Literatura
La semilla, un libro de cuentos de Cristo Humberto Ortiz
En estos días, caminando por el centro de Valledupar, tuve la fortuna de encontrarme con un libro, arrumado entre montones y aguardando tranquilamente por una adopción.
Hace una docena de años fue editado y en el lapso, seguro más de un lector se maravilló con la fantasía, el color y la autenticidad de sus páginas. Se trata de “La Semilla”, trece cuentos escritos por Cristo Humberto Ortiz Torregroza, un administrador agropecuario nacido hace 60 años en Ocaña, criado en Costilla y residenciado desde 1992 en Aguachica.
La naturaleza silvestre y humana es protagonista en esta obra. Así podemos encontrar moralizantes diálogos como el entablado entre un viejo alazán, una culebra cascabel y el ingenioso Tío Conejo; o el ágil relato de cómo una liviana semilla se torna en frondoso roble, hogar de aves, insectos y reptiles, hasta que un día la voraz motosierra los envía al exilio.
Mary Daza Orozco en la contraportada, resume el libro como un sencillo extracto de la cotidianeidad, “con sabor a los buenos tiempos, aquellos en los que las narraciones eran el centro de la vida familiar... Es el cuento didáctico que deja en el alma, el sentir de niños y adultos, la alegría por la naturaleza y la vida, pero a la vez la inquietud por el deterioro del mundo”.
El discurrir de La Semilla es una metamorfosis, pues inicia con los bríos y la dinámica de la naturaleza en plena acción, surca el meridiano de una cultura cesarense rica en anécdotas y al final, se sumerge en el profundo significado del lenguaje subjetivo, cuyas escenas y figuras dejan vislumbrar recuerdos nostálgicos y huellas cuyo origen sólo el autor conoce, ¿pues qué otra cosa podría significar el reflejo felino de la mujer amada en el espejo?
Del autor podemos decir además, que es un virtuoso guitarrista autodidacta, cantautor, poeta y funcionario de la Corporación Autónoma Regional del Cesar, definitivamente un hombre talentoso y multifacético.
Bellas ilustraciones acompañan cada relato, óleos y acuarelas pintadas por Jairo Romero (Valledupar) y Jorge Eduardo Ríos (Aguachica), logran ambientar el mensaje esencial de las palabras. 158 páginas, letra grande y espaciada, editorial Lealon (Medellín), ISBN 958332308-X.
José Luis Ropero de La Hoz
@Roperodelahoz
Sobre el autor
José Luis Ropero de La Hoz
Enfoque directo
Valledupar (1985). Profesor y comunicador por vocación, su columna “Enfoque directo” ofrece una mirada del acontecer cultural sin formalismos. Admirador de la naturaleza y el talento humano.
1 Comentarios
Que bonito articulo que hace ya 9 años hicieron y hasta ahora puedo ver; que bonito saber que les gusta todo eso magico que solía escribir mi gran hombre, mi padre, mi amor bonito que por cierto ya no esta a nuestro lado, pero que inmortalizo su presencia con tan grandes obras. Bendiciones
Le puede interesar
Transmilenio
Quizás cuarenta. Nunca menos de treinta y cinco años. Inicialmente pensé que era una muchacha de veinte: jean desgastado, camisil...
El crimen de las jirafas
Aunque era el más grande del curso, Ernesto no tenía ínfulas de capo ni se comportaba de manera arbitraria. Su actitud hacia nosotro...
Todo un carácter, de la escritora catalana Imma Monsó
“Escribo para vivir, escribo por vicio, escribo para reír, escribo para reconstruir lo que pierdo y volver a tenerlo, escribo para...
Los más de 400 años de Don Quijote
En una aldea de la Mancha de cuya historia quiero acordarme para escribirla, entre los viejos libros de su biblioteca el caballero de...
En el café de la République, de Juan Gabriel Vásquez: un cuento sobre el miedo al abandono
«Tu nombre y tu dirección aparecen mecanografiados en el sobre, pues he querido evitar que conozcas mi letra y tires la carta a l...