Opinión
Las categorías de acordeoneros de hoy
En la magistral obra “Vallenato, hombre y canto” del Doctor Ciro Quiroz Otero se cita al Padre Enrique Pérez Arbeláez, quien hizo una clasificación de los acordeoneros en tres grandes grupos: los jornaleros que adquirían los acordeones con el ahorro de sus jornales y de ninguna manera con el ánimo de obtener beneficios económicos, sino de alegrar y distraer a sus compañeros de faena; un segundo grupo compuesto por músicos de profesión que alternaban el trabajo material con toques y parrandas los fines de semana, y, por último, una tercera categoría integrada por los vende-música quienes eran carentes de originalidad, normalmente grandes imitadores y escasos de imaginación.
Quienes adquieren hoy un acordeón con el propósito de aprender a tocarlo, lo más probable es que terminen en uno de los siguientes grupos:
(1) Aquellos que, no obstante tener definida una profesión y un camino laboral, quieren alegrar a sus familiares y amigos en reuniones sociales, pero no desean, ni procuran perfeccionar su interpretación, porque a esa actividad suelen darle el carácter de hobby.
(2) Quienes anhelan convertirse en músicos de profesión y desde muy pequeños adquieren el instrumento poniéndole todo el empeño y dedicación, pero que, por razones diversas como la suerte, no llegan a adquirir fama ni triunfos importantes, pero sí logran hacer de ese arte una manera de ganarse la vida, tocan en bailes, parrandas y obtienen su sustento y el de su familia de esa actividad; a estos casi siempre les toca incursionar en algún otro oficio para sobrevivir.
(3) También tenemos un bloque de músicos que inician muy jóvenes esas lides, aprenden a interpretar el instrumento con gran destreza, adquieren las habilidades y experticia para enfrentarse en franca lid a otros contrincantes en festivales y concursos, logran grabar y en ocasiones hasta hacer popular algunos temas; sin embargo nunca alcanzan a cotizarse lo suficiente para estar entre los preferidos por las disqueras y cantantes del primer nivel; estos también logran vivir de la música, pero les toca, como a los anteriores, compensar con otra actividad lo necesario para sacar adelante un hogar.
(4) Por último, tenemos aquellos a quienes todos los astros se les alinean de tal manera que logran a veces en muy corto tiempo llegar a la cima del éxito, la fama y, por supuesto, la riqueza; claro hay que decirlo, es el grupo minoritario, y estos también corren con el riego de una bonanza efímera.
Jorge Nain Ruiz
@JorgeNainRuiz
Sobre el autor
Jorge Nain Ruiz
Vallenateando
Jorge Nain Ruíz. Abogado. Especializado en derecho Administrativo, enamorado del folclor Vallenato, cantautor del mismo. Esta columna busca acercarnos a una visión didáctica sobre la cultura, el folclore y especialmente la música vallenata. Ponemos un granito de arena para que la música más hermosa del mundo pueda ser analizada, estudiada y comprendida.
0 Comentarios
Le puede interesar
Los trofeos del profesor Armenta
Quizá la mayor restricción epidemiológica dada para cualquier mortal en la presente y vigente (valga la redundancia) pandemia, h...
Nobsa, la capital vallenata de Boyacá
Un pueblo rodeado de cerros, con un clima promedio de unos diez grados centígrados de temperatura, donde por sus calles camina g...
Urge un Cesar productivamente diverso
Sea lo primero decir que no soy ni economista ni especialista en temas de productividad, sólo veo viable abordar este tipo de te...
Lo mejor del año que pasó (Parte III)
Para cumplirles con la serie de artículos sobre lo mejor del año, me permito presentarles las canciones nominadas como las más sonad...
Corran, naden, vuelen, sálvense
Ahí vas caballito que cabalgas con tu carreta llena de ramas del árbol que fue cortado, y tú, caballito que corres porque el ani...