere decir “como en su casa”. “Jepirachi” en la lengua Wayuunaiki quiere decir “Vientos del Nordeste” y es un experimento de las Empresas públicas de Medellín que inició en el 2.004, para producir energía eólica (o del viento) a gran escala, limpia y que no contamina el ambiente.

Jepirachi lo componen 15 molinos de viento que tienen en su base 15 aerogeneradores interconectados entre sí por una red subterránea hasta un transformador que eleva el voltaje a 110kv y lleva la energía a Puerto Bolívar para surtir la estación de exportación del carbón que viene del Cerrejón.

Nuestro interés era llegar hasta Punta Gallinas, que es el extremo norte no solo de Colombia sino de Suramérica, pero un señor de nombre Adrián, que devoraba dos mojarras en la posada “Dios Da”, de doña Mirella Sánchez, una nativa que le caí bien y me obsequió un delicioso plato de fríjoles con arroz, nos dijo que no fuéramos pues el invierno había hecho estragos y había muchos baches y areneros y podríamos quedar atrapados y además, la distancia es más de 5 horas y sin guía podíamos correr el riesgo de perdernos.

Punta Gallinas (Cabo de la Vela, Guajira) / Foto: Guajiracaribe.com

Desde luego, es otro paseo que pienso hacer, no solo para conocer a Punta Gallinas, sino Bahía Honda y Taroa, donde hay hermosas dunas y dicen que viene un río subterráneo que entra en el mar y que se encuentra agua dulce casi a flor de tierra y, desde luego seguir hasta Nasareth y pasar hasta el “Parque Nacional Natural de La Macuira” del cual dicen, es un verdadero oasis del desierto y es Santuario Sagrado de los Wayuú.

Comentaron que son 25.000 hectáreas de flora y fauna, con altura de 550 metros sobre el nivel del mar y una temperatura de 25º. Pero para hacer las caminatas ecológicas, se requiere de guía y de un permiso especial y sólo se puede ir en épocas de verano.

Ya de regreso del paseo, entramos a Uribia para dar una vuelta de Plaza. Uribia es conocida como la capital indígena de Colombia. Es una ciudad joven fundada en 1935 y su nombre es en honor al General Rafael Uribe Uribe; es de tamaño regular, pero bastante aseada, salvo un busto del General Santander lleno de polvo que vi en un kiosco de la plaza. Es el paso obligado hacia la Alta Guajira y tiene 22 corregimientos. Fuimos luego a Manaure (25 km de Uribia), donde está la famosa extracción de sal marina. Pasamos luego a Maicao, casi en los límites con Venezuela, desviando por un sitio llamado Cuatro Vías, para hacer algunas compras.

Es un pueblo de bastante comercio, pero sucio y descuidado. Feo es poco decir. A 12 km está Paraguachón o “La Raya” (como otros lo llaman) que es el límite con Venezuela, a donde no fuimos por considerarlo de poco interés. Regresamos a Riohacha, capital de La Guajira, donde pasamos la última noche.

En la noche recorrimos el “Malecón” que está lleno de lindas artesanías (Mantas, bolsos, turbantes y manillas) tejidas a mano por las indias Wayuú y que, olvidaba comentarlo, también se encuentran en las playas del Pilón de Azúcar y en el Parque Eólico. En la mañana, asistí a misa en la Catedral de Nuestra señora de los Remedios, construida en el siglo XVII, donde reposan los restos de José Prudencio Padilla, su fundador.

De regreso a Barranquilla entramos a Camarones, unas playas cerca de Riohacha, donde habitan los flamencos rosados. Hay que ir en canoa por una ciénaga inmensa, viaje que dura dos horas ida y regreso. Durante el recorrido entonamos todas las canciones de canoas, barcas, barquichuelas, barcos y buques que recordamos. Los flamencos hay que  verlos desde cierta distancia para que no se alejen.

De vuelta, visitamos el Tortugario que es un proyecto que tiene el Sena para la conservación de las tortugas Carey. Ellas se desovan en las playas de Palomino, el Sena las selecciona y las lleva a unos  estanques donde, muchachos expertos las cuidan hasta que están de buen tamaño para arrojarlas al mar.

Después de un suculento almuerzo con pescado y camarones, en un sitio cerca de esas  playas, regresamos a Barranquilla para continuar la tarea.

Recomendaciones

Tenga presente que no hay hoteles convencionales, solo posadas con comodidades bastante precarias. Puede llevar carpa, hamacas o chinchorro, pero no olvide un sleeping, colchoneta y abrigo.

Si va en carro particular tiene que ser en una camioneta alta y de doble tracción; es fácil quedarse enterrado en un arenal. Lleve una nevera camping con agua cristal para enjuagarse los dientes o para tomar cuando tenga sed y no haya gaseosa en la posada. Hay muchos desvíos; no viaje de noche porque se puede perder.  

Lleve papel higiénico, kleenex y servilletas. buenos tenis, sandalias y zapatos para playa, ropa sencilla, bermudas o pantalones de dril, vestido de baño, linterna, pilas, bronceador y protector solar, repelente, sombrero o cachucha, elementos de aseo y cámara fotográfica. Lleve la novia porque la telefonía celular es deficiente.

Si usted es una persona floja, melindrosa, no tiene buenas energías y no se puede bañar a potados, es mejor que no vaya. Si le gusta la aventura, los lugares inhóspitos y exóticos y se le mide a lo que sea, disfrutará bastante.

 

Efrén Gómez Prada

1 Comentarios


Carlos González Nogueda 02-04-2023 11:21 AM

Efrén. Te felicito por tu espléndida reseña. Yo he ido dos veces desde Valledupar. En una fuimos a festejar el cumpleaños de la hija de mi compadre y ella afirma que ha sido de sus cumpleaños más inolvidables.

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