Música y folclor
Dejuepuchas, sembrando fusiones musicales en Valledupar
Vinieron de la capital con algo distinto. Algo de ellos. Algo que nace del corazón. Así lo anunciaron los deejays del grupo Dejuepucha en la Alianza Francesa de Valledupar y el sonido que manó de los parlantes no los contradijo.
Ubicados detrás de sus platinas y bajo un cielo de luces fluorescentes, los artistas que conforman esta agrupación inusual parecían extraterrestres venidos de un lugar desconocido y más en una ciudad donde el sonido de los acordeones impera.
La propuesta se hilvanó de manera progresiva con un inicio electrónico lento y tímido. Los vallenatos asistieron a la muestra de los deejays con un silencio devoto y observador, mientras que algunos curiosos se acercaban a la escena para tomar fotos: tomar una foto de unos extraterrestres en plena acción es un placer que ningún fotógrafo puede perderse.
Pero de repente, y entre aplausos dispersos del público, el leader del grupo habló del concepto que había detrás de estos sonidos y coloridos psicodélicos: el deseo de crear nuevos ritmos, llegar a otras esferas, sentir el contacto del público, compartir con otros músicos y promover encuentros del corazón.
Entonces, el público entendió. Sí, entendió que estaba ante un grupo atípico que, detrás de esa maquinaria aparatosa, se escondía una fábrica de fusiones insólitas, a veces incomprensibles, y que más que todo, a estos artistas los mueven las ganas de conocer gente, culturas y experiencias a lo largo y ancho del país.
La música de Dejuepuchas se hizo cada vez más atractiva y, sobre todo, cuando entraron en acción los músicos acompañantes. Músicos auténticos y locales que se incorporaron con brío en la atmósfera creada por los Deejays.
Primero intervino el saxofonista Yair López con una melodía etérea y relajante. Fue en un momento en el que la música electrónica seguía todavía algo indefinida y eso le dio más mérito porque supo encontrar el arranque idóneo.
A continuación aparecieron la cantante Lía Paulette con una voz espléndida que aportó profundidad a la interpretación, el guitarrista Hanz con su estilo elegante y apasionado, el acordeonero Juank Ricardo y su excelencia musical, y la energía extraordinaria del baterista William Lacera.
Todo fue un espectáculo visual en el que los colores sirvieron de preámbulo para anunciar una gran fusión. Entre los ritmos que más destacaron están, sin lugar a dudas, los latinos (merengue, cumbia, salsa) que permitieron ciertas mezclas arriesgadas e incluso que algunas personas del público rompieran el protocolo y salieran a improvisar un baile.
De esta manera, el grupo Dejuepuchas quedará en las memorias como los promovedores de una música sin fronteras y de encuentros inolvidables entre músicos de gran recorrido. ¡Nada mejor en un escenario!
0 Comentarios
Le puede interesar
Cuando se logra una armonía entre la música y la amistad
‘Café Expresso’ es el resultado de un genuino deseo de ofrecer al mundo un producto musical y cultural versátil y de una amista...
¡Tijito siempre es Tijito!
Eran las cinco de la tarde, aquella vez en 1968, cuando Valledupar se estrenaba como capital del naciente Departamento del Cesar. Mi in...
Los juglares vallenatos
La idea que construye la figura del Juglar en la música vallenata es difícil de definir pues se debate, como la mayoría de los t...
¿Influye la música en la forma como nos comportamos?
La música supone un ejercicio de poder, uno que es sutil, inverosímil y hasta mágico. Hay quienes dicen que es capaz de desperta...
Samuel Antonio Martínez Muñoz, Samuelito: el juglar de La Loma
"La música es un arma en la guerra contra la infelicidad": Jason Mraz (guitarrista, cantante y compositor estadounidense). Los ju...