Música y folclor
Un intercambio de saberes entre acordeonistas de todo el mundo
A las 11 de la mañana del jueves 21 de junio, el barrio de los Mayales en Valledupar fue el testigo de un encuentro conmovedor. Uno de esos encuentros que quedan grabados en las fotos con todos sus tonos de colores y que, luego, se enseñan a los amigos, hijos, nietos y bisnietos para mostrar lo vivido.
La Academia del Turco Gil abría como siempre sus puertas al público, pero esta vez, para acoger unos visitantes inusuales. Los acordeonistas reunidos por la Fundación Reyes y Juglares Vallenatos en el marco del IV Encuentro Mundial de Músicas de Acordeón se encontraron en el patio de esta institución para exponer sus conocimientos y, de paso, encontrarse con el maestro Turco Gil.
Ahí andaba él. Con una guayabera blanca, recto y atento, a la espera de unos invitados que enseguida demostraron su agrado por conocer tan famosa organización.
Es cierto que las palabras de acogida fueron cálidas, repletas de esa generosidad a las que nos tienen acostumbrados Andrés El Turco Gil y Lolita Acosta, pero también hemos de reconocer que el lenguaje de los instrumentos llegó a superarlas.
Bajo un sol severo e inflexible, los niños vallenatos no perdieron ni un solo ápice de gracia y espontaneidad. Ataviados con los colores más llamativos –que son los de la bandera colombiana–, demostraron lo que mejor saben hacer: interpretar los temas más conocidos del folclor vallenato de una manera alegre, ágil e imprevisible.
En primera línea se sentaron los visitantes de Argentina (Facundo Torresán y su grupo) e Italia (Mauro Mariani), y a los lados estaban los músicos colombianos (los Ajihados del Vallenato, Lácides Romero y Eris Puentes).
Todos se dejaron maravillar por la dicha de esos jóvenes genios. En sus manos, las cámaras de foto y los celulares les permitía eternizar un momento clave de este encuentro musical.
La puya fue el género que más cautivó a los espectadores. El ritmo enardecido y los solos de acordeón, guacharaca y acordeón, calentaron un ambiente de por sí candente hasta que, El Turco Gil –siempre muy cerca de sus estrellas– pidió a sus alumnos que se despidieran.
A continuación, algunos de los invitados al Mundial de Acordeones expusieron su saber. Primero, lo hicieron Facundo Torresán y sus músicos con unas interpretaciones típicas del litoral argentino: el chamamé.
El acordeón de Facundo liberó unas notas versátiles que oscilaban entre la melancolía y el amor apasionado, mientras que la guitarra y la percusión peruana aportaban tintes vigorosos y cambiantes.
Luego, Eris Puentes hizo su entrada para interpretar algunos temas de música clásica en acordeón. Así es cómo las Cuatro Estaciones de Vivaldi resonaron para el gusto de todos los espectadores con un tono inédito y vibrante.
Los Ahijados del Vallenato interpretaron músicas del folclor regional con una energía imparable e hicieron una transición acertada antes de que Mauro Mariani, el invitado de Italia, impresionara a todos con un vallenato animado y sin complejos, inspirado en los temas tradicionales de la tierra vallenata.
Así es cómo se desarrolló un intercambio fructífero entre artistas que comparten la misma pasión: las músicas de acordeón.
0 Comentarios
Le puede interesar
Llegó el tiempo de la reconquista cultural a la Tierra de Cantores
Ya se nota en la floresta un ambiente de alegría, aunque ya no se escuche el rumor del Ranchería, dado que más arriba de Fonseca s...
Después de enero, la canción que nos recuerda los retos y desafíos de un nuevo año
En una tarde cuando el año 2024 daba la bienvenida, el compositor Rosendo Romero Ospino se sentó a contar la historia de otra de ...
Un festival vallenato en el que todos los años Dios es el rey
Han sido días intensos. Miles de personas tienen puestos sus ojos en Valledupar, ciudad a la que su esencia musical le ha dado el no...
José Carranza: el juglar piñonero
"¡Ay! Praga, Praga... Praga, donde el amor naufraga, en un acordeón" (Joaquín Sabina, cantautor español) Según el neurocient...
Recordando a Wicho Sánchez, el vallenato que se volvió universal sin tantos perendengues
El barrio Cañaguate de Valledupar conoce tanto a Wicho Sánchez. Parecen haber crecido juntos en sus patios conversadores. Ahí vi...