Opinión
Editorial: El discurso de la mujer en la música vallenata
Este mes de Octubre, nuestros columnistas protagonizaron un interesante debate sobre el papel de la mujer en la música vallenata y el discurso que debería adoptar frente a ciertos excesos masculinos.
La columna del abogado Jorge Nain Ruiz, titulada “Si las mujeres se atrevieran”, destacaba bienintencionadamente la labor de ciertas mujeres que denunciaban algunos desvíos cometidos por compositores al vilipendiar, golpear y ofender a la mujer en sus canciones.
El autor se preguntaba qué pasaría si las mujeres respondieran de la misma forma a los hombre y, tras una argumentación, abría un espacio para una reflexión necesaria: “¿Serán capaces las mujeres en las composiciones de enrostrarle a los hombres, de la misma manera en que hoy algunos de nosotros lo hacemos con ellas, las falencias, los errores y las metidas de pata en las que andamos siempre en tratándose del amor?”
La pregunta es interesante y delicada de responder. ¿Debe la mujer entrar en una dinámica iniciada por el hombre? ¿Debe la mujer seguir ciegamente el ejemplo de los hombres, terminar tocando los mismos temas y remedando la agresividad de ciertos autores, para ganarse la atención del público y de la industria?
Una respuesta de la columnista Fabrina Acosta dejaba claro que la mujer no tiene porqué perseguir el camino trazado por el hombre en la música vallenata, y que ella –la Mujer- podía sentar las bases de un estilo totalmente diferente, independiente y reconocible, sin caer en el juego del enfrentamiento.
“Las mujeres no deben imitar a los hombres para hacer vallenato –respondió Fabrina Acosta en su cuenta de Twitter–. Cuando hablamos de igualdad, es en el marco de los derechos, no en el de parecerse al otro género y menos imitarlo con respuestas provocadoras. Si los hombres componen letras hirientes hacia las mujeres, la invitación es que las mujeres sean originales y no tengan que hacer vallenato violento. ¡Afirmo que las mujeres sí se atreven!”
A continuación intervino la cantante y abogada Lucy Vidal con una respuesta que dejaba clara su postura: “¡Jamás imitaría a los hombres! ¡Soy orgullosamente mujer!”.
De este intercambio de ideas debemos destacar varias conclusiones: la primera es que el responder a los hombres con la misma fuerza o soberbia –y empleando los mismos métodos- no las hará sentir más mujeres.
La segunda es que las mujeres pueden aportar mucho al género vallenato desde su sensibilidad, su manera de concebir el mundo, de crear y resolver conflictos, de sonreír y jugar con las situaciones, ya que su perspectiva es única y original.
Sostener un discurso propio es un reto de la mujer en la música vallenata. Pero esencial para el futuro y la renovación del género.
PanoramaCultural.com.co
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