Literatura
Monólogo de un árbol citadino, de José Atuesta Mindiola
Conocemos su amor por los árboles, su esfuerzo por protegerlos y su lucha continua para que se les reconozca como seres representativos de la identidad vallenata.
El poeta cesarense José Atuesta Mindiola dedica gran parte de su tiempo creativo en alabar la grandeza de esos seres que nos cobijan con su sombra y su oxígeno (la mejor prueba está en su obra “Metáforas de los árboles”).
A continuación, publicamos un poema que recoge el sufrimiento y el desconsuelo de un árbol, así como la incomprensión e inconsciencia de su entorno.
Monólogo de un árbol citadino
Caligrama de fiesta son mis flores.
Soy silabario para los pinceles de la luz.
Para el mendigo, el sombrero de su alcoba.
Para el pájaro, el atril de su escritura.
Para el perro, la pared de su llovizna.
Para los alarifes del cemento,
soy un estorbo,
un extraño en lugar equivocado;
sus amenazas de muerte me persiguen.
Pero soy más que un verde monumento
en la agitada ceremonia de las calles.
Soy testigo: de la noche que avanza con el miedo,
de transeúntes perdidos en su sombra.
Y también soy testigo de mis floridos reclamos
que ululan la presencia de otros árboles.
Nadie quiere estar solo,
la soledad es carbón que deja el relámpago.
José Atuesta Mindiola
0 Comentarios
Le puede interesar
Los muertos no se cuentan así, de Mary Daza Orozco: una novela periodística, social y política
Mi madre cursó hasta segundo de primaria cuando era niña. Luego, cuando se pensionó de la Caja Agraria tuvo la oportunidad de vo...
La rana camuflaje y la abuela Mémvè De Ôkêtê
En un reducido pero caudaloso río del islote Dibujos Animados, llamada también Tela Posoya, ubicado junto a las costas africanas ...
La Blognovela, un nuevo género literario
La obra del autor Argentino Hernán Casciari, Más respeto que soy tu madre, ya no es una blognovela. Lo fue mientras el autor escrib...
De lo sublime y lo bello en las palabras, según Edmund Burke
¿Cuál es el misterio de las palabras, de la poesía, de la belleza en ellas? Hay que empezar por admitir que el lenguaje humano está...
Gabo, a un año de tu partida
El acto de escribir, como la vida misma, es un viaje de descubrimiento (H. Miller) Nada puede reconocerse en la reflexión que no ...