Literatura

Siete epitafios del poeta Luis Mizar

Redacción

04/10/2023 - 00:10

 

Siete epitafios del poeta Luis Mizar
El poeta Luis Mizar en plena lectura de sus poemas / Foto: José Luis Molina

 

Luis Mizar nació el 8 de julio de 1961 en el tradicional barrio Cañaguate de Valledupar y su niñez la vivió al lado de sus padres en el popular Primero de mayo de la misma ciudad. En Cartagena se fue a estudiar Ingeniería civil pero quedó atrapado en las redes de la literatura, y fue así como dio a conocer por primera vez su obra en el taller El Candil de la Universidad de Cartagena.

Primer puesto en el Concurso de poesía convocado por el Instituto de Cultura del Cesar (1990 y 1993), y del Festival Nacional de Poesía en San Diego (1990), Mizar fue durante diez años catedrático en el área de literatura en la Universidad Popular del Cesar.

Los epitafios divulgados a continuación fueron publicados por primera vez en la recopilación de la Biblioteca Departamental del Cesar (2017).

 

Epitafio para un cautivo del saxo

Esto es ruido, oscuridad, olvido,

Afanosa descomposición.

El descanso eterno ya me ha tropezado

en la espesa melodía de un saxo.

 

Epitafio para un ladrón de libros

En esta tumba se pudren de envidia

los restos de aquel estiércol erudito y ladrón de libros

quien en su cojitranca existencia fue úlcera para sus camaradas

y aún rumiado por los gusanos, rechazado por las tinieblas,

y maldecido por la maleza,

intenta defecar en los colores del amanecer.

 

Epitafio amoroso

Convertido en sustancia erótica,

Rumbo a la nada,

Descubro que mi deseo (insaciable lobezno)

Continúa reclamando

el gemido de tu fogosidad.  

 

Epitafio para Gregorio Samsa

Atollada

En las ásperas penumbras

de esta tumba

se pudre mi inocencia.

Pero aquí soy feliz

porque tengo la certeza

que padre se ha librado

de mi barro proteico

y del ubicuo fardo

de mi debilidad.

 

Epitafio a ritmo de Jazz para Louis Armstrong

Una noche rayada de luces de neón y meditabunda

como una yegua bañada de relámpagos

a orillas del río Hudson,

en el corazón de Manhattan,

yo, afiebrado por el vértigo de la música

que volvía añicos las murallas que encerraban al ser,

concebí mi tumba como una trompeta

que sonara el silencio en el rosado caracol de la eternidad.

 

Epitafio para Raskolnikov

Lavé mis manos manchadas de sangre

en las cristalinas aguas de río Neva

la claridad serpenteante del fluido

se enturbió por la fuerza oscura de mi inocencia.

Todo Petersburgo enlodó sus luces y su conciencia

con el inevitable crimen de las dos hermanas.

Las calles injustas, el paisaje irreflexivo

y las paquidérmicas noches blancas se ensañaron acusándome.

Solo mi aporreado ser sabe lo nula que es mi culpabilidad.

Aún después de mi muerte

Sé que seguiré siendo el instrumento elegido

Por la pesadilla de un hacha.

 

Epitafio para una cigarra

Yace adherida a la corteza de un yarumo

la sombra ataviada de un grisáceo arcano

que suspendió el vuelo para corregir

la disonancia de su canto que opacaba

el colorido del bosque, en la estrangulada eternidad.

 

PanoramaCultural.com.co

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

Un premio para los jóvenes lectores

Un premio para los jóvenes lectores

Leer en vacaciones tiene premio gracias a la campaña nacional “Leer es mi cuento”. El Ministerio de Cultura y la Biblioteca Naci...

La saga familiar de Kirmen Uribe

La saga familiar de Kirmen Uribe

“Vojtech (Jasny) me dijo una frase: “Nada ocurre en vano” (Op. Cit, pág 156). La lectura de esta sabia sentencia, con la cual...

Plagios y escritores ilustres: una relación tormentosa

Plagios y escritores ilustres: una relación tormentosa

En los oídos sigue resonando la noticia del plagio de Alfredo Bryce Echenique. El escritor peruano, autor de “La amigdalitis de Tarz...

Harold Alvarado Tenorio: una semblanza del poeta y crítico

Harold Alvarado Tenorio: una semblanza del poeta y crítico

Conocí Harold Alvarado Tenorio a mediados de los años setentas y fundé con él desde entonces una relación entrañable. Éramos un...

Los vecinos nunca sospechan la verdad, el cuento breve de Óscar Collazos

Los vecinos nunca sospechan la verdad, el cuento breve de Óscar Collazos

Es verdad: los vecinos nunca sospechan la verdad: se encierran en sus conciliábulos, son herméticos en sus conjeturas, carecen de ima...

Lo más leído

¿Qué es la oralidad?

Javier Zamudio | Patrimonio

Vida y trayectoria de Rafael Pombo

Redacción | Literatura

La Cultura y el laberinto del poder

Omar Castillo | Pensamiento

La parranda vallenata como un ritual de amistad

María Ruth Mosquera | Música y folclor

Vallenato clásico

Luis Carlos Ramirez Lascarro | Música y folclor

La Parranda vallenata

Carolina Rosa Guerra Ariza | Patrimonio

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados