Artes plásticas
Konne, la gran obra que custodia el Centro Cultural de la Música Vallenata

Al artista Eduardo Ramírez Ocampo no le molesta que le llamen el “Chileno”. Ese apodo se ha vuelto algo natural en Valledupar, una forma de resaltar sus orígenes, aunque él puntualiza: “¡Soy latinoamericano!”.
El Chileno nació en Santiago de Chile en la década de los sesenta y llegó al departamento del Cesar siguiendo a su padre, un viajero-aventurero que se estableció en Valledupar donde encontró la felicidad y estabilidad. Sin embargo, emulando esos partidos de tenis imprevisibles (como es la vida misma), Eduardo regresó a Chile en busca de un lugar para proyectarse y, finalmente, atrapado en esas dudas existenciales, volvió a radicarse en el Caribe colombiano.
“Yo nunca pensé que iba a terminar viviendo en Valledupar ––me explica el artista en su casa con un tono meditabundo––. Son cosas del destino. Yo no veía esta ciudad como un lugar de trabajo. Era demasiado tranquilo. No había nada, ni cines, ni centros comerciales. Nada. Sólo un almacén: ¡El Ley!”.
En la época de la violencia, a principios de los años 2000, cuando los paramilitares y los guerrilleros causaban el terror en toda la región, el Chileno pensó nuevamente en emigrar al extranjero, barajó incluso la posibilidad de irse a Canadá, pero varias situaciones, entre ellas las complicaciones de salud de la madre de su esposa, hicieron que optara por quedarse en la capital del departamento del Cesar.
En su juventud, Eduardo cazaba con frecuencia. Le apasionaba perseguir a los animales, rastrear las huellas frescas de felinos que se escondían en los bosques, y así fue como descubrió un día un cementerio arqueológico de indígenas chimilas y se dedicó, a partir de entonces, a estudiar y explorar los diferentes símbolos de la cosmogonía chimila.
“Me puse a leer muchos libros ––me comenta el Chileno––, entre ellos los de Dolmatof, y encontré al jaguar: un símbolo de fuerza y espiritualidad, pero también un gran protector ecológico. Con él se mantiene el equilibrio de la región, y por eso es tan peligrosa la deforestación y la desaparición del jaguar”.
Inspirado por las grandes revelaciones de los mitos indígenas, Ramírez Ocampo desarrolló, a partir del 2016, un trabajo pictórico enormemente denso y rico, basado en los misterios de la selva, en los humedales y manglares, en las aves y mamíferos de esta región tropical, que, finalmente, pudo exponer en el Museo de Sitio Exconvento Dieguino, en Guanajuato (México), 22 obras asombrosas bajo el rótulo llamativo de “Bio-lencia”.
El conocimiento y la exploración acumuladas durante este periodo artístico le sirvió para abrir otra etapa escultural, en donde el relieve y los materiales completaban las formas y los colores. De ahí surgió el “Konne” (o jaguar) inaugurado frente al Centro cultural de la Música Vallenata, en Valledupar. Una obra monumental fruto de años de búsqueda. Horas y horas de esbozos, trazos, matices, reflexiones e investigaciones.
El Konne de Eduardo Ramírez Ocampo marca una nueva etapa en el arte local. La ciudad de Valledupar está viviendo, posiblemente, uno de sus momentos culturales más emocionantes. El escultor chileno-vallenato lo sabe y lo está experimentando en carne propia.
Frente al Centro cultural y de Convenciones de la Música Vallenata, ese edificio colosal que ensalza el famoso palo e´mango de las interminables parrandas (y que está a punto de revolucionar el paradigma cultural de la capital del Cesar), yace ese monumento enigmático de más de 6 toneladas.
Se trata de una escultura de 5 metros sentada sobre un pedestal cilíndrico de concreto de 90 centímetros. Pocas obras la igualan en tamaño, quizás la única que la supere sea la Pilonera Mayor, y, eso, evidentemente, conmueve a Eduardo Ramírez Ocampo, su autor.
Hecha de acero (de pulgada y media de grueso), y pintada de un blanco que nos lleva a pensar en la Paz, no cabe duda de que perdurará por muchos años con un mantenimiento mínimo, pero es sobre todo su diseño lo que nos interpela. Su gran fuerza y originalidad.
Hasta la fecha de hoy, la gran mayoría de los monumentos inaugurados en Valledupar recreaban un símbolo del folclor o cantaban a la memoria de un personaje fundador. El Konne, sin embargo, nos reenvía a los grandes mitos de la naturaleza hispanoamericana. El jaguar. La selva. La naturaleza de la región. Los grandes símbolos de pueblos milenarios.
A este majestuoso animal, los pueblos originarios de nuestro continente le dieron diversos nombres: Uturunku (Incas), Balam (Mayas), Ocelotl (Aztecas), Yaguarate (Guaraníes). Eduardo se emociona al recordar cada nombre y manifiesta: “Así como el Konne fue un símbolo protector para los chimilas, la idea es que esta escultura sea un símbolo de protección para el museo donde están las artes, los saberes, músicas, pinturas y esculturas”.
Tras la gran crisis que supuso el fallecimiento de su esposa en 2014, y el proceso transformador por el que tuvo que pasar, el Chileno reconoce el orgullo que siente al ver la obra frente al Centro cultural: “Es un hijo. Es una huella. Puedo decir que pasé por aquí. Mi vida no es insignificante”.
Su agradecimiento es enorme. Tiene grandes palabras de gratitud para Sildana Orozco y Manolo Ortiz, Elika Ropero y Darío Ortiz, grandes seres humanos que lo acompañaron en los momentos más difíciles de su vida. Pero también para el gobernador Luis Albero Monsalvo que supo valorar su arte y la simbología que conlleva su escultura.
Y cuando del Centro Cultural de la Música Vallenata se trata (y de toda la polémica sobre su diseño), el artista no tiene reparos: “¡Este museo supone un antes y un después para Valledupar!”.
Johari Gautier Carmona
@JohariGautier
Sobre el autor
Johari Gautier Carmona
Textos caribeños
Periodista y narrador franco-español. De herencia antillana. Dirige PanoramaCultural.com.co desde su fundación en 2012.
Escribe sobre culturas, África, viajes, medio ambiente y literatura. Todo lo que, de alguna forma, está ahí y no se deja ver… Autor de "El hechizo del tren" (Ediciones Universidad Autònoma de Barcelona, 2023), "África: cambio climático y resiliencia" (Ediciones Universidad Autónoma de Barcelona, 2022), "Cuentos históricos del pueblo africano" (Ed. Almuzara, 2010), Del sueño y sus pesadillas (Atmósfera Literaria, 2015) y "El Rey del mambo" (Ed. Irreverentes, 2009).
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