Literatura
Claves del oficio de escritor, según Nahum Montt
Es cierto que la escritura es una de esas actividades que se cultivan a puertas cerradas, que se alimentan del ejercicio solitario y terminan muchas veces en obsesión. Mucho se ha dicho sobre el oficio de escritor, y mucho se seguirá diciendo, porque –al igual que la pintura– no existen reglas determinadas ni tampoco diplomas para definirlo.
No obstante, las anécdotas de los escritores con un recorrido son valiosas. Permiten conocer el esfuerzo y la disciplina que hay detrás de un libro de cuentos, una novela o una poesía. Esas manías que crecen frente al teclado o en los momentos de lectura.
El escritor colombiano Nahum Montt, autor de novelas como “El eskimal y la mariposa” o “Midnight dreams”, ofreció una perspectiva insólita en el marco del taller de la red Relata organizado en Valledupar ante la mirada de un público atento.
Tras una lectura de un breve cuento, Nahum expresó que los escritores no existen sin el fruto de su esfuerzo diario. Dicho de otra manera: la figura del escritor existe en el momento en que escribe y, visto de este modo, el oficio existe mientras se vayan creando compromisos indelebles, ataduras, o procesos continuos de creación y publicación, que materializan el esfuerzo del escritor.
Según Nahum, todo puede ser la fuente de inspiración: una noticia, una imagen de la infancia, un olor, un perfume, algo que sirva de detonante para sentarse a escribir con regularidad. No hay límites a la hora de crear un relato. De hecho, el detalle más insignificante puede ser la puerta abierta a una novela maravillosa.
“La realidad es una forma de inspirarse”, explica el escritor. En lo que nos rodea se encuentra el inicio de un relato: un ventilador estropeado, una mancha en un pantalón o una ausencia en una sala pueden ser los instigadores de historias que enganchan y emocionan.
Por eso, una de las virtudes del escritor es la observación. Dedicar tiempo a un objeto o un personaje, darle características únicas o anodinas, ayudan a que el relato sea más realista y, por consecuencia, más creíble.
En cuestiones de preparación y de crecimiento, Nahum compara la literatura con el futbol. “Pienso en Messi o Ronaldo –manifiesta–, ellos se entrenan mucho para un partido. El escritor también debe leer y prepararse para el ejercicio de escritura”.
Asimismo, cada libro o cada relato pueden considerarse como un partido de futbol. El escritor debe adelantarse a ellos, proyectarse y leer mucho para enfrentarse a nuevos retos.
En cuestiones de horarios, Nahum no considera que las largas jornadas de escritura –con 8 o 10 horas seguidas de encierro– sean productivas. “Uno tiene dos horas de lucidez al día –sostiene–, y deben usarse con total esfuerzo”.
Desde su perspectiva de escritor en temáticas históricas, Nahum explica que no hay época que no esté expuesta a polémicas y discusiones. “Independientemente del tiempo, el relato es igual de complejo a la hora de construirlo –concluye–. El tiempo lo construyes tú”.
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