Ocio y sociedad
Mil y un significados de "hijueputa"
Antes de que don Juan Gossaín publicara su famosa crónica ‘¡Hideputa!’ el 27 de diciembre del 2011 en El Tiempo, yo creía que esa palabrota era propiedad exclusiva de la plebe, censurada en los medios de comunicación de sangre y tinta azules.
En ese entonces el departamento de Bolívar soportó devastador invierno y, como ocurre siempre, multitud de familias humildes lo perdieron todo, incluso la esperanza.
Casi al final de su mandato, el gobernador Libardo Simancas (2003-2007) adquirió doce mil raciones de víveres y medicamentos, pero no alcanzó a entregarlos y Joaco Berrío, su efímero sucesor, objetó aquella compra tildándola de fraudulenta hasta cuando, después de cuatro largos años, un juez ordenó su reparto, pero ya estaban vencidos, devorados por cucarachas y ratones.
Entonces la Gobernación no solo canceló los $4.000 millones de los víveres con sus altísimos intereses moratorios, también el bodegaje e incineración sin que los damnificados aprovecharan un solo grano de arroz y ni un sorbo de Pedialyte.
En ese instante, visiblemente indignado, don Juan no encontró una expresión civilizada que remplazara la ira de Dios, por lo que a nombre de todos mortales gritó a los autores del miserable crimen: “¡Hideputas!”.
Hoy estamos amenazados no por el crudo invierno, sino por el mortífero virus y el apetito insaciable de honorables ciudadanos, viudos del poder, quienes sueñan con la destitución del alcalde, importándole un comino el futuro de Cartagena, argumentando que Dau Chamat los agravió en materia grave cuando, emulando a Gossaín frente a los mercaditos incinerados, gritó: “¡Hijueputas!”.
Pasada la calentura, es preciso poner la lupa sobre esa palabreja que la Real Academia de la Lengua Española autorizó su uso, pero no su abuso desde tiempos inmemoriales tanto en España como en Hispanoamérica, advirtiendo que en la Región Caribe adquirió mil y un significados, dependiendo de las circunstancias y la cabeza caliente.
De su forma primitiva: ‘Hijo de puta’, que ofendía a la inocente madre, pasó a significar: mala persona, judas, despiadado, perverso, sinvergüenza, miserable, entre muchos otros sinónimos, abreviados en sonoros y punzantes “hijueputa, hijuemadre, Jue’puta, hideputa”.
La expresión inicial motivó serios pleitos personales y legales, pero hoy las cosas han cambiado: la justicia eliminó el veneno original y prefiere evaluar las circunstancias que rodearon esa expresión fruto, casi siempre, de situaciones vergonzosas o desesperadas, incluyendo el insólito juicio caribe que dejaría perplejo al más versado Procurador: “Tu madre es una santa, pero tú eres un triplehijueputa”.
Henry Vergara Sagbini
Sobre el autor
Henry Vergara Sagbini
Rocinante de papel
Profesor y médico. La columna “Rocinante de papel” es una mirada entrañable a la historia y geografía del Caribe, y en especial de Cartagena (ciudad donde reside el autor).
0 Comentarios
Le puede interesar
La vallenata reina del arbitraje de tenis de mesa a nivel mundial
Poco se sabe del tenis de mesa en Valledupar pero es en esta ciudad donde nació y reside la primera árbitro colombiana avalada con ...
Edgardo Mendoza, bajo el chorro
El periodista y abogado Edgardo Mendoza es el autor de ‘Tiro de chorro’, una columna de actualidad, llena de guiños y confidencias...
La primera reunión de ONU Mujeres para América Latina
La primera reunión del grupo de asesores de ONU mujeres en la región del Caribe y Latinoamérica tuvo lugar a finales de octubre en P...
Historias de amores: Dalí y Gala
Elena Dimitrievna Diakonova era una rusa nacida a fines del siglo XIX que viajó a una clínica en Suiza para curarse de tuberculos...
Un preámbulo de lujo para el Festival Vallenato
El Festival no ha comenzado oficialmente pero ya se siente la exaltación y el interés causado por el vallenato. Una prueba es el magn...