Literatura
Cuento: En medio de la noche
Yo estaba acariciándome los senos. Me irrumpían velas y plumas que expedían un olor a sándalo.
La medianoche arribaba con rapidez. Hacía rato que había dejado de oír a lo lejos la voz arrogante de Pablo, al parecer había terminado de darles órdenes a sus hombres. Sin embargo, seguía haciéndome esperar. Desesperada, me puse la bata y salí a buscarlo.
Recorrí todo el interior de aquella casa suntuosa y sólo pude hallar de él un par de habanos mal apagados. Luego sentí ciertos movimientos en el patio y con cuidado me dirigí hacia allá.
Cuando me aproximé a la piscina, vi de repente entre las aguas a Pablo: estaba juntando delicadamente sus labios con los labios de alguien, a quien desde la posición que yo ocupaba, no alcanzaba o tal vez me rehusaba a distinguir.
De modo que me acerqué un poco más. Atónita, descubrí que se trataba de Gonzalo, la mano derecha de Pablo, cuya piel dorada y musculatura perfecta tal la de un dios -reconozco- lograron tentarme en varias ocasiones.
Ahora, sin que ellos se percataran de mi presencia, salí corriendo en busca de la pistola que Pablo me había dado para que utilizara cuando fuera necesario…
CARLOS CESAR SILVA
1 Comentarios
Preciso.
Le puede interesar
Albert Camus, siempre presente
Sus enemigos creyeron condenarlo como un filósofo para estudiantes de bachillerato. Y es cierto. Los libros de Albert Camus mantienen ...
Biblioteca Rafael Carrillo Lúquez abre convocataria para concursos literarios
El concurso de escritura de la Biblioteca Departamental Rafael Carrillo Lúquez se ha consolidado como el premio literario predilec...
Diez consejos de la escritora Virginia Woolf para escribir mejor
Nacida en Londres en 1882 y fallecida en Sussex en 1941, Virginia Woolf puede considerarse una de las figuras más emblemáticas d...
El último vuelo del flamenco de Mia Couto
Cuando terminé “El último vuelo del flamenco” (2002), del mozambiqueño Mia Couto, exclamé en voz alta: ¡Qué libro tan hermo...
El regalo de los Reyes Magos, el cuento breve de O. Henry
Un dólar y ochenta y siete centavos. Eso era todo. Y setenta centavos estaban en céntimos. Céntimos ahorrados, uno por uno, disc...