Música y folclor
Leandro Díaz y las mujeres de sus canciones
Muchas de las canciones de Leandro Díaz nacieron en esos momentos en los que el deseo se desborda y el amor parece ser lo único que cuenta.
La Diosa Coronada, por ejemplo, surgió en esos instantes de enamoramiento en los que perseguía a una muchacha. Sin embargo, ella no le prestaba atención porque era ciego y pobre.
“Ella se creía superior y, además, era ganadera –manifiesta el artista con un tono filosófico–. Pensé, bueno, y esa señora se cree una Diosa… Pero definitivamente, esta música me dio mucha fuerza”.
La música de Leandro es el vivo reflejo de sus experiencias personales y del deseo de amar. Su obra se estriba de un sentimiento inagotable por conocer y experimentar. Su invidencia no le limitó en ningún momento y, llamado por los latidos de su corazón de poeta, cantó a las mujeres y plasmó su picardía en esos versos que nos deja para la eternidad.
Matilde es otra de esas mujeres que encendieron la imaginación del artista y le condujeron a la composición más pura. Ella fue una amiga a la que Leandro quiso conquistar, pero el hecho de que estuviera casada lo obligó a desistir de ese esfuerzo.
Cuando Leandro se enteró de que el marido se había ido, no perdió un solo instante y se fue a visitarla. El encuentro tuvo lugar pero la relación no prosperó. Entonces, el compositor se quedó con los mejores recuerdos, las sensaciones, y compuso uno de los temas más conocidos del vallenato: Matilde Liná.
Su letra expone unas de las imágenes más fastuosas del universo vallenato y denota la extraordinaria capacidad de composición de Leandro Díaz. Sus versos no sólo integran a la protagonista que arriba comentamos sino que también incorporan un paisaje que se mueve y que el compositor nunca ha visto:
“Es elegante, todos la admiran
y en su tierra tiene fama.
Cuando Matilde camina
Hasta sonríe la sabana...”
La única mujer que Leandro Díaz nunca mencionó en sus canciones fue Elenita Clementina Ramos: el amor de su vida. Su mujer. Un amor estable construido sobre la comprensión y el diálogo. Con ella tuvo 11 hijos. Era morena, sandiegana y muy querida en su pueblo.
Leandro conoció primero a la hermana, Corina, de quien se enamoró enseguida. Pero como ya estaba comprometida, trató de enamorar a otra mujer de esa misma familia. Su mejor amigo, Reinaldo, era uno de los hermanos y le ayudó en ese intento. Así es cómo acabó siendo novio de Elena.
“Afortunadamente viví con ella cincuenta años –comenta el artista–. Nos comprendimos tanto… Cuando ella me decía algo yo la atendía y, cuando le decía algo a ella, ella me atendía”.
Leandro no le hizo ninguna canción para que no dijera que la había enamorado como a las demás mujeres, simplemente con músicas de amor. “La enamoré con conversaciones”, explica Leandro.
PanoramaCultural.com.co
2 Comentarios
Si quieren profundizar más sobre la vida de Leandro Díaz, les recomiendo el libro Leandro de Alonso Sánchez Baute. Narra de una manera muy bella y completa la vida del juglar.
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