Literatura
Espacio de ella
1)
Ven ninfa, ven
Ingresa al mundo del letargo
Ahí puedes ver tu obra
El viento te lleva… te dejas
Arribas al mundo que creaste despierta:
El reloj se da su tiempo, no tiene prisa
Las hadas se disfrazaron de mariposas cantoras,
El repertorio versa sobre el amor natural
Vuela dormida ninfa…
Los inquietos detalles piden tu atención,
Reclaman pulcritud en las texturas
Te abajas, no ves, pero sientes donde está el fallo,
La magia de tus manos desvanece cualquier aspereza
Ninfa encantada en su mundo,
Mundo con tiempo para ella
Para la magia de sus sueños…
2)
El concreto me atrapa
Raudo me domina en su pecho,
Debajo su hielo, arde un corazón
Quiere besarme el cuello
Salvaje lo ahuyento,
Se queda quieto
El olor de mi pelo lo embriaga
Despierta el espíritu tribal
El deseo corre desnudo
Devoro al concreto y él se deja.
3)
Cuerpos secos, alguna vez fueron verdes
Esmeraldas ladronas de miradas
Regazo mimoso de diamantes aéreos
Memorias sintácticas de los sentidos,
Hoy huérfanas duermen en el suelo
Despiertan por liliputienses o audacias del viento
Su olor sueña con reencarnar…
Sus cuerpos aceptan la descomposición,
Saben que la muerte es un paso a la vida.
Isabel Pañi Damian
(Cuenca, Ecuador)
2 Comentarios
Magnifico, me encanta.
Bellisimo poema, me gusta el.uso del lenguaje
Le puede interesar
Monólogo del árbol de mango de la plaza Alfonso López
De la plaza “Alfonso López” en Valledupar soy más que un follaje de sombra que guarda secretos emociones; también soy alianza de...
Algunas estructuras literarias
A lo largo de su evolución, la novela ha ganado en complejidad y profundidad. La progresión cronológica (o lineal) ha sido ree...
Julio Ramón Ribeyro: una vocación de sangre, sudor y humo
En medio del fervor patrio por la reincorporación de la heroica ciudad de Tacna (Perú), el 31 de agosto de 1929, Julio Ramón Ribeyro...
El ahogado más hermoso del mundo, el cuento de Gabriel García Márquez
Los primeros niños que vieron el promontorio oscuro y sigiloso que se acercaba por el mar, se hicieron la ilusión de que era un b...
La Biblioteca, un testimonio de Piedad Bonett
Aprendí a leer a los cuatro años, de mano de mi madre, una maestra de escuela, y desde esa edad me envicié a la lectura, impulsad...