Opinión
El Paso, emporio de acordeoneros
Durante las postrimerías del siglo XIX y los albores del XX, la población de El Paso, municipio de Chiriguaná, era sin duda el epicentro de la escuela negroide del acordeón.
No había ningún pueblo por esa región que tuviera más acordeoneros que El Paso. Allí, en las grandes haciendas ganaderas, combinaban las labores de transporte y cría de ganado con cantar, componer y tocar, inicialmente gaitas y tamboras y, luego, acordeón, pues los espigados y laboriosos negros tenían muy claro que la mejor forma de guiar y dominar al ganado era mediante el canto,
Era todo un ritual de versos, décimas y “guapirreos” llevar el ganado desde los grandes hatos hasta los puertos fluviales cercanos, para luego entregarlos en Cartagena o Santamarta, de allí que dice Fals Borda: “En cuanto al descubrimiento, conquista y colonización del Paso del adelantado don Alonso Luis de Lugo se había adentrado por allí en 1535 con ganado vacuno que luego se perdió en los ancones y montes, para verlo reproducirse de manera extraordinaria en los siguientes 70 años”
Sé que está columna va a generar polémica, pero quiero que me encuentren otro pueblo o región con las características de El Paso, que en la Costa Caribe haya tenido esta cantidad de acordeoneros en cualquier época. Lo veo difícil.
Claro, debo aclarar que ese fenómeno ocurrió en la época mencionada y hoy otro es el panorama. Por eso haciéndole un merecido homenaje enumeraremos algunos de aquellos músicos naturales que antes de ser acordeoneros fueron decimeros, gaiteros, tamboreros y cantaores, como: “Goyo” Muñoz, Juan Bautista Durán Pretell, Rafael Duran Mojica, Tiberio Serna, José Antonio Serna, Nemesio y Nicolás Serna, Cesar Serna, Dolores Mendoza, Octavio Mendoza, Rafael Martínez, Pedro Nolasco Martínez, Víctor Silva, Juan Palmera, Ezequiel Sarmiento, José Manuel Rivera y Virgilio Leyva, Antonio Molina, Reyes Ospino, Santos Ospino, Sebastián Sarmiento, Luis Felipe Durán, Agustín Rojas, German Serna, Nafer Duran Díaz, Alejandro Duran Díaz, Domiciano López y Samuel Martínez Muñoz.
Por eso sobre El Paso dice Tomás Darío Gutiérrez en su obra “Cultura Vallenata: Origen Teoría y Pruebas” que: “Por este latifundio lleno de ganados y cantares, de la escuela negroide, pasaron todos los de la primera y segunda generación en esta escuela”
En ese pueblo también se dieron las más grandes contiendas musicales del acordeón y la piqueria, pues siempre hubo rivalidades y confrontaciones como aquellas famosas entre Samuelito Martínez y los Hermanos Serna y Samuelito con los Hermanos Durán Díaz. Debemos forzosamente concluir que El Paso fue el más grande emporio de acordeoneros.
Jorge Nain Ruiz
@JorgeNainRuiz
Sobre el autor
Jorge Nain Ruiz
Vallenateando
Jorge Nain Ruíz. Abogado. Especializado en derecho Administrativo, enamorado del folclor Vallenato, cantautor del mismo. Esta columna busca acercarnos a una visión didáctica sobre la cultura, el folclore y especialmente la música vallenata. Ponemos un granito de arena para que la música más hermosa del mundo pueda ser analizada, estudiada y comprendida.
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