Música y folclor

Noel Petro: ni tan burro, ni tan mocho

Hernán Duley De La Ossa

15/09/2022 - 05:10

 

Noel Petro: ni tan burro, ni tan mocho
El cantante Noel Petro, también conocido como El burro mocho / Foto: archivo El Tiempo

 

Un salto frenético que lo caracteriza se divisa y un rebuznar alegre se escucha muy a lo lejos cada diciembre que llega, acompañado del grito victorioso que estudiantes, profesionales que deambulan en el anonimato y cualquier persona que pisa la faz de la tierra quisiera gritar “¡mamá, estoy triunfando!”.

Millones de personas en todas las latitudes hemos bailado y cantado sus canciones que llevan impregnadas el sello característico de un sinuano que se internacionalizó con su entrecortado y peculiar modo de cantar. Nació un diez y seis de marzo de mil novecientos treinta y siete en Cereté –Córdoba, un hombre que las circunstancias jocosas del diario vivir húmedo y caluroso del Sinú le dieron el remoquete con el que hoy se conoce, “el burro mocho”.

Noel Esteban Petro Henríquez (su nombre de pila) es un torero al que la vida le cambió de tercio cuando dejó los capotes, muletas y estoques para tomar el requinto y proliferar la felicidad como mensaje inerte en sus canciones. Un diestro que decidió enfrentarse al “monstruo de las mil cabezas” como lo llamaba el matador de toros “Pepe” Cáceres (al que también homenajeó en una de sus canciones) no en el cetrino ruedo frente a un burel de casta, sino en las maderozas tarimas tan codiciadas por los artistas de la época. Un benemérito hombre que le cantó a sus desgracias tanto como a sus amores posibles e imposibles, a las flores, al arte de torear, a la tierra que lo engendró y a si mismo.

El mérito y reconocimiento que merece deviene no solo de su fiel intención de ser artista connotado en Colombia y el mundo, sino también de su capacidad innovadora que desorbitó a los más ortodoxos consumidores de música tropical. Con “el burro mocho”, el punteo experimentó un aire fresco y pegajoso que exhorta a bailar de la manera más amena posible. Esto solo se le ocurre a un intrépido costeño que tuvo la necesidad de marcar un hito musical en nuestro país. Nunca bien ponderado en la actualidad, desplazado por los bulliciosos sonidos sintéticos de las maquinas maniobradas por facilistas manos, Noel Petro sigue siendo genio y figura.

Ni tan burro, ni tan mocho es este hombre que ejecuta con maestría un instrumento al que hizo suyo y que escribe las letras que siguen dando vueltas en el tocadiscos de la memoria para alcanzar la gloria inmarcesible. Cabeza de hacha, azucena, Montería bonita, me voy pal salto y la araña, entre otros números musicales propios y ajenos hicieron grande su figura desde su génesis hasta la actualidad y las postrimerías. Vehementemente me atrevo a afirmar que diciembre no es el mismo si entre natillas, buñuelos, en las salas de las casas rica o pobres no se goza con la música de este pintoresco personaje.

Lleno de poesía, entonación y un color de voz peculiar, “El burro mocho” se ganó el cariño y la admiración del mundo entero. Sigue toreando cuando danza histriónicamente por la tarima, le hace exóticos quites al olvido y estoquea en todo lo alto y con habilidad a la desgracia con el arte de su música interpretada con su sonoro requinto.

 

Hernán Duley De La Ossa Benítez

Sobre el autor

Hernán De La Ossa Benítez

Hernán De La Ossa Benítez

La bitácora del naufrago

Hernán Duley De La Ossa Benítez, nacido en Sincé, departamento de Sucre el 7 de agosto del 2000. Actual estudiante de la facultad de Ciencias jurídicas de la Universidad del Sinú, sede Montería. Escritor por vocación desde sus primeros años. Autor del libro “¿A dónde van las gaviotas?”, publicado por la editorial Torcaza en 2021. Asiduo lector de prensa, literatura contemporánea y amante de la poesía clásica. Poeta y columnista, refiere en sus líneas inquietudes sociales y exalta la cultura de la región sabanera con un ambiente raizal y espontáneo, sencillo y atrapante para el lector. Cursó bachillerato en el Liceo Panamericano campestre de la ciudad de Sincelejo, donde reafirmó su vocación de escritor.

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

Las bandas de viento de Pedraza, Magdalena

Las bandas de viento de Pedraza, Magdalena

Cuando Rafael Medina Rodríguez regresó a Pedraza, Magdalena, a principios de siglo XX, se hizo acompañar de una banda de viento, la ...

Cantautoras de música vallenata: explorando el cuerpo femenino desde lo femenino (Segunda parte)

Cantautoras de música vallenata: explorando el cuerpo femenino desde lo femenino (Segunda parte)

  Puede leer la primera parte (dedicada a la historia del Vallenato y la presencia de las mujeres cantautoras) en este enlace.   E...

El legado de Consuelo Araujonoguera sigue en pie, así como vivió

El legado de Consuelo Araujonoguera sigue en pie, así como vivió

  En medio de los recuerdos impregnados alrededor de la música de acordeón, caja, guacharaca, versos y cantos arropados con amplias...

La permanencia del Vallenato y sus visiones apocalípticas

La permanencia del Vallenato y sus visiones apocalípticas

  A pocos días de iniciar el Festival vallenato en su número 56, en Valledupar y en todo el ámbito donde es noticia esta música, ...

La experimentación como estrategia de marketing en la música costeña de Colombia

La experimentación como estrategia de marketing en la música costeña de Colombia

  Richard Middleton decía que la definición que se le había dado antes a la música popular (o sea, lo que hoy conocemos como sals...

Lo más leído

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados