Opinión

Diversidad de pensamientos en Colombia

Wladimir Pino

24/08/2015 - 06:00

 

Diversidad de pensamientos en Colombia

En la última década han llevado al país a una polarización ideológica que no podemos permitir. A los amigos de la solución pacífica del conflicto nos han tratado de terroristas y guerrilleros, los amigos de la salida militar han sido tildados de fascistas y paramilitares. Aunque soy un convencido de la paz, tampoco considero fascistas a los que con argumentos legales solicitan cárcel para los guerrilleros y persecución militar para sus bandas de delincuentes.

Creo en la diferencia de visiones, unos que nos cansamos de la guerra y sus muertos y otros que se cansaron de ver a estos delincuentes burlándose del Estado. En estos dos extremos se sitúa el pueblo, que divide familias y comunidades dependiendo el modo de pensar, los partidarios de una salida negociada y los que buscan una línea dura militar.

Por otro lado, se encuentra otra clase de ciudadanos no tan limpios, ni tan inocentes, me refiero a los auxiliadores de la guerrilla, que son como la guerrilla misma, que son cómplices y delincuentes como ellos y que merecen el peso del poder de coerción del estado. En mi criterio personal, si este grupo de personas, reconsidera su proceder y abandona su forma de lucha retrograda y, por lo contrario, emprende caminos democráticos, es valedero crear canales de reconciliación y perdón.

Paralelo a este grupo de personas, existen los opuestos, los que detrás de la bandera de la sumisión armada de la guerrilla, han perpetrado alianzas con bandas criminales y paramilitares, canalizando fuerza política en beneficio de un discurso favorable a la autodefensa de los hacendados y del campesinado, entre estos existen colaboradores y accionadores, que bajo el discurso del orden han logrado desigualdades sociales en el campo, limitando el derecho a la propiedad y cuartando el libre pensamiento. Entre estos y la guerrilla existen similitud en el sentido que la barbarie, el miedo y el terror son el discurso sometedor a los que piensan diferente.

Dentro de estos 4 actores dos son corrientes filosóficas legalmente permitidas, un grupo de ciudadanos que ejerce el libre pensamiento y que no se limita en su libre expresión, y que con altura y dignidad defiende su postura; los otros dos extremos son plenamente violentadores del régimen constitucional y legal establecido, por tanto no merecen otro trato que el de vil delincuentes.

En este estado de cosas se levanta la institucionalidad, los poderes públicos que representan la soberanía delegada por el pueblo, los entes de control y la fuerza pública, dueña del monopolio de las armas y brazo militar establecido para la defensa de los ciudadanos.

Pero existe un grupo que revestido de los poderes del estado, que haciendo uso de las armas de la nación y con los recursos de los colombianos realizan acciones permisivas frente a las bandas delincuenciales, he aquí el grupo de personas más peligroso que existe en Colombia, muchos con soles y rangos, otros con curules y credenciales, y peor aún algunos con el rotulo de jueces de la república.

Una justicia transicional es posible bajo la óptica de la paz, pero me queda la duda respecto a los crímenes de estos nefastos servidores que en nombre del estado han violentado las normas y los derechos de los ciudadanos, a quienes están obligados a proteger, pues es algo normal en este mundo de cosas que suceden en un país rodeado de circunstancias anormales, que la guerrilla o los paramilitares cometan crímenes atroces y que violenten los bienes y la honra de los ciudadanos, pero que al final nos cuidamos de esos actores; pero no es lo mismo que te masacre o te violen tus derechos las mismas autoridades en quienes delegamos la facultad de protegernos, la autoridad financiada y pagada con el dinero de todos.

El perdón y el olvido tiene sus objeciones, la justicia transicional lo mismo, pero creo que este tipo de delitos deben ser observado de forma particular.

 

Wladimir Pino Sanjur 

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