Opinión

Un curioso modelo de país

Diógenes Armando Pino Ávila

15/05/2014 - 12:05

 

Alvaro Uribe / Foto: La silla vacíaDel 7 de agosto de 2002 al 7 de agosto de 2010, el uribismo nos vendió un modelo de país basado en la fuerza y el sometimiento. Estos vendedores de ilusiones nos hicieron ver que Colombia sería el mejor país del mundo si dedicaba su presupuesto a la guerra. Hubo más militares, más policías, más armamento, más recompensas. Se inició una lucha frontal contra las guerrillas que asolaban la mayor parte del territorio nacional y desangraban las regiones con muerte, secuestro, extorsiones y constreñimiento, la situación era delicada.

En este interregno, algunas fuerzas oscuras de la derecha y la ultraderecha aunaron esfuerzos, y en asocio con el gobierno, buscaron la cura para los males de la violencia que nos aquejaba y siguieron el ejemplo de la ciencia, aquella que utiliza el mismo veneno de la víbora para contrarrestar los efectos mortíferos de su mordedura. Alentaron las Autodefensas, es decir un engendro de la violencia para acabar la violencia guerrillera. Un mal curando otro mal, tamaña experiencia tenía que salir mal, hubo masacres, muertes selectivas, extorsión, secuestros, violaciones, desplazamientos, despojo de tierras, constreñimientos y otra gran cantidad de males físicos y morales, producto de esta caja de pandora que se acababa de abrir.

En el recrudecimiento del conflicto se les ocurrió dar incentivos a las fuerzas armadas por cada baja que le hicieran al enemigo y el gobierno de entonces exaltaba y condecoraba a los mandos militares, por cada cabeza de guerrillero que llevaran a los pies del que fungía como presidente de la república y que sufría el síndrome de Salomé (La joven hija de Herodias que recibió en una bandeja la cabeza de San Juan Bautista).

Este incentivo hizo que los generales de la república auparan a los mandos medios y estos a los soldados para dar de baja a guerrilleros y auxiliadores de la guerrilla, pero como los guerrilleros no estaban a la vuelta de la cuadra, entonces se inventaron desde arriba “los falsos positivos”, eufemismo con que la prensa llamó a los ajusticiamientos extrajudiciales de jóvenes humildes que nada tenían que ver con el conflicto. Las estadísticas de victorias de las fuerzas armadas colombianas sobre las guerrillas subieron vertiginosamente.

Luego vinieron las desmovilizaciones de la guerrilla, las cuales fueron publicitadas en todos los medios de comunicación del país y aplaudidas por la clase política y económica colombiana, al final resultó, ser también, un engaño y un fraude. Después vino el sometimiento y entrega de los paramilitares, estos se concentraron en Ralito, ese imperio del mal que tenía sus leyes y autoridades propias y a las cuales se sometía la clase dirigente del país. Los jefes paramilitares decidieron, ellos mismos, encarcelarse para delinquir desde las cárceles y pagar solo 8 años de prisión. Cuando el gobierno no pudo tapar la criminalidad que estos jefes ordenaban desde sus sitios de reclusión decide en acuerdo con el gobierno de U.S.A. enviarlos extraditados a territorio gringo.

Tanto la guerrilla como las autodefensas no fueron exterminadas, subsistieron a la política de “seguridad democrática” y ante esa realidad el gobierno de Uribe las aniquila eufemísticamente, decide llamarlas “narco guerrillas” y a los otros “bacrim” y con esto cumplió su cometido, las guerrillas y las autodefensas dejaron de existir, pues en la lógica perversa de ese gobierno, cambiándoles el nombre se aniquilaban. Siguen existiendo guerrilla y paramilitares, sigue existiendo violencia, muerte, destrucción, desplazamiento, secuestro, extorsiones despojo de propiedades rurales, en fin, Colombia sigue lo mismo, pues Uribe resultó ser un fracaso como lo fue su tan cacareada “seguridad democrática”

Ahora que el gobierno Santos avanza en la dirección correcta negociando un acuerdo de paz con la guerrilla, vuelve a la política el “Uribe Machoman” para atravesarle el palo a la rueda de la paz, disparando como francotirador avezado sus balas venenosas de Twitter y amplificadas en los medios de comunicación.

Hoy en día, en plena campaña electoral, el nuevo Uribe, el “Uribe Pastorcito Mentiroso”, intenta tapar el escándalo del hacker y las chuzadas ilegales y sale sosteniendo en forma perversa que JJ Rendón donó a la campaña de Santos dos millones de dólares que los narcos habían pagado por un plan de sometimiento a la justicia. Nadie le cree, menos el Fiscal de la Nación que le llama a declarar y en un arrebato de soberbia huérfana del poder de antaño, se niega a asistir por lo que la Fiscalía, actuando en derecho, le obliga, él se ve acorralado, asiste pero no lleva pruebas, no las tiene, y recusa al Fiscal, exige que no sea quien le investigue, quiere que sea el Procurador Ordóñes quien lo haga. Y es aquí donde perfila a un nuevo modelo de país, un país utópico donde el ciudadano puede escoger qué fiscal lo investigue, cuál juez lo juzgue, qué condena le puedan imponer, en qué cárcel lo pueden recluir, qué policía lo puede conducir. ¡Sabroso… no!

Creo sinceramente que “Uribe Pastorcito Mentiroso” en esta campaña política quiso destapar un elefante pero le salió ¡Tremendo culebrononón!

 

Diógenes Armando Pino Ávila


Sobre el autor

Diógenes Armando Pino Ávila

Diógenes Armando Pino Ávila

Caletreando

Diógenes Armando Pino Ávila (San Miguel de las Palmas de Tamalameque, Colombia. 1953). Lic. Comercio y contaduría U. Mariana de Pasto convenio con Universidad San Buenaventura de Medellín. Especialista en Administración del Sistema escolar Universidad de Santander orgullosamente egresado de la Normal Piloto de Bolívar de Cartagena. Publicaciones: La Tambora, Universo mágico (folclor), Agua de tinaja (cuentos), Tamalameque Historia y leyenda (Historia, oralidad y tradición).

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