Literatura

“A veces me preguntan sobre el futuro de Cuba”: Leonardo Padura

René Arrieta Pérez

08/08/2025 - 06:15

 

“A veces me preguntan sobre el futuro de Cuba”: Leonardo Padura
El escritor cubano Leonardo Padura / Foto: René Arrieta Pérez

 

Leer a Leonardo Padura prodiga un inmenso placer. Nos hace partícipes de las historias de su generación, que creció en La Habana. La lectura de sus novelas nos involucra con seres que llevan inherentes esa magia del Caribe, de gozo, sentimientos, sueños, desparpajos, de victorias y derrotas, seres condenados a repetirse, tal vez, en nuevas generaciones en una isla que los asfixia, en donde la vida se desmorona, y la energía vital de sus habitantes se atomiza.

Cubanidad e insularismo (una especie de identidad aislada), caracteres y elementos que se atraen y se repelen. La identidad cubana se ha plasmado en, podríamos aventurarnos a afirmar, una tipología del ser cubano que teorizan tratados y ensayos, teatro y novela, e incluso la poesía misma, todos ellos generados en la isla. Tenemos el hilo directriz del pensamiento de Martí, la cubanidad que dilucida Jorge Mañach, el análisis y hondura de Fernando Ortiz, que documenta la forma de lo cubano; la dinámica caribe que elucida Benítez Rojo; el eco romántico de José María Heredia; el lirismo y sonoridad en las voces de Eliseo Diego y Cintio Vitier, las vivencias de hombres y mujeres agobiados y atrapados en La isla en peso, de Virgilio Piñera, en contraposición a la insularidad y las formas clásicas o barrocas de Lezama Lima; de Piñera, también ese existencialismo que encarna Electra Garrigó; la rebeldía alucinada, crítica y testimonial de Reinaldo Arenas; el aliento poético y embriagador de Dulce María Loynaz; la realidad enhechiza en el universo imaginario de Alejo Carpentier; el lenguaje ingenioso y coloquial de Cabrera Infante,  y ahora, el spleen de la sociedad al que nos acerca Padura con trazos de retratista de su tiempo, que esboza, con el talante de investigador y reportero.

Padura es autor de decenas de libros: novelas, cuentos, ensayos, reportajes y guiones. Novelas: La novela de mi vida (2002), El hombre que amaba a los perros (2009), Fiebre de caballos (2013), Agua por todas partes (2019), Como polvo en el viento (2020), Ir a La Habana (2024), novelas, serie Mario Conde:

Con Mario Conde nos presenta a una especie de alter ego, sosias o doppelgänger (no malvado, ah, más bien bonachón y campechano–) el detective, librero, y policía en retiro que protagoniza una saga policiaca habanera, que narra historias, intrigas, y ambientes: Pasado perfecto (1991), Vientos de cuaresma (1994), Máscaras (1997), Paisaje de otoño (1998), Adiós, Hemingway (2001), La neblina del ayer (2005), La cola de la serpiente (2011), Personas decentes (2022). De igual manera, se realizó una adaptación televisiva de la serie, denominada Cuatro estaciones en La Habana, disponible en Netflix y en RTVE.es.

Merece un lugar preminente su novela El hombre que amaba a los perros, sobre la figura de Trotsky. Su huida de Stalin, su exilio en Europa, su aventura y su muerte en México. Un asesinato que perpetra Ramón Mercader. Es una novela escrita con maestría, estructurada con el conocimiento y la sabiduría que adquiere todo escritor avezado y maduro, que usa técnicas y recursos literarios que suscitan la magia de ensambles perfectos, prolijidad en el uso del lenguaje, juego de oposiciones, y la puesta en escena de una galería de personajes que complejizan el planteamiento y logra efectos en la psique del lector, entre otros muchos elementos.

Cuentos: Nueve noches con Amada Luna (1987), La puerta de Alcalá y otras cacerías (1988), Según pasan los años (1989), El cazador (1991), El submarino amarillo –antología del cuento cubano– (1993), Mirando al sol (2009), Aquello estaba deseando ocurrir –antología de cuentos– (2015).

Ensayos y reportajes: Con la espada y con la pluma sobre Garcilaso de la Vega– (1984); Colón, Carpentier, la mano, el arpa y la sombra (1987); Lo real maravilloso, creación y realidad (1989); El alma en el terreno: Estrellas del béisbol  –reportajes en coautoría con Raúl Arce– (1989); El viaje más largo –reportajes sobre historias de Cuba– (1994); Modernidad, posmodernidad y novela policial (2000); Un camino de medio siglo –sobre Alejo Carpentier y lo real maravilloso– (2002); La cultura y la Revolución cubana –entrevistas– (2002); José María Heredia: La patria y la vida –ensayos– (2003); Entre dos siglos –ensayos– (2006); La memoria y el olvido ensayos y artículos– (2011); Yo quisiera ser Paul Auster ensayos– (2015); Los rostros de la salsa –reportajes– (2019).

Guiones: Yo soy del son a la salsa –documental– (1996); Siete días en La Habana –cortometrajes dirigidos por: Benicio del Toro, Julio Medem, Juan Carlos Tabío, entre otros– (2011); Regreso a Ítaca –basada en la obra: la novela de mi vida– (Cantet, 2014).

La gloria se gana con entrega y rigurosidad en la concepción de una obra. Todo gran escritor aspira a ganarse la inmortalidad. Y es el tiempo quien otorga ese sitial cuando en su decurso genera un ejército de lectores exigentes que hacen de una obra un referente obligado.

Asimismo, y sin duda alguna, Leonardo Padura es uno de los escritores latinoamericanos más connotados, leídos y premiados. Entre los innumerables reconocimientos y distinciones, destacan: Doctor Honoris Causa por la Universidad de Juárez (en el marco de la Feria Internacional del Libro, 2025); Medalla Carlos Fuentes (Feria Internacional de Guadalajara, 2020); Premio Princesa de Asturias de las Letras (España, 2015); Orden de las Artes y las Letras (Francia, 2013); Premio Nacional de Literatura (Cuba, 2012); Premio de la Crítica (Instituto Cubano del Libro, 2011) por El hombre que amaba a los perros; Prix Initiales (Francia, 2012) por El hombre que amaba a los perros; Premio Roger Caillois de Literatura Latinoamericana (La Maison de l’ Amérique Latine en colaboración con la Société des Amis et Lecteurs de Roger Caillois y el Pen Club francés, 2012); Finalista del premio Libro del Año, 2010 (Gremio de Libreros de Madrid) por El hombre que amaba a los perros; Premio Francesco Gelmi di Caporiacco (Italia, 2010); Premio Raymond Chandler (Courmayeur Noir in Festival, 2009); Premio Hammett (2006) por La neblina del ayer; Premio Café Gijón, por su novela Máscaras, (1995).

***

Apreciados lectores, entrego a ustedes esta breve entrevista que realicé con el maestro Leonardo Padura, el escritor y periodista cubano que hace más de tres décadas se pasea por América y Europa presentando los frutos de su cosecha. Quien, además, es un asiduo visitante de nuestro país.

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Maestro Leonardo Padura, en su etapa inicial de periodista, ¿cómo fue su experiencia y relación con las revistas El caimán barbudo y Gaceta de Cuba? ¿Qué representaron ellas?

En realidad, esas dos revistas fueron experiencias diferentes, separadas por varios años. Yo trabajé en El Caimán desde 1980, cuando me gradué de la Universidad en la carrera de Letras, hasta 1983, y me enviaron a un periódico porque tenía “problemas ideológicos”. En ese periódico, Juventud Rebelde, trabajé 7 años, como reportero con un estatus muy especial, y en 1990 entro en La Gaceta de Cuba como jefe de redacción. Este es un proceso de evolución y aprendizaje importante y complejo, pues, incluso, el país de 1980 y el de 1990 son diferentes y yo era diferente. En El Caimán me vinculé mucho al ambiente cultural del momento y me dediqué sobre todo a la crítica literaria. En La Gaceta hice de todo, entrevistas y artículos, pero ya con un conocimiento mayor de mis posibilidades y del ambiente. Y la etapa de 1983 al 90, en el periódico aprendí algo que no sabía: a hacer periodismo, y se me dio muy bien, creo. Sobre todo, eso, puedo decir mucho más, pero creo que este no es el espacio disponible para ello.

El alma en el terreno, libro que recoge reportajes sobre jugadores de béisbol fue un éxito, suscitado entre otros aspectos por el sentido de la oportunidad, ¿cierto?

Creo que fue un éxito porque cualquier publicación sobre el béisbol en Cuba tiene éxito. Y porque, creo, las entrevistas eran muy buenas, la verdad. Además, era una época en la que el beisbol cubano tenía una altísima calidad, los estadios se llenaban, la gente hablaba de la pelota todo el tiempo, algo muy diferente a la decadencia que vivimos hoy.

En Los rostros de la salsa, ¿cuál de esos reportajes a grandes músicos le pudo plantear una mayor dificultad, y por qué? Elegir a cada uno de ellos fue porque se le facilitó o decidió que debía hacer un reportaje sobre tal o cual, y fue a buscarlo.

La mayoría de las entrevistas se produjeron por pura casualidad, por estar en el momento preciso en el sitio preciso. Muy pocas fueron buscadas, pues no tenía ni medios ni recursos para viajar a buscarlas. Y, creo, la más difícil fue la primera de Rubén Blades, que se hizo sobre la marcha. La que le hice 25 años después si fue meditada y bien trabajada y por eso es mucho mejor y más enjundiosa.

En sus novelas siempre está la derrota de su generación, el miedo, la incertidumbre, el ‘desencanto cósmico’ como usted le llama, ¿exactamente cuáles son las causas que conducen a esa situación?, ¿es el modelo sociopolítico una de ellas?

Sí, creo que el contexto ha contribuido mucho a fomentar ese sentimiento de derrota de mi generación. De las promesas del pasado, de los sacrificios hechos, de las restricciones vividas, llegamos al punto en que vemos cómo todo se deshace a nuestro alrededor y, como generación, nos asolan el desencanto político, la frustración existencial y la pobreza económica. Es un destino muy triste y ese es, por cierto, el tema de mi próxima novela, Morir en la arena.

El cine como pasión. Regreso a Ítaca es como la metáfora que ilustra la inmersión en ese universo en el que busca aprehender La Habana de su generación. ¿Le satisfizo el trabajo conjunto con Laurent Cantet?

Me satisfizo mucho ese trabajo y aprendí mucho más. Cantet era un hombre de cine, de pies a cabeza, pero a la vez era una persona capaz de dejarte trabajar y luego enriquecer lo que habías hecho. Fue una linda experiencia y, sobre todo, resultó una hermosa y muy profunda reflexión sobre la realidad y frustraciones de mi generación, una película que curiosamente es muy cubana porque aun siendo francés Cantet tenía la capacidad de la comprensión de los otros, no solo de la realización cinematográfica.

La serie Mario Conde ya lleva un buen recorrido: Pasado perfecto, Vientos de cuaresma, Paisaje de otoño, “Adiós, Hemingway”, La neblina del ayer, La cola de la serpiente... ¿Aún se guarda barajar otras cartas para seguir la partida o ya puso coto a esas historias?

Conde sigue vivo. A veces no aparece en algunas novelas, pero luego vuelve. Y creo que en mi realidad hay muchas maneras de que vuelva a ser convocado para otra, otras novelas. Todo depende de si la historia que quiero escribir pertenece o funciona en su sistema novelesco o no. Pero de que volverá… volverá.

¿Sus grandes maestros son los escritores del boom latinoamericano y los autores de novelas policiacas como Vásquez Montalbán, Chandler, Agatha Christie y otros, ¿es así?

Sí y no… Creo que sobre todo me siento cercano a tres grandes sistemas o escuelas literarias, no sé bien cómo llamarlas. En primer término, la novela latinoamericana contemporánea, con la que aprendí mucho a estructurar las historias y a emplear la lengua. Luego la novela norteamericana del siglo XX, por su gran capacidad para contar historias. Y después la novela policiaca de calidad literaria, la de Chandler y Hammett, la de Vázquez Montalbán, que demostraron que la novela policial debía ser primero novela y luego policial. De todas formas, creo que en esta como en otras respuestas podría decir mucho más, pero no sé de qué espacio disponemos y sí sé de qué tiempo dispongo para responder, y nunca es mucho tiempo.

En El hombre que amaba a los perros recrea y construye el itinerario del exilio de Trotsky hasta su muerte, sondea sus pensamientos y sentimientos, ¿cómo cree o se imagina que hubiera sido su gobierno en el caso de haber tomado las riendas del poder en la URSS?

Lo que pasó, pasó. Lo que no pasó pues no pasó… Es lo único que puedo decirte. Las especulaciones sobre lo que pudo ser la historia son ejercicios de imaginación y nada más.

En la estructura de la novela plantea el recurso del paralelismo para el desarrollo de las historias, ¿le gusta mucho ese recurso?

Me gusta tanto como la convergencia o no de las líneas argumentales o la independencia entre ellas, como ocurre en Herejes, que de cierta forma son tres novelas en una, por lo que un colega español me dijo: “Si hubieras publicado esas tres novelas separadas, hubieras ganado derechos de autor tres veces. Así fue una sola vez…”. Lo que te quiero decir es que busco la estructura que mejor se adapte a la historia que quiero contar y es la que empleo. Pero siempre muy, muy preocupado por ese elemento de composición que es tan importante.

¿Experimentó algún tipo de sentimiento por la figura de Ramón Mercader (asco, tristeza, lástima)?

Quizás algo de compasión. Ramón Mercader era un fanático, fue un asesino despiadado, pero también fue una marioneta en manos de muchas gentes, su madre Caridad en primer término y luego los mentores políticos que tuvo y que lo moldearon, lo convirtieron en lo que fue. Pero creo que siempre, siempre, uno tiene la posibilidad de decir NO. Y si muchas veces no lo decimos es por miedo, por miedo a las consecuencias. Y Ramón, creo, tuvo la posibilidad y no quiso decir NO. Al contrario, quiso decir que SÍ… y por eso así arranca mi novela.

Maestro, su rol de conferencista, sus constantes viajes lo mantienen en contacto con su público y le permiten relatar las relaciones del escritor y su obra, y tratar otros temas de interés igualmente. ¿En esa permanente interacción sobre qué aspecto más le preguntan?

Uf, depende de muchas cosas, pero siempre hay un interés muy grande por la realidad y la política cubanas, porque Cuba ha sido un foco de interés en todo el mundo, con especial intensidad en América Latina. Y a veces me preguntan incluso sobre el futuro de Cuba y, la verdad, no sé qué responder, pues yo también me hago a mí mismo esa pregunta y… no sé qué responder. O, peor: no sé quién me la podría responder con honestidad, así que saco de los posibles interrogados a los políticos.

Ha consolidado una gran relación con Colombia. ¿Cuál es su apreciación, su mirada sobre nuestro país?

No me gusta, porque no es justo, realizar valoraciones sobre sociedades en las que no vivo, pues el riesgo de ser superficial es enorme, y más el de equivocarnos… así que solo te diré que Colombia me parece un gran país, con unas potencialidades económicas enormes que están aún por explotar, con una gran cultura, una literatura exquisita y, sobre todo, con unas personas abiertas, maravillosas, inteligentes (debe ser por eso que allá tengo tantos lectores, ¿no?) … Como casi no voy a Bogotá por mis problemas con la altura, visito con frecuencia Medellín, Cali y sobre todo la costa Caribe y siempre vuelvo lleno de alegría y de abrazos.

Epílogo

No se puede dejar de leer a un autor que con cada novela nos engancha desde la primera línea a disfrutar de su creación y su lenguaje.

 

René Arrieta Pérez 

Sobre el autor

René Arrieta Pérez

René Arrieta Pérez

Crónicas

René Arrieta Pérez. Lingüista de la Universidad de Cartagena. Escritor, periodista e investigador de la cultura. Autor de los libros de poesía: Salmos del segador de mieses, He olvidado su nombre, Bodegones, El leve vuelo de las mariposas.

3 Comentarios


Rafael Sarabia Gomez 08-08-2025 10:55 AM

Te felicito René, excelente entrevista con el maestro, Leonardo Padura, tuve la oportunidad de dialogar y tomarme unas fotografías con el, en una de sus venidas, a FELICAR.

LEONARDO Ronderos 08-08-2025 08:46 PM

Gracias por un excelente manejo de la entrevista

Ricardo lopez Solano 03-09-2025 12:37 PM

Mejor dicho, béisbol, salsa, Heminway, entre otros, Leonardo Padira un polifacético de alto nivel. Super.

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