Artes plásticas

El arte absurdo, al rescate de un debate

Redacción

25/04/2013 - 11:30

 

Sesión Dibujo Valledupar nº 9 en Bellas Artes Definir el arte abstracto o absurdo es un reto para todo artista. No solamente porque cada uno tiene su concepto, sino porque ese arte tiene como peculiaridad no ser de ninguna manera predeterminada.

El arte abstracto escapa a las normas, se enfrenta a los convencionalismos, derriba las corrientes, con el fin de ir a la esencia, extraer lo más importante de un tema o de una expresión artística.

La sesión Dibujo Valledupar, organizada este mes de abril en la ciudad de Valledupar, abordó este tema de manera atrevida para que especialistas y aficionados reflexionaran sobre esta cuestión.

En el auditorio de Bellas Artes, en medio de un decorado surrealista lleno de simbolismos, una monja vestida de negro con una biblia en la mano se esconde literalmente debajo de un atuendo negro. El misterio de sus uñas largas metálicas y sus tacones altos dejan entrever algo inesperado, pero nada chocante. Sin embargo, unos minutos más tarde, esa monja se desviste para exponer a un hombre vestido de manera provocadora: tacones altos, busto a la vista, latex y cuero negro. Todo confluye en una escena de exhibicionismo donde la masculinidad se diluye en elementos femeninos.

El docente y artista, José Anibal Moya, expuso en un principio que el arte absurdo es una forma de simbolizar. “Lo abstracto consiste en extraer de la naturaleza lo esencial”, comentó y luego añadió: “Lo absurdo puede parecer una palabra agresiva pero todo lo que nos rodea puede caer en ello”.

Si tomamos esta definición, el contraste entre la monja totalmente cubierta y el hombre casi desnudo podría ser lo absurdo. Sin embargo, el artista Celso Castro va un poco más allá de esta consideración y sostiene que lo absurdo se revela en la imagen de un hombre que quiere mostrarse al completo pero que, aún así, se sigue tapando la cara para que la sociedad no lo reconozca. En otras palabras, el hecho de revelar una afinidad sexual sin mostrar su cara podría ser algo absurdo.

Ante este cuadro pintoresco, el artista José Luis Molina nos remite al dadaísmo y el surrealismo y relaciona ambas corrientes con lo absurdo. “El dada fue una reacción contra la racionalidad que había llevado las naciones de Europa a la segunda guerra mundial –explica–. Mientras que el surrealismo tiene una fuerte componente de psicoanálisis”.

De este modo podríamos considerar que lo absurdo de la imagen expuesta en Bellas Artes se centra en la rebelión estética del figurante quien expone abiertamente su deseo de ser diferente e ir en contra de las normas existentes.

Finalmente, hablando con uno de los organizadores del encuentro, el artista Jorge Luis Serrano, supimos que lo absurdo también podía verse en la reacción del público que asiente o reprueba la expresión de la homosexualidad en público. Y este punto es esencial para la definición de lo absurdo, porque ya no es la obra que cae dentro de lo absurdo sino quien la valora.

“No quisimos mencionar la palabra homosexualidad para que el debate fuera lo más amplio posible”, expresa Jorge Luis y ése fue un gran acierto porque el debate fue de lo más abierto, y con un efecto estético inolvidable…

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