Literatura

Textículos para el seso

Diógenes Armando Pino Ávila

21/05/2021 - 05:00

 

Textículos para el seso

 

Estos minicuentos o textículos los publiqué en el libro La noche de los mil arcoíris en el año 2018, hoy quiero compartirlos con todos ustedes amables lectores:

 

El ÁNGEL

—Aquella estrella que ves en el oriente, sí, esa, la que más alumbra, es tuya, te la regalo —le dijo el abuelo señalando el firmamento.

—¿Y cómo hago para tomarla? —pregunta el niño.

—¡Aprende a volar! —exclamó el anciano sin más explicaciones.

Una noche, siendo ya un adolescente,  después de varios intentos, escribió por fin su primer poema, salió al patio, miró el firmamento, buscó su estrella y gritó:

—¡Abuelo, aprendí a volar!

 

EXCRETOR

Alcanzó a escribir relativamente bien, con fluidez y buen manejo del idioma. Sus lectores le leían con avidez, se puede decir que esperaban sus escritos con ansiedad. Un día se le ocurrió leer sobre técnicas en el arte de escribir y comenzó a depurar su estilo. Primero, con moderación; y después, compulsivamente. Hoy sus antiguos lectores no le leen, nadie le lee. Sus escritos son leídos y releídos por él mismo. Luego, los rompe y los reescribe buscando la pureza de su arte.

 

¿EL QUÉ DIRÁN?

—Luna, quieres casarte conmigo —dijo El Sol.

—Sí, siempre y cuando tengamos habitaciones separadas —respondió La Luna sonrojada.

—¿Por qué? —preguntó El Sol perplejo.

—¡Qué dirían las estrellas si nos ven haciendo el amor!

 

EL DIVORCIO

Era un prestigioso científico. Trabajaba en una multinacional que fabricaba fármacos. Su salario ascendía a una suma enorme de varias cifras muy por encima del salario mínimo nacional. Hacía parte del grupo de investigación, y había sido exitoso descubridor de los intrincados mecanismos de la sexualidad varonil y del medicamento que repotenciaba la libido en el hombre. Era aclamado en la sociedad científica y mimado por los accionistas de su empresa.

Pero en su hogar empezaron los problemas que hoy lo tenían ante el juez tramitando su divorcio. Al ser interrogado por éste sobre los motivos en que sustentaba su solicitud, dijo señalando a su mujer:

—No me gusta que ella a cada momento, en privado y en público, me desluzca con ese refrán recurrente que hace un año repite.

—¿Cuál? —preguntó el juez.

—En casa de herrero… —respondió la mujer como una centella:

El juez falló con prontitud, concediendo el divorcio.

 

Diógenes Armando Pino Ávila

@Tagoto

Sobre el autor

Diógenes Armando Pino Ávila

Diógenes Armando Pino Ávila

Caletreando

Diógenes Armando Pino Ávila (San Miguel de las Palmas de Tamalameque, Colombia. 1953). Lic. Comercio y contaduría U. Mariana de Pasto convenio con Universidad San Buenaventura de Medellín. Especialista en Administración del Sistema escolar Universidad de Santander orgullosamente egresado de la Normal Piloto de Bolívar de Cartagena. Publicaciones: La Tambora, Universo mágico (folclor), Agua de tinaja (cuentos), Tamalameque Historia y leyenda (Historia, oralidad y tradición).

@Tagoto

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

Entre redes, de Alexandra Castrillón Gómez: una novela contemporánea

Entre redes, de Alexandra Castrillón Gómez: una novela contemporánea

  Alexandra Castrillón Gómez es una escritora colombiana que reside en México. Es Ingeniera de Sistemas, adelantó estudios de pos...

Rey de copas

Rey de copas

No fue difícil para El Bigote y El Barba desarmar a los vigilantes y amordazarlos. Como tampoco lo fue abrir la urna ni llevar l...

Biblioteca Rafael Carrillo Lúquez abre convocataria para concursos literarios

Biblioteca Rafael Carrillo Lúquez abre convocataria para concursos literarios

  El concurso de escritura de la Biblioteca Departamental Rafael Carrillo Lúquez se ha consolidado como el premio literario predilec...

La lúcida pasión de escribir

La lúcida pasión de escribir

  Aunque la mayoría de la gente considera que  la poesía es una ilusión y un embeleco, en rigor, es la única realidad,  el mo...

Alejandra

Alejandra

  Dedicado a Alejandra Ávila Si solo te hubieses llamado “la novia de Gonzalo”, sin más adornos, sin más parafernalias, no ...

Lo más leído

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados