Música y folclor

Quin Vásquez y su misterioso cajero “El socio”

Arnoldo Mestre Arzuaga

10/03/2022 - 04:55

 

Quin Vásquez y su misterioso cajero “El socio”

 

Nuestro folclor como muchos otros, está adornado de leyendas y personajes que lo engalanan y engrandecen.

En primer lugar aparece Francisco El Hombre venciendo al mal (representado por el demonio), cuando, después de recurrir a la ayuda de Dios, decide tocar con su acordeón el credo al revés. Sin embargo, el hombre que abusa de su privilegio, como le sucedió a Andrés Montufar que con un verso altanero ofendió a las damas de Los Venados, se ve vencido por el mal en forma de mujer.

En el caso que nos ocupa, el hombre se asocia con el mal para superar a los de su mismo arte. Esto es lo que hizo Quín Vázquez para salir de lo común que hacían sus colegas.

Muchos afirman que nació en Valencia de Jesús y que, por razones de su oficio, se desplazaba por toda la provincia. Además de acordeonero, era correo y practicaba la hechicería. En aras de su trabajo, llegaba en la tarde a la ciudad de santa Marta, distante de Valledupar a más de doscientos kilómetros, el mismo día regresaba corriendo para tocar y animar con sus versos una fiesta.

En sus ratos de holganza cazaba venados en las sabanas del diluvio. También le ganaba en apuesta de velocidad a los mejores caballos de la región. La tradición oral reza que, para ganar tiempo en sus correrías como mensajero, se transformaba en un jaguar para infundir temor y respeto cuando cruzaba terrenos de fieras y de indios salvajes, y  en el campo abierto lo hacía en forma de venado para alcanzar mayor velocidad en su andar.

En sus presentaciones musicales se hacía acompañar de un enigmático cajero que nadie conocía ni daba explicación de dónde vivía. Podía tocar el mismo día y a la misma hora en tres sitios diferentes. “El socio” –así es como lo llamaban–, en cada lugar tenía diferente aspecto físico. Era un cajero fenomenal, totalmente acompasado con el acordeonero y con el guacharaquero, a éste le daba la espalda cuando tocaba para no ver la cruz que se formaba entre la guacharaca y el trinche, sus golpes eran firmes e inconfundibles atraían a campesinos y labriegos que lo escuchaban a distancia, e irresistibles acudían a presenciar aquel toque magistral.

Si alguna dama lucía un crucifijo, “El socio” se atravesaba (perdía el ritmo) y entonces se  percibía en el ambiente un ligero olor a azufre, que iba desapareciendo tenuemente hasta confundirse con los desodorantes y perfumes que usaban los asistentes a la colita (fiesta).

Como brujo, Quín Vásquez tenía poderes curativos, fue precisamente  quien atendió a Andrés Montufar, cuando la bruja Dolores Escalona le dio un bebedizo y, gracias a sus conocimientos, el moribundo pudo sobrevivir algunos días.

En su  actividad de correo, además de llevar la correspondencia con sus versos y su acordeón, iba de pueblo en pueblo dejando recados y noticias que propagaba como un periódico andante.

Así las cosas, estamos en lo cierto cuando afirmamos que las leyendas y personajes engrandecen nuestro folclor, también lo hacen más admirable, vernáculo y distintivo.

 

Arnoldo Mestre Arzuaga
nondomestre@hotmail.com

Sobre el autor

Arnoldo Mestre Arzuaga

Arnoldo Mestre Arzuaga

La narrativa de Nondo

Arnoldo Mestre Arzuaga (Valledupar) es un abogado apasionado por la agricultura y la ganadería, pero también y sobre todo, un contador de historias que reflejan las costumbres, las tradiciones y los sucesos que muchos han olvidado y que otros ni siquiera conocieron. Ha publicado varias obras entre las que destacamos “Cuentos y Leyendas de mi valle”, “El hombre de las cachacas”, “El sastre innovador” y “Gracias a Cupertino”.

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

Aníbal ‘Sensación’ Velásquez, en VI Encuentro de Investigadores vallenatos

Aníbal ‘Sensación’ Velásquez, en VI Encuentro de Investigadores vallenatos

  Terminó el Festival de la Leyenda Vallenata, pero los acordeones siguen sonando tan intensamente como siempre lo hacen en Valled...

El eterno Mensaje de Navidad que regaló Rosendo Romero

El eterno Mensaje de Navidad que regaló Rosendo Romero

  En 1980 nacía la canción ‘Mensaje de Navidad’ en Barranquilla, exactamente en una casa del barrio Los Alpes, donde, por el p...

Cuando la música ayuda a la reinserción de la juventud: el caso del CROMI

Cuando la música ayuda a la reinserción de la juventud: el caso del CROMI

  En el 2016, un programa de iniciación musical llegó al Centro de Recepción y Observación del Menor Infractor (CROMI) por medi...

Autenticidad vs Comercio: dilema histórico del vallenato

Autenticidad vs Comercio: dilema histórico del vallenato

Con una premiación superior a los 147 millones de pesos, el Festival de la Leyenda Vallenata es hoy por hoy un evento de indiscutible ...

La magia de la tambora irradia a Valledupar

La magia de la tambora irradia a Valledupar

Finalizado el mes de septiembre, la tambora, una de las expresiones musicales y culturales de mayor acervo en la región cesarense, se ...

Lo más leído

Los Pacabuyes: ¿un pueblo Chimila o Malibú?

Luis Carlos Ramirez Lascarro | Pueblos

La magia de Escalona

Alberto Muñoz Peñaloza | Música y folclor

Vallenato clásico

Luis Carlos Ramirez Lascarro | Música y folclor

El Vallenato de Rafael Escalona

Darío Blanco Arboleda | Música y folclor

Armando Zabaleta: el fecundo compositor de “No voy a Patillal”

Eddie José Dániels García | Música y folclor

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados