Música y folclor
El legado de la Cacica
Consuelo Araujo Noguera se fue al más allá aun sin haber vislumbrado el alcance de sus palabras y su incansable empeño por hacer del vallenato un género mundialmente conocido, pero también sin ver cómo, en el nuevo siglo, ese que a duras penas la vio un par de años, la poesía por la que tanto luchó y defendió con su alma vida y corazón, se va degradando casi llegando a su mínima expresión.
El ocaso del siglo veinte se llevó consigo la más impecable labor de una mujer que dio su vida y centró su obra hacia el género vallenato, ese mismo que machista, retrogrado y desplazado, emergía de la penumbra poco a poco desde los patios de la vieja Valledupar, hasta las plazas y escenarios mundiales a la luz del universo. Quienes conocieron a este verdadero prócer de la independencia musical, cuentan que era una mujer de armas tomadas, que nunca aceptaba un no por respuesta, que su única defensa era el amor por su tierra, su gente y sus costumbres, que logró contagiar a todo Colombia luego de su intempestiva salida a los medios. Tal vez estas comedidas líneas se queden cortas si es que se quiere hablar de la figura connotada de “la cacica”, por lo tanto, es un despropósito intentar evocar su memoria sin detenerse en hablar de su legado.
De una familia tradicional valduparense, Consuelo nació por y para el vallenato, codeándose en el pequeño Valledupar, con los aun anónimos compositores que soñaban con ser la revelación del mundo. En eso terminaron por convertirse, entre otras cosas, gracias a “La Cacica”, los versos de Rafael Escalona, Gustavo Gutiérrez y Fredy Molina, que empezaron a ser conocidos en toda la Provincia de Padilla, al mismo tiempo en que se iba volviendo una realidad el género en la sociedad vallenata, de la mano con la creación de un festival como homenaje al único protagonista del género vallenato, el acordeón, que hoy por hoy figura entre los eventos más concurridos del país.
El hecho de relatar historias vallenatas en los periódicos y radios nacionales y de llevar siempre en sus hombros una mochila arahuaca como símbolo de la raza india Guajira, fue toda una proeza, máxime cuando tenía que enfrentarse a la hermética y conservadora sociedad bogotana. Nadie ha estudiado y contribuido a la historia, a la transformación y consolidación de la música de Francisco Moscote “El hombre”, como lo hizo la novia del valle. Consuelo dejó el vallenato en su puesto, le dio vida y le forjó sus alas para que luego de su muerte siguiera trascendiendo como hoy.
Nuestra “Juana de arco” criolla, dio su vida por la consigna de la unidad y la inclusión en el género y en el país, dejando las puertas abiertas para las próximas generaciones. Sus letras, palabras, mensajes e ideales aún siguen vigentes como un lirio encendido en las memorias de los que amamos este folclore.
Hernán de La Ossa
Sobre el autor
Hernán De La Ossa Benítez
La bitácora del naufrago
Hernán Duley De La Ossa Benítez, nacido en Sincé, departamento de Sucre el 7 de agosto del 2000. Actual estudiante de la facultad de Ciencias jurídicas de la Universidad del Sinú, sede Montería. Escritor por vocación desde sus primeros años. Autor del libro “¿A dónde van las gaviotas?”, publicado por la editorial Torcaza en 2021. Asiduo lector de prensa, literatura contemporánea y amante de la poesía clásica. Poeta y columnista, refiere en sus líneas inquietudes sociales y exalta la cultura de la región sabanera con un ambiente raizal y espontáneo, sencillo y atrapante para el lector. Cursó bachillerato en el Liceo Panamericano campestre de la ciudad de Sincelejo, donde reafirmó su vocación de escritor.
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