Opinión

Territorio y memoria

Diógenes Armando Pino Ávila

29/10/2021 - 05:15

 

Territorio y memoria

 

Una mujer sabia del pueblo Misak, refiriéndose a la oralidad ancestral de su etnia, decía «Nuestro pasado es el presente», la profundidad de esta aseveración más la insinuación de un amigo que me pidió escribir sobre este tópico, me llevan a tratar de explicar en este texto corto lo que entiendo por memoria colectiva, su importancia para los pueblos y el porqué hay que custodiarla.

Pensamos en el tiempo como una línea que parte del pasado, llega al presente y continuará hacia el futuro, en el caso de la memoria colectiva no lo es. En ella hay una especie de superposición permanente para formar el constructo social en que se basa la cohesión, el tejido social del territorio. Es que el pasado siempre es un estadio temporal inconcluso que, en la línea de tiempo, se va construyendo y tomando forma en el presente como un porvenir subjetivo donde se crea y re-crea un imaginario histórico-social en que se basa la memoria colectiva de los individuos que pueblan un territorio, dotando de sentido el presente y moldeando la identidad de las comunidades.

Esa superposición de pasado, presente y futuro permite que los grupos se organicen por la defensa de su cultura e identidad por que en el presente se evocan acciones y acontecimientos del pasado para proponer proyectos, acciones y comportamientos de futuro. Naturalmente, todo esto tiene que estar asociado con el territorio, pues desde ese marco territorial es donde se fragua ese recuerdo colectivo que marcará una forma de comportarse como comunidad, como integrantes de un territorio.

Los grupos invasores conocen que son los niños y jóvenes los que con mayor nitidez recuerdan los sucesos de su época, pues los mayores tienen intereses más profundos hacia el pasado, es por ello que los que intentan implantar una cultura dominante gastan recursos y esfuerzos en afectar esa franja etaria, por ello imprimen cartillas, implantan discursos, formas y usos para que la mentalidad del niño y el joven grabe en su memoria individual la cultura invasora, su historia, sus formas de pensar, su ideología; esto lo hace en el entendido que este niño o joven andando el tiempo repetirá esos conceptos y afectará la memoria colectiva, variando, cambiando, prostituyendo el legado de sus mayores.

Con mucha razón Orwell sostenía algo así como: «El que controla el pasado, controla también el futuro y el que controla el presente, controla el pasado». Es claro que hay un interés del invasor por manipular la historia (esto es recurrente), pues con ello manipulará el presente y por supuesto, con esto dominarán el futuro. Ello explica el porqué el empeño en la manipulación mediática y cultural, el porqué tratan de implantar una matriz cultural contrapuesta contra lo vernácula, contra lo originario, tratando de desvirtuar las formas identitarias del territorio mediante la negación y la invisibilización de lo terrígena, de la historia local y de lo que la memoria colectiva salvaguarda.

¿Qué ocurre cuando se manipula la historia? Pues que, en cualquier momento, los individuos de mayor edad rescatan de su memoria individual, hechos, circunstancias, épocas, frases, costumbres, tradiciones y la sacan a flote y, la sumatoria de todos estos aportes de la memoria individual, mediante los vasos comunicantes de la oralidad y la defensa de lo propio, sobrepasan lo individual y llegan al colectivo y se re-instauran, re-viviendo la memoria colectiva haciéndola extensiva al territorio y ante la presencia de ese pasado comienzan a rebelarse contra la imposición de la cultura foránea que trata de instaurarse sobre lo propio.

Hay casos en que la cultura foránea, a fuerza de ser repetida sobre los individuos de los territorios, hacen que se aferren y superpongan sobre la cultura local, opacándola, invisibilizándola, es decir negándola, pero esto ocurre por un tiempo, una época determinada, hasta que, por cualquier circunstancia de costumbre, tradición o usos, se re-descubre el pasado y comienza el proceso de re-apropiación de lo vernáculo y el re-nacimiento de la cultura local. En este caso lo hace con fuerza incontenible y el rechazo de lo impuesto se magnifica, es decir, se recobra mediante la memoria colectiva, lo propio, lo tradicional, la historia, la cultura y hay una comunión de re-conciliación con el Ethos. Con el yo, con el “nosotros” y diferenciamos la mismidad de la otredad.

 

Diógenes Armando Pino Ávila

Sobre el autor

Diógenes Armando Pino Ávila

Diógenes Armando Pino Ávila

Caletreando

Diógenes Armando Pino Ávila (San Miguel de las Palmas de Tamalameque, Colombia. 1953). Lic. Comercio y contaduría U. Mariana de Pasto convenio con Universidad San Buenaventura de Medellín. Especialista en Administración del Sistema escolar Universidad de Santander orgullosamente egresado de la Normal Piloto de Bolívar de Cartagena. Publicaciones: La Tambora, Universo mágico (folclor), Agua de tinaja (cuentos), Tamalameque Historia y leyenda (Historia, oralidad y tradición).

@Tagoto

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

Las mujeres del vallenato en su mejor momento

Las mujeres del vallenato en su mejor momento

  Esta semana salió al aire la telenovela que nos cuenta la vida de Consuelo Araujo Noguera y que lleva el nombre de La Cacica, co...

Editorial: Una maratón de sensibilidades literarias

Editorial: Una maratón de sensibilidades literarias

El regreso del Festival de las Letras en Valledupar a finales de noviembre fue un mensaje positivo para todos aquellos que desean que ...

Ley del silencio

Ley del silencio

  Desde hace algún tiempo he estado indagando sobre un comportamiento extraño que ocurre en algunos municipios pequeños de la co...

El cielo de los arrodillados

El cielo de los arrodillados

El 11 de marzo de 2018 se efectuarán en Colombia las próximas elecciones al Congreso, un certamen democrático o más bien roñoso qu...

Afganistán: el peligro de ser mujeres, niños y niñas

Afganistán: el peligro de ser mujeres, niños y niñas

  Es imposible guardar silencio o ser indiferente frente a la cruda realidad del régimen Talibán, una situación que nos recuerda q...

Lo más leído

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados