Bienestar

Mitos y estereotipos acerca de los hijos únicos

Mónica Fernández

01/06/2023 - 00:10

 

Mitos y estereotipos acerca de los hijos únicos
Un niño, por el hecho de no tener hermanos, no está condenado a desarrollar comportamientos negativos / Foto: cortesía

 

Las motivaciones para tener un hijo único pueden ser variadas; ya sea porque se postergó la edad del primer matrimonio y del embarazo; por decisión propia o entre la pareja; separación o divorcio; infertilidad; riesgos para la salud; factores personales, sociales, profesionales o económicos. Corresponde a la crianza y no a la situación de hijo sin hermanos, la evolución y desarrollo de las habilidades físicas, intelectuales y sociales del niño.

La personalidad está determinada por factores tales como el temperamento, la genética, las influencias ambientales y sociales, por las experiencias vividas y la educación. El hecho de ser hijo único no es preponderante en la formación de la personalidad. Un niño, por el hecho de no tener hermanos, no está condenado a desarrollar comportamientos negativos y problemas de socialización que se le han asociado a esta condición. La educación y el ambiente familiar son de mayor influencia en la personalidad de los hijos.

Los hogares con hijos únicos han aumentado en diversas partes del mundo. De acuerdo a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en el año 2010, los países que mantuvieron una tasa global de fecundidad menor a dos hijos en esas regiones fueron: Chile, Cuba, Barbados, Guadalupe, Martinica, Puerto Rico y Trinidad y Tobago. Similares a las estimaciones reportadas para países desarrollados de Europa.

La elección de las parejas para formar familias con hijos únicos va en aumento junto al derrumbe de varios mitos asociados a ellos y por eso actualmente son menos estigmatizados.

Aunque la decisión de tener un hijo es una elección propia, otras personas la cuestionan y se conduelen de la condición del menor, suponiendo que se sentirá solo y que desarrollará ciertos patrones de conducta inadecuados. Se espera que los hijos únicos estén sobreprotegidos y sean mal educados. Califican a los padres como egoístas cuando deciden no ampliar la familia, en cuanto se procuran tiempo para ellos mismos y para la consecución de sus metas personales; aparte de su realización como padres.

Las presiones sociales ante las expectativas de formar familias más numerosas, pueden ocasionar culpas en los padres de estos niños e inducirlos a tener más hijos de los que realmente desean. Al preguntarse constantemente si perjudican a su hijo al negarle un hermano.

Las características tradicionalmente asociadas a los hijos únicos también pueden estar presentes en familias con varios hijos. La crianza, la educación recibida y la disciplina son factores determinantes en el desarrollo de las habilidades de los niños.

Investigaciones revelan que los estereotipos con respecto a los hijos que no tienen hermanos, no son acertados. Ya que estudios empíricos entre adultos que son hijos únicos evidencian que parecen no estar en desventaja en cuanto a satisfacción en su calidad de vida y su nivel de bienestar.

En el año 1896, el psicólogo estadounidense Granville Stanley Hall supervisó el estudio Of Peculiar and Exceptional Children por E. W. Bohannon en donde se describe a los hijos únicos como excéntricos e inadaptados. Por otra parte, Susan Newman, psicóloga social estadounidense, comenta que: “cientos de estudios demuestran que los hijos únicos no son muy diferentes de los que tienen hermanos”.

El hecho de ser hijo único no define el futuro del niño, ya que depende en gran medida de la educación y crianza. Tener varios hijos no es garantía de un buen desarrollo y se puede decidir tener un hijo único sin sentir culpa injustificada por ello. Hay diversidad en cuanto a los tipos y tamaños de las familias, diferencias válidas y respetables. La elección de cuantos hijos concebir es un derecho y decisión personal.

 

Mónica Fernández

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