Opinión
Segundo tiempo. Final, final, no va más…
Llega el día en que, inexorablemente, el ciudadano colombiano, con el convencimiento que está participando en un juego político popular, designará al ganador del solio de Bolívar por otros cuatro años, así medien otras opciones que en nada sirven para dar un vuelco al sistema, votar en blanco o no votar tienen el mismo efecto, rechazar los candidatos pero no sustraerse a vivir y disfrutar del régimen demócrata.
Se juega a preferir, la propuesta del candidato-presidente nutrida por la corrupción electoral a nivel Institucional y el discurso aventurero de promesa de pacificación, concertado con los más crueles y cínicos ofensores del pueblo, contra la de realizar programas favorecedores de la educación, seguridad, sistema de salud y de concertación de la misma Paz condicionando a los criminales.
Los dos candidatos tomaron leche en el mismo plato por 8 años, por tanto, la plataforma económica y general de desarrollo, no difiere más que en el cumplimiento de esas metas. En 4 años, Santos desencantó el sueño continuista del 2010, enfiló hacia el esquema especulativo del momento, creyendo en veladas tertulias con facinerosos y fracasados comunistas, mientras el lastre que carga OIZ, proviene de la aplicación autoritaria de un modelo neo-populista que incluyó furibundas prácticas contra inocentes y la fecundación de una cultura de maquinaciones encubiertas y corruptela selectiva, desde el mismo gobierno en que ambos participaron.
Nunca antes en la historia electoral de Colombia, un candidato-presidente se ganó el insulto, descrédito y burla junto a sus populacheros lisonjeros, por incoherencia, farsas y bufonadas en público, por las quiméricas promesas a un pueblo hastiado de insultos e irrespetos, el mismo que pretende engañar presentándole postreros acuerdos emergentes, ilusorios de tranquilidad nacional.
La disyuntiva de elegir, se admite desde la perspectiva de la polarización, quienes gustan del discurso que conlleva a compromisos por ejecutar y sometimiento a la paz, mientras el otro alardea que hizo lo que no hizo y dará gratis a quienes le acompañen, éste mundo y el otro, junto con libretas para que el hambre justifique la firma y acuerdo con proscritos, que no serán los que honren tratado alguno participando en labores sociales.
Quien resulte elegido tendrá que enfrentar un próximo periodo de ingobernabilidad institucional por la profunda crisis interna extensible al exterior, generada desde la insolvencia fiscal para tributar compromisos y pactos hechos por el mandatario, que no sabrá de donde sacar mermelada para seguir endulzando a sus zalameros aduladores y el otro en su lugar, tendrá que coaccionar y exprimir bolsillos para superar el estigma que arrastra sustentado en escándalos y fisgoneos a la sombra.
La confrontación se avecina con gremios, instituciones, estudiantes, obreros, campesinos y el pueblo en general, que protestarán y se indignarán por el incumplimiento en que ambos candidatos están condenados a expiar, producto de espejismos y entelequias creadas y transmitidas por ésta campaña, sucia e insultante que se aprovechó de la ingenuidad y ambición de unos y otros.
Con el resultado del domingo 15 de junio se cumple el deber pero no se resolverán los problemas colombianos. Las FARC prolongarán la payasada, mientras los problemas de desempleo, educación, salud, justicia, narcotráfico, delincuencia, desarrollo económico y social, seguirán a la espera de una real acción gubernamental que mengüe sus efectos.
El lunes ya no tendrá tanta importancia, quedarán pendientes resquemores y principiarán los sobresaltos de la odiosa polarización, Claras y Martas Lucias exigirán les cumplan y la población absorta e ilusionada nuevamente en que la selección de futbol sin Falcao será campeona mundial.
Vote bien…
Alfonso Suárez Arias
@SuarezAlfonso
Sobre el autor
Alfonso Suárez Arias
Aguijón social
Alfonso Suárez Arias (Charalá, 1956). Abogado en formación (Fundación Universitaria del Área Andina en Valledupar). Suscrito a la investigación y análisis de problemas sociológicos y jurídicos. Sus escritos pretenden generar crítica y análisis en el lector sobre temas muy habituales relacionados con la dinámica social, el entendimiento del Derecho y la participación del individuo en la Política como condicionamiento para el desarrollo integral.
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