Ocio y sociedad

El Cromi y la música como un instrumento de reconciliación social

Samny Sarabia

17/10/2016 - 06:40

 

El músico Luis Carlos Meza en el Cromi de Valledupar (Cesar, Colombia)

Cuando Jorge Puentes* llegó procedente del municipio de Curumaní (Cesar) para internarse durante ocho años y 20 días en el Centro de Recepción y Observación del Menor Infractor (Cromi) ubicado en Valledupar, no imaginó que este lugar le brindaría oportunidades que la calle le negó, o mejor, oportunidades que nunca tuvo la voluntad de aprovechar.

Hace dos años y medio Jorge cruzó por primera vez la puerta del Cromi para saldar una deuda con la sociedad. Cuando estaba próximo a cumplir la mayoría de edad se vio implicado en una riña que terminó en el homicidio que hoy lo tiene encerrado; hecho que no ha restado sus esperanzas; al contrario, ha sumado sus deseos de seguir adelante.

Junto a cuatro internos más recibirá en diciembre el título de bachiller de la Institución Educativa La Nevada, motivo que lo llena de orgullo a pesar de la situación en la que vive porque siente que de ella se ha fortalecido y espera mantener viva la oportunidad de continuar preparándose a nivel técnico o profesional y así, tener mejores expectativas de vida.

Adicional al tiempo que Jorge invierte en sus estudios secundarios, hace dos meses dedica seis horas semanales a la práctica de la guitarra y la batería; dos de los instrumentos estudiados en los talleres formativos de iniciación musical brindados por el Plan Departamental de Música del Cesar a los jóvenes del Cromi.

Alrededor de 20 chicos de los 30 que actualmente se encuentran internos en el centro se han incorporado al proceso de formación en el que Carolina de Ávila les dicta clases de acordeón y el músico Luis Carlos Meza, les enseña batería y guitarra. Los dos instructores han logrado cautivar a los internos convirtiendo a la música en un medio de descargar actitudes negativas y de cierta manera, modificar sus comportamientos.

El instrumento que mayor acogida ha tenido entre los menores infractores es el acordeón. El sonido procedente de la caja arrugada que ha conquistado al mundo, ha hecho lo propio con estos jóvenes; ha expulsado rencores, ha ocupado corazones y se ha instalado en su planes, como ocurre con David Jiménez*, un aficionado al canto que aspira a convertirse en cantante profesional interpretando rancheras o vallenatos.  

“Llevamos dos meses en el proceso con el profesor Luis Carlos y me ha gustado el sonido de la música que tocamos. Uno le encuentra sabor a la nota musical, eso me inspira a ser músico porque siempre había querido cantar o tocar instrumentos. Tengo un hermano que es cantante y cantar profesionalmente es un sueño que me gustaría cumplir al salir, esto ha sido una motivación grande”, dice David.

El proceso musical les ha ayudado a adquirir confianza en ellos mismos y a sentirse capaces de construir una nueva vida. Según Sara Ortega, psicóloga del Cromi, el resultado ha sido positivo porque la actividad les ha permitido a canalizar energías y a potencializar sus habilidades y destrezas frente al proceso de formación integral que el centro les ofrece.

Debido al entusiasmo que ha generado la formación de iniciación musical en el Centro de Recepción y Observación del Menor Infractor de Valledupar, las clases que estaban formalmente prevista para finalizar en octubre, se extenderán hasta mediados de noviembre, tiempo que se aprovechará para ‘pulir’ a los jóvenes para su primera muestra oficial el próximo 02 de diciembre, fecha en la que ofrecerán una serenata para sus compañeros que reciben grado de bachiller.

La mayoría de estos jóvenes nunca habían tenido contacto directo con un instrumento musical porque el interés estaba centrado en buscar la manera de sobrevivir. Ahora, siendo más conscientes de la responsabilidad que tienen frente a la sociedad y a sus propias vidas, esperan ansiosamente cada sesión para conocer más del instrumento musical que han elegido aprender y así mismo, desean que la sociedad no se empeñe en señalarlos sino que  les ofrezca un ambiente propicio donde no haya cabida a una regresión de comportamientos que obstaculicen su reintegración a una vida dentro de la normalidad y la legalidad.

*Los nombres de los jóvenes internos ha sido cambiado para proteger su identidad.

 

Samny Sarabia

@SarabiaSamny 

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