Música y folclor
La piquería o el máximo duelo de los verseadores
Entre los múltiples concursos de músicos y compositores que animan el Festival Vallenato, existe uno dirigido especialmente a los verseadores: esos creadores capaces de improvisar en un tiempo limitado y construir unas imágenes insólitas con sus versos. Ese concurso pone la palabra y la rima en el centro de todas las miradas para el gusto de los espectadores.
Durante el festival, los verseadores se reúnen a diario en la Feria ganadera, después del concurso de la canción inédita. Ahí se entregan a una serie de duelos que les permitirá ser reconocidos como los máximos representantes de la región.
En la tarima, frente a un jurado conformado por tres personas y un público atento al mayor tropiezo, los concursantes se lanzan en un juego de creatividad y rapidez. El primero en subir es el que define el tema. Es un honor que no suele discutirse.
A continuación, los contrincantes deben producir 4 versos e hilvanar unas historias cautivadoras. Este año, la gran mayoría de las temáticas se han centrado en el homenajeado Calixto Ochoa. Un Rey que ha sabido recrear paisajes y emociones con una incomparable sensibilidad.
Desde el principio, la piquería se presenta como un duelo atractivo y sutil. Los verseadores se posicionan en lo alto de la tarima, uno al lado del otro mirando la audiencia con el micrófono en mano, y, tras el anuncio del presentador, empiezan su labor.
Con frecuencia, los verseadores hacen referencia a sus capacidades y talentos. Se presentan a sí mismos como individuos destacados para así dejar al otro contrincante el reto de posicionarse mejor.
Frases como “Yo soy muy listo”, o “soy el mejor”, o incluso “soy superior”, son comunes en este espacio en el que cabe el culto a la persona. Muchas veces, el público responde favorablemente a esas muestras exageradas de confianza ya que obligan el adversario a adoptar una posición irónica, crítica, o igual de auto-halagadora.
Algunos participantes suelen adoptar un tono de voz rasposo, áspero o intimidante, para maximizar la rivalidad del encuentro. Otros optan por un tono más llano y tranquilo, echan flores al público y describen momentos líricos.
Todo cabe en las piquerías salvo 3 normas estrictas que deben ser respetadas al pie de la letra. Primero no se puede halagar al jurado. Segundo, no se puede decir obscenidades y, tercero, queda prohibido faltar al respeto del rival y de los asistentes.
Entre las figuras más representativas de las piquerías, destacamos a José Bornacelli: un triple Rey de la piquería, conocido como “El hombre libre”. Recalcamos a Rubén Toncel, un verseador audaz y veloz, popular debido a algunos deslices irreverentes que causaron cierta reprobación. Finalmente, William Castrellón Felizzola es el ganador de la última edición en 2011.
En la actualidad se trabajado duramente para que la piquería vuelva a ser una expresión distinguida y atractiva del Festival Vallenato. Al igual que los acordeoneros, los verseadores se merecen toda la admiración del público.
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