Opinión

Buscando el valor de la paz

Diógenes Armando Pino Sanjur

23/03/2016 - 09:20

 

Colombia es un país que lleva más de cinco décadas de conflicto armado, y como consecuencia de este dolor continuado no existe un criterio unificado que nos explique los factores determinantes que permitieron el surgimiento de una guerra que ha causado tanta miseria y muerte a tantas familias colombianas.

Algunos lo atribuyen al problema de la tierra como eje fundamental para entender el conflicto, otros al bipartidismo, al capitalismo, a la influencia de la revolución cubana o la expansión del comunismo como origen de la abominable guerra que nos ha consumido.

Por eso desde hace varias décadas nos esforzamos para encontrar la solución a este conflicto que nos ha sumido en la pobreza, ha permitido que miles de personas sean desplazadas y que millares de colombianos mueran en una guerra sin sentido y que nos ha polarizado.

Por eso en un principio con el ánimo de buscar la paz y la reconciliación intentamos una reforma agraria que permitiera que los grupos insurgentes tuvieran acceso a la tierra para que de esta manera la trabajaran y pudieran cultivarla, pero este propuesta no fue lo suficientemente adecuada ya que las tierras otorgadas fueron utilizadas para implementar campamentos e instalaciones de instrucciones para insurgentes lo que ayudó a agudizar e incrementar el conflicto.

Después de fracasar con la reforma agraria, se planteó la necesidad de una zona de despeje, donde se pudiera concentrar a la insurgencia colombiana y entablar unos diálogos que nos conllevaran a la paz; pero desafortunadamente esta iniciativa tampoco fue la solución al conflicto armado, al contrario la zona de despeje fue utilizada como un espacio donde la guerrilla traficaba, secuestraba, extorsionaba y se fortalecía militarmente para proseguir con su guerra absurda.

Al fracasar las anteriores iniciativas se abre espacio en el país la idea de una solución militar al conflicto, se inicia el fortalecimiento de las fuerzas armadas, el incremento del pie de fuerza y su modernización lo que de inmediato muestra unos resultados contundentes con duros golpes a la insurgencia, el repliegue y debilitamiento de la misma, pero como en las anteriores iniciativas tampoco es la solución, ya que las fuerzas militares en su afán de mostrar resultados abusan de su poder y pierden el horizonte incrementando la injusticia, la barbarie y el conflicto.

En los últimos años nos venden la idea de una salida negociada, pero con negociaciones fuera del país, las cuales han llegado a acuerdos nunca antes vistos, pero como en las experiencias anteriores tampoco vemos la luz al final del túnel, por ello ese anhelo de paz y reconciliación cada día lo encontramos más lejos.

Es cierto que podemos llegar a firmar un acuerdo, pero sería letra muerta porque debemos analizar qué hacer con los diferentes frentes que no están de acuerdo con el proceso, los otros grupos guerrilleros que no se encuentran dialogando, las bacrín, el narcotráfico, tráfico de armas, o los sentimientos de dolor y odio que muchos padres, hijos o hermanos que perdieron su seres queridos llevan acumulado durante tanto años de guerra, ¿será que como arte de magia habrá perdón, reconciliación y olvido?.

¿La actualidad política colombiana permitirá que el país de manera voluntaria, libre y sin coaccionamiento decida refrendar o no los acuerdos alcanzados?, Para mi entender, lo veo difícil, pero aunque la tarea se dificulte y la polarización del país nos extinga el sueño de alcanzar la paz, la esperanza es lo último que se pierde. Por eso debemos seguir persistiendo en buscar el invaluable valor de la Paz, así sea lo último que hagamos.

 

Diógenes Armando Pino Sanjur 

Sobre el autor

Diógenes Armando Pino Sanjur

Diógenes Armando Pino Sanjur

Tamalamequeando

Diógenes Armando Pino Sanjur, más conocido como May Francisco, nació el 24 de junio de 1976 en un pueblo mágico lleno de historia, cultura y leyendas situado en la margen derecha del Río Magdalena llamado Tamalameque. Hijo de los docentes Diógenes Armando Pino Ávila y Petrona Sanjur De Pino, tiene 2 hijos, May Francisco y Diógenes Miguel, los cuales son su gran amor, alegría, motor y mayor orgullo. Abogado de Profesión, despertó su interés con la escritura de su padre quien es escritor e historiador, se declara un enamorado de su pueblo, de su cultura (la tambora) y apasionado por la política como arte de servir.

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

Territorio, identidad y cultura

Territorio, identidad y cultura

  Llevo varias semanas escribiendo sobre territorio, cultura e identidad, y, para ir cerrando el tema, creo necesario definir un poco...

En la Guajira, tejer esperanzas es posible

En la Guajira, tejer esperanzas es posible

"Nunca dudes de que un pequeño grupo de personas pueden cambiar el mundo. De hecho, siempre se ha conseguido así." Margaret Mead ...

Je ne suis pas Charlie (Yo no soy Charlie)

Je ne suis pas Charlie (Yo no soy Charlie)

Parto aclarando antes que nada, que considero una atrocidad el ataque a las oficinas de la revista satírica Charlie Hebdo en Parí...

El Alcalde de Valledupar, un depredador de la cultura

El Alcalde de Valledupar, un depredador de la cultura

  El Alcalde de Valledupar, Augusto Daniel Ramírez Uhía, decidió de la noche a la mañana borrar el emblemático mural ubicado e...

La Guajira necesita la segunda fase de la represa del río Ranchería

La Guajira necesita la segunda fase de la represa del río Ranchería

  Los habitantes del departamento de la Guajira necesitan urgentemente al doctor Gustavo Petro Urrego, presidente de Colombia, para q...

Lo más leído

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados