Opinión

La biofilia en contra de la necrofilia

José Atuesta Mindiola

30/08/2012 - 11:20

 

Foto: Nuestro huertoLa biofilia es la victoria de la vida contra las actitudes violentas; es la vitalidad concomitante del crecimiento ético y estético en el ser humano. El biófilo irradia luz interior; camina lejos de las sombras de la injusticia, de la arrogancia, del fanatismo y la intolerancia.

La biofilia es respeto por la vida y por las leyes creadas para exaltar los derechos y los deberes ciudadanos. El biófilo tiene espíritu democrático, escucha y dialoga, respeta la diversidad social e ideológica; además, acata y cumple las normas, y a sus contradictores no los estigmatiza como enemigos.

La biofilia es la pedagogía de la paz, de la solidaridad, de la verdad y el reconocimiento del otro. El biófilo no hace trampa ni cambia las reglas en la mitad del juego para salir  vencedor;  es como el buen padre que orienta  a sus hijos en la honestidad y les enseña que el dinero no es todo, porque después terminan haciendo todo por dinero.

Nuestro país necesita que la biofilia sea siempre una actitud en la conciencia y en los sentimientos de todos los colombianos, pero en especial de los gobernantes, legisladores y empresarios.

Un gobernante iluminado por la conciencia biofílica tendrá como prioridad trabajar en favor de sus gobernados con eficiencia y eficacia; el nepotismo  no estaría en su libreto; las obras de su administración tendrían el sello oficial y nunca la publicidad de la imagen personal. Los legisladores ejercerían a cabalidad sus funciones de ser guardianes de las leyes, de los bienes del Estado y de la defensa de las comunidades. Los empresarios verían a sus empleados no sólo como fuentes de riqueza, sino también como personas que requieren mejores condiciones laborales y salariales para satisfacer las necesidades básicas de su familia.

Si los comandantes de los grupos armados se dejaran tocar por la biofilia, entenderían que Colombia está hastiada de tanta sangre inocente derramada. Los miles de combatientes muertos, supuestos militantes e  inocentes, en nada contribuyen  con los ideales de paz y justicia social.

Desafortunadamente, todavía hay  colombianos  que viven proscritos de la biofilia, con la conciencia atiborrada de odio y ambición de poder, que generan actitudes de guerra. Los que se autoproclaman "guerreros" son pobres gestores de la necrofilia, desean que siga la muerte cabalgando en los sórdidos jinetes que huyen de la paz. Los necrófilos invitan a la guerra, porque ellos saben que los que ponen el cuerpo a las balas no son sus hijos ni sus familiares cercanos, son otros, y los áulicos hipnotizados por el fanatismo aplauden  los terrores de la exaltación a la muerte.

Al presidente Juan Manuel Santos lo invitamos a seguir buscando, con gestos biofílicos, propuestas de acercamiento con todos los grupos armados ilegales, para que la inmensa mayoría del pueblo colombiano fortalezca el sueño de acabar por fin con el conflicto armado.  Las llaves, que el presidente dice tener, no pueden tirarse al fondo del mar, hay que mantener la posibilidad de abrir la puerta, para que de una vez por todas desaparezca la oscuridad y brille para todos la luz de la PAZ.

José Atuesta Mindiola

Sobre el autor

José Atuesta Mindiola

José Atuesta Mindiola

El tinajero

José Atuesta Mindiola (Mariangola, Cesar). Poeta y profesor de biología. Ganó en el año 2003 el Premio Nacional Casa de Poesía Silva y es autor de libros como “Dulce arena del musengue” (1991), “Estación de los cuerpos” (1996), “Décimas Vallenatas” (2006), “La décima es como el río” (2008) y “Sonetos Vallenatos” (2011).

Su columna “El Tinajero” aborda los capítulos más variados de la actualidad y la cultura del Cesar.

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

El hacinamiento carcelario

El hacinamiento carcelario

“Lo que no es de mi cuenta, ni me enfría ni me calienta” (refrán popular) La humanidad debutó controlando la conducta del indi...

Los treinta años de labor cultural de APROCODA en Codazzi

Los treinta años de labor cultural de APROCODA en Codazzi

Corrían días decembrinos en el municipio de Codazzi, agitados día y noche por el febril proceso de producción del algodón, en esta...

El negocio de la publicidad política

El negocio de la publicidad política

A la hora de hacer un balance del costo de las campañas y los topes permitidos por el gobierno, hay una gran diferencia en los núme...

¿Realmente debemos levantar a piedra la escultura de Hernando?

¿Realmente debemos levantar a piedra la escultura de Hernando?

  Valledupar es una ciudad de carácter pastoril y, de alguna manera, de espíritu querendón y hospitalario. El 74% de sus habitante...

Soy orgulloso de ser sanjuanero

Soy orgulloso de ser sanjuanero

  Hace poco más de 27 años, tuve la gran oportunidad de conocer a uno de los más grandes compositores de la música vallenata, com...

Lo más leído

¿Qué es la oralidad?

Javier Zamudio | Patrimonio

Vida y trayectoria de Rafael Pombo

Redacción | Literatura

La Cultura y el laberinto del poder

Omar Castillo | Pensamiento

La parranda vallenata como un ritual de amistad

María Ruth Mosquera | Música y folclor

Vallenato clásico

Luis Carlos Ramirez Lascarro | Música y folclor

La parranda y el parrandero en la música vallenata

María Emilia Aponte Mantilla | Música y folclor

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados