Opinión
Editorial: De ciudad rica en cultura a Ciudad cultural
Todo gesto que busca la concertación o la unión del sector de la Cultura representa una carta de buenas intenciones para una administración en pleno arranque. La Cultura necesita esos actos simbólicos que permiten medir las aspiraciones, buscar el impulso y entender algunas dificultades o depresiones del terreno.
En los primeros días del nuevo director de la Casa de la Cultura de Valledupar, José Atuesta Mindiola, esos gestos han sido patentes y se han concretado de la mejor manera: con una respuesta positiva del gremio que valora el conocimiento y el compromiso de quien los convoca.
Por otro lado, el diagnóstico queda claro. Para que Valledupar supere la desazón causada por el vacío y la improvisación de los últimos años -y pueda así proyectarse a través de la Cultura- es necesario construir un proyecto transparente, coherente y entendible (que pueda servir de hoja de ruta para próximas administraciones). Para ello es imprescindible la cercanía del alcalde y su respaldo en cuanto a inversión.
La construcción de confianza y transparencia son las grandes prioridades, y con ese fin deben resaltarse dos aspectos: 1) un consejo de cultura con el cual se puedan comentar y debatir prioridades; y 2) un plan que debe sentar las bases de un calendario anual de grandes eventos para el municipio.
Sólo a través de estos dos pilares puede surgir una política cultural que respalde a la ciudad en términos turísticos y que permita, también, la inclusión de una buena parte de los actores que trabajan en el campo de la Cultura.
Y si se trata de posicionar la ciudad de Valledupar como uno de los grandes destinos culturales y turísticos de Colombia, es vital que la oficina de Turismo y la Casa de la Cultura puedan trabajar conjuntamente en la elaboración y comunicación de ese calendario anual de eventos, y que se apoyen en la consagración de ciertos objetivos que comparten.
El camino es largo, sinuoso, y ante los numerosos elementos distractores, es importante no dejarse llevar por el día a día, evitar caer en la trampa de querer demostrar demasiado en los primeros días. Una buena planeación compartida con el gremio puede ser el estímulo deseado para todo un sector, un año 2018 admirable, y, por qué no, el rescate de un gran número de eventos muy atractivos que han desaparecido por falta de consciencia, estructura y rigor administrativo.
El cambio de paradigma es posible: Valledupar puede dejar de ser esa eterna ciudad rica en expresiones culturales -que sólo atiende algunas cuando puede- para convertirse en una Ciudad cultural que pone en adelante sus riquezas y busca proyectarse como un referente nacional.
PanoramaCultural.com.co
0 Comentarios
Le puede interesar
¿Victimas culpables, victimarios inocentes?
“El mundo al revés nos enseña a padecer la realidad en lugar de cambiarla, a olvidar el pasado en lugar de escucharlo, y a acep...
La paz, un sapo difícil de tragar
Colombia: un país que lleva más de 50 años de guerra fratricida, absurda, que nos ha polarizado y negado la oportunidad de crecer,...
Proselitismo en el Folclor Vallenato
Hace ya bastante rato, a través de las redes sociales, el gran compositor, columnista y gestor cultural Rosendo Romero Ospino ha...
Dos Colosos con sus Festivales
Las cosas buenas de la gente se deben resaltar. Nos hemos acostumbrado a alegrarnos de los errores y de los infortunios de los demás, ...
Mi Top 10 del Festival Vallenato
Como se volvió costumbre en esta columna, días antes de cada versión del Festival de La Leyenda Vallenata, hacemos cábalas sobr...