Literatura
El escritor que no publica y que difícilmente escribe
Mantengo en la Universidad y en la ciudad en general unas conversaciones muy animadas con ciertos amigos. La literatura suele ser el motivo de ciertos encontronazos, lo reconozco, y eso se debe a ciertas diferencias de percepciones y criterios que no cabe abordar en esta columna, pero también porque algunos de los que empiezan a opinar se empecinan en adoptar el título de escritor como si esto les diera la razón en todo lo que dicen.
Y acá quiero dejar plasmado mi primera duda. El término de escritor se puede adjudicar a una persona que escribe con frecuencia, que trabaja diariamente para pulir su obra y, finalmente, publicar lo que ha hecho o por lo menos divulgarlo de manera amplia y así enfrentarse al público y la crítica.
Sin embargo, el escritor que escribe ocasionalmente, que no se obliga a sentarse y no publica –aunque sea autoeditado–, no puede considerarse un escritor sino un escribiente. Es decir una persona que escribe como simple pasatiempo.
Sé que esta definición puede provocar muchas asperezas. Me imagino que estas últimas líneas habrán ofendido a los que en la soledad de sus casas persisten en considerarse escritores, pero seamos realistas: ser escritor no se improvisa de un día para otro y publicar es una de las etapas indispensables para poder entender lo que implica esta profesión.
Por ende, el oficio de escritor supone toparse con las opiniones del público, exponerse, entender los entresijos del mundo de la edición, aprender la mejor forma de presentar y vender su libro. La publicación es un factor central en este oficio.
Para darles un ejemplo, tomemos el caso de un señor que dice ser músico, pero que no sabe leer la música. Ese señor, por muy buen oído y agilidad que tenga, no es un músico sino un intérprete que logra transmitir las emociones de una canción. Ser músico significa también escribirla y poder leerla.
Cada palabra tiene un significado y el “escritor” tiene como principal fin publicar sus escritos o sus opiniones y encontrarse con los lectores. Un escritor debe tener un pie en metido en un medio de comunicación y otro escribiendo en su casa. No puede sentir vergüenza o miedo a la hora de expresarse en una columna. ¿Acaso lo tuvieron Álvaro Mutis, Gabo, William Ospina, Juan Gabriel Vásquez, Caycedo y otros escritores nacionales?
Éstas son algunas reflexiones que dejo escritas para que mis colegas docentes, que tan rápidamente se entronizan con la etiqueta de escritor, se pongan las pilas y escriban de verdad.
José Luis Hernández
Sobre el autor
José Luis Hernández
La Lupa literaria
José Luis Hernández, Barranquilla (1966). Abogado, docente y amante de la literatura. Ofrece en su columna “La Lupa Literaria” una perspectiva crítica sobre el mundo literario y editorial. Artículos que contemplan y discuten lo que aparece en la prensa especializada, pero aplicándole una buena dosis de reflexión y contextualización.
0 Comentarios
Le puede interesar
El Patas blancas
Fue el 26 de marzo del año 2017 el día que lo conocí. Salió de no sé dónde. Enseguida me miró y comenzó a darme órdenes co...
Los afectos del horror, el cuento de Carlos César Silva
El escritor y abogado Carlos César Silva publica en diciembre del 2021 su libro “La Cacería de los perturbados”, un conjunto ...
La noche del bar
Confieso que fue una noche terrible y poco aromática. Rada y Guerra, dos viejos amigos de colegio se encontraron años después ...
Cumpleaños 87, Gabriel García Márquez (Parte II)
Me atrevería a afirmar que Gabriel García Márquez es el autor que más he leído desde que tengo memoria, incluso mucho más que Mar...
Carta a mi futuro hijo (II)
Va a nacer, me dijo una voz presurosa desde el otro lado del teléfono, como si me descubriera el mundo o si me revelara un secreto...