Opinión
¿Nueva ideología sexual?
«La Revolución Sexual Global encamina a la destrucción de la libertad en nombre de la libertad» G. Kuby, socióloga contemporánea
La sociedad tiene por sí misma una dinámica evolutiva que va marcando derroteros en la escala del tiempo, situaciones que acentuadamente en cada época complementan el desarrollo del ser humano y le encasilla en ciertos parámetros, sin estar escritos o reglados por el Estado pero de aceptación generalizada.
Nunca en la historia de la humanidad, se había llegado a disponer de un culto orientado a modificar el comportamiento sexual de los individuos, tan agresivo y descaradamente como en estos tiempos. A tal punto de llegar a Influenciar desde la primera infancia, con políticas educativas incluso patrocinadas por el Estado, para que acepten en su mente, que el ser humano indiferente de su anatomía puede variar su condición sexual.
A pesar de testimoniar por la década del 60, movimientos culturales globales, las pretensiones se limitaban a respetar el género y no ir más allá del concepto de masculinidad y feminidad que hasta entonces portaba la humanidad. Así las desviaciones se expusieran en los contextos sociales, se mantenían discreta y prudentemente distanciadas de la normalidad conceptuada.
Hoy se promociona con tal perversidad, que se puede considerar: es el ataque más descarnado y cruel contra la institución de la familia, superando incluso al que hace el comunismo, cuando aparta hijos del seno familiar para la revolución y destruye la unidad de las parejas, con el fin de subyugar al individuo y emparentarlo solo con el sistema.
No se podría precisar de donde proviene esa orden de combatir la formalidad del comportamiento humano, contemplado dentro de un encuadramiento heterosexual con algunas desviaciones, lo que sí es observable; es la intencionada destrucción de la base social con el fin de individualizar el desarraigo familiar y producir personas fáciles de manipular, divididos en una época en que las normas de comportamiento sexual se quieren poner al revés. Dicen que no hay nada más azaroso que un amanerado enamorado.
Claro que existen diferencias culturales e históricas en la misma forma como se vive la masculinidad y feminidad, pero de ahí a construir socialmente el concepto que el sexo biológico es diferente del sexo social, haciendo que se renuncie a la identidad natural y estableciendo que no hay dos géneros sino muchos diferentes al hombre y mujer, denominados: homosexuales, lesbianas, bisexuales, transexuales, intersexuales y cualquier otra desviación de la heterosexualidad, premonitoriamente confirman el derrumbe de todo el orden sexual.
Y es que por nada es gratuito, el que funcionarios públicos y organizaciones mal llamadas feministas u otras, estén continuamente invocando la libertad de la persona como la ideología fundamentada en la potestad del hombre o mujer, niño o niña, de elegir y hacer variaciones a su orientación sexual, incluso sobre valores agregados como la tolerancia.
Las generaciones anteriores nunca fomentaron el: “Vive y disfruta libremente de tu impulso sexual como lo desees”, sin embargo hoy lo hacen, participando en el abandono de la moralidad, la que una vez resquebrajada, lleva fácilmente a la anarquía social, desde donde nace un nuevo régimen totalitario en cabeza del Estado con funcionarios oportunistas y corruptos.
Es importante, responsable y consciente que la mayoría, en este caso heterosexual, cuya presencia global es del 97%, radicalice su posición y gestione ante ésta nueva perversidad aberrante, el redireccionamento hacia una cultura sustentada en principios naturales sanos que dan solidez a la familia normal y formalmente constituida como la célula social de donde parte la configuración de un Estado democrático libre.
¡Déjese de maricadas…!
Alfonso Suárez
@SuarezAlfonso
Sobre el autor
Alfonso Suárez Arias
Aguijón social
Alfonso Suárez Arias (Charalá, 1956). Abogado en formación (Fundación Universitaria del Área Andina en Valledupar). Suscrito a la investigación y análisis de problemas sociológicos y jurídicos. Sus escritos pretenden generar crítica y análisis en el lector sobre temas muy habituales relacionados con la dinámica social, el entendimiento del Derecho y la participación del individuo en la Política como condicionamiento para el desarrollo integral.
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