Música y folclor
El papel de Juan Formell en la renovación de la charanga y la Salsa
Algunos de los cambios más relevantes de la música popular cubana se produjeron en la Orquesta de Elio Revé como resultado de las creaciones, orquestaciones e interpretaciones de Juan Formell, que en aquel momento era el bajista de la orquesta.
Sobre un repertorio que descansaba en el son y sus variantes –el changüí era de las especies soneras la más común en esta agrupación- comenzaron a realizarse las transformaciones. Hacia 1967, Juan Formell incorporó nuevos instrumentos y nuevos conceptos de orquestación: añadió la guitarra eléctrica, la organeta, sustituyó la flauta de cinco llaves por la de sistema, amplificó el violonchelo y los violines y colocó a estos últimos en un primer plano más rítmico que melódico y, sobre todo, imprimió un relieve mayor a las combinaciones rítmicas y acentos a cargo del bajo, el piano y el resto de los instrumentos de la agrupación. Además, sustituyó el tradicional coro al unísono por la elaboración a varias voces, como era común en los cuartetos. Este compositor e intérprete ya poseía popularidad en aquel momento tanto por la creación de canciones como por su música bailable. Como integrante de la Orquesta Revé sus obras fusionaron los ritmos tradicionales del changüí, del chachachá, del son y del bolero con las entonaciones llegadas desde el extranjero. Muchas de sus piezas se difundieron como changüí-shake, bolero-beat o changüí-ye-yé. Entre las obras que mostraron estas influencias figuraron los changüí-shake El martes y Qué bolá que bolón, además del changüí Yuya Martínez.
Los éxitos alcanzados y el incremento de sus aportes le condujeron a la fundación en 1969 de la orquesta Los Van Van, donde persistieron las transformaciones tímbricas y la interacción e influencias de las tradiciones cubanas con la música internacional en particular con el rock, los Beatles y la música brasileña, según señalaba el propio compositor. A los aportes de Formell se sumaron primero los del percusionista Blas Egües y después, de forma decisiva, los del también percusionista José Luis Quintana “Changuito” (1948), quien en la batería combinaba lo que denominaba ritmos modernos con los toques de la música cubana de antecedente africano, todo fuertemente interconectado con el modelo de ejecución del bajo de Juan Formell.
Como parte de la dinámica habitual en esta esfera de la música popular se produjo una vez más la “aparición de un nuevo ritmo”. Con el nombre de Songo se clasificaron obras del repertorio que llevaron la firma y la orquestación de Formell. Te traigo, Chirrín chirrán y Aquí se enciende la candela son hoy obras antológicas por lo que significaron en la renovación de lo bailable y por la aceptación que tuvieron entre los bailadores.
Los aportes continuaron -y aún continúan- en la orquesta Los Van Van con la introducción de tres trombones, sintetizadores, teclados, saxofón sintetizado y violines eléctricos conocidos por violines z. La renovación en el formato instrumental de la charanga asume su mayor relevancia por el dominio conceptual de Formell para apropiarse de la sonoridad de instrumentos que han surgido en otros contextos musicales, en función de enriquecer la cubanía de su orquesta.
Victoria Eli Rodríguez
Acerca de esta publicación: El artículo publicado bajo el título “ El papel de Juan Formell en la renovación de la Charanga y la Salsa ”, de Victoria Eli Rodríguez, corresponde a un capítulo del ensayo académico “ La música bailable de Cuba: del son a la timba ¿ruptura o continuidad? ” de la autora mencionada.
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