Literatura
La infancia de Jesús, de J.M. Coetzee
Quiénes se hayan divertido con el humor ácido de Verano, con la que cerraba sus particulares memorias Escenas de una vida de provincia en las que se permitía hablar de un Coetzee muerto, o hayan sufrido con La edad del hierro o Desgracia, para mí unas de sus mejores novelas, van a experimentar un profundo desconcierto, y desengaño, con esta extraña novela llamada La infancia de Jesús.
Simón, un adulto, y David, un niño de cinco años, llegan a la ciudad de Novilla, ubicado en un país de habla hispana. —¿Por qué tenemos que hablar siempre en español? / Algún idioma tenemos que hablar para no ladrar y aullar como animales. Y, ya puestos, es mejor que todos hablemos el mismo. ¿No te parece razonable? / Pero ¿por qué en español? Odio el español. — En Novilla, desconcertante nombre de ciudad, además de aprender español, tendrán que adoptar una nueva identidad, olvidarán su pasado y buscarán a la madre del niño. Inés, una mujer que los acoge, adopta ese papel, hasta creérselo. Esos tres seres vivirán una vida apagada y sin alicientes en una sociedad extraña en donde no hay emociones, la vida parece estar solucionada y las necesidades básicas cubiertas. Pero la rebeldía en el aprendizaje escolar de David—según sus maestros simula saber leer, pero realmente memoriza los textos, y no ha asimilado los conceptos matemáticos porque para él 1 y 2 no son 3—obligan a las autoridades a llevarlo a un reformatorio para corregir su sistema cognitivo.
En algún momento encontramos en La infancia de Jesús al Coetzee hiriente de sus mejores novelas, en alguno de sus párrafos aislados brilla ese escritor que ha hecho de la desazón su bandera literaria: Él empieza a acostumbrarse a su cuerpo, con sus caderas prominentes y sus pechos minúsculos. Está claro que apenas siente atracción sexual por él; pero le gusta pensar que hace el amor con ella es un prolongado y paciente acto de resucitación, con el que volver a la vida un cuerpo femenino fallecido a todos los efectos prácticos. Muy Lucian Freud..
No está claro el sentido de la fábula de Coetzee. Resulta esta novela alegórica para el lector extraordinariamente árida por la frialdad anímica de unos personajes con los que no termina de empatizar, y confusa. Por un momento esta distopía literaria de padre, que no lo es, y niño podría recordarnos al Cormac McCarthy de La carretera, pero el mundo no se está terminando, ni se ha producido ninguna explosión nuclear, pero tampoco se sabe por qué los protagonistas, que arriban a un territorio que uno puede situar, aventurándose, geográficamente entre Argentina y Chile—una referencia a Punta Arenas nos puede dar un poco de luz al respecto—, han de aprender español y los niños a leer El Quijote. Es además una novela excesivamente dialogada, y no siempre los diálogos son brillantes ni enganchan, porque muchas veces son vacuos, pedantes o sin sentido. Y no siempre con esos diálogos, constantes en el texto, consigue dibujar Coetzee a sus personajes.
¿Se trata de una retorcida humorada de Coetzee sobre el evangelio, y de ahí el esclarecedor título de la novela? Simón y David, nombres bíblicos también, vienen del desierto para iniciar una nueva vida. Pues de ser así le falló el humor al nobel sudafricano en esta novela desconcertante. Para mí La vida de Jesús es sencillamente un libro fallido, un bache en la carrera literaria de uno de los escritores vivos más extraordinarios que tenemos.
José Luis Muñoz
Escritor
0 Comentarios
Le puede interesar
Crónica: Te espero en Valledupar
El bus llegó al terminal de Valledupar a las diez y media de la mañana. Hernando Ruíz esperó a que bajaran los pasajeros en su mayo...
Roberto Burgos, Premio Nacional de Novela 2018
La novela “Ver lo que veo” (Seix Barral, 2017) de Roberto Burgos obtuvo el Premio Nacional de Novela 2018, que entrega el Ministeri...
El Pollo Ramírez
El tablero del Hyundai morado marcaba una velocidad de 50 kilómetros por hora, era lo más a prisa que podían viajar por las pés...
Luis Mizar Maestre: homenaje a un poeta costeño poco común
El martes 25 de agosto falleció en Bogotá el poeta Luis Mizar Maestre (Valledupar, 1962), considerado como una de las voces más re...
Ojos de Loto Azul, la última publicación de Juan de Dios Rosado
Nacido en la Guajira, pero de corazón vallenato, Juan de Dios es un hombre polifacético. Además de ejercer la docencia durante más ...