Música y folclor
Alejandra Peñaloza, la cantante barranquillera que interpreta música vallenata

Alejandra Peñaloza, que es quizá la primera barranquillera en grabar música vallenata con el acompañamiento del acordeón, recientemente lanzó en los principales servicios de streaming la canción “Ojos indios”, de la autoría de Alfredo Gutiérrez. Ella iba a grabar este tema con este afamado acordeonero; sin embargo, un hecho inesperado lo impidió. Esta posibilidad surgió después de que el tres veces rey del Festival Vallenato la escuchara cantar y destacara su voz por lo afinada.
Según Alejandra, su talento lo hereda de su abuela Jerónima de la Hoz, a quien escuchaba interpretar canciones vallenatas, especialmente las de Alejandro Durán. Mientras le acredita el gusto por la música a su padre, Amaury Peñaloza, a quien identifica como melómano y fanático de la guacharaca. Mientras que su amor por el vallenato se lo debe a su familia, pues con ella creció escuchando a Los Hermanos Zuleta, a Diomedes Díaz y a Iván Villazón. Después, descubrió a Carlos Vives y lo convirtió en otro referente musical.
Pero Aleja no siempre ha estado ligada con el vallenato. De hecho, en sus inicios como cantante en las competiciones escolares que organizaban en el colegio Nazaret Olaya, lo suyo era interpretar otros géneros musicales, como el pop y las baladas. En estas competencias siempre ocupaba los primeros lugares; tanto así que aún conserva algunos trofeos y recuerda otros reconocimientos porque en algunas oportunidades fue dinero lo que recibió.
Fue en este colegio donde algunos profesores le dieron las primeras orientaciones musicales que les sirvieron para su lograr su primera producción la canción Sé que puedo.
—Para cuando la grabé tenía 15 o 16 años y mi voz aún no había madurado. Era un pop que hice con el apoyo del productor Whiteshark. Desde entonces no me he detenido musicalmente, pues llegaron otras grabaciones, impulsada, fundamentalmente por mi decisión de ser cantante. Indica Alejandra.
Más tarde, sintió el impulsó fundamental del productor musical Freddy Mendoza, a quien Alejandra rememora como importante en su vida artística pues él, con su creatividad y visión, contribuyó, entre otros asuntos, en el aprendizaje para la escogencia de las canciones a grabar, en la forma de vestir para sus presentaciones. De esa época, señala, que el estilo de su canto era el de la música urbana.
Después, bajo la dirección de Braulio Tilano y Martín Madera, Alejandra interpretó cinco canciones vallenatas. En esa producción fue incluida la canción Corazón flechado, de la autoría de Martín Madera, músico y compositor al que antes le grabó Entre tus brazo, junto al tema Hasta el fin, del autor boricua Gustavo Laureano, ambas en ritmo de tropipop.
Sin lugar a dudas, la carrera de Alejandra ha estado apoyada de importantes productores musicales. Con el pianista venezolano Ricardo –Tato- Hernández. Con el produjo Dime que por ti te mueres. Al lado del productor Nelsón Fontalvo Norwood, grabó Mi querido cascarrabias. Y junto al pianista, compositor, arreglista, cantautor y productor musical de merengue, bachata y salsa, el dominicano Juan Valdez Ybet, interpretó Este inmenso amor, en ritmo de bachata.
Últimamente, el maestro Alfredo Gutiérrez renovó su interés por grabar un tema de su autoría junto a Alejandra, lo que seguro será un éxito musical.
Además de estas producciones musicales, Alejandra tuvo la oportunidad de grabar con la orquesta La Playa y con la de Kike Giraldo. En esta última participó por recomendación de Luis Carlos Polo, quien sabía de su capacidad como interprete, ya que en su casa disquera ella grabó el tema Este inmenso amor, aunque la producción musical fue en República Dominicana. La recomendó porque al decir de Luis Carlos, “A Alejandra le pega todo en el canto”.
Pero Alejandra arrastraba el deseo de ser intérprete de música vallenata, como si lograrlo formara parte de las grandes metas trazadas en la historia de su existir. Como si ella fuera Jerónima, su abuela, que iba a la orilla de la ciénaga de Zapayán, en Bomba, a tararear las canciones de Abel Antonio Villa, de Luis Enrique Martínez, de Durán y de Buitrago.
—Yo he cantado todo tipo de música: tropical, merengue, pop, urbano, electrónica, champeta, boleros, baladas, en fin. Pero cuando interpretaba vallenato, sentía una conexión más profunda con la música, por eso me enganché con él. Sin embargo, eso no significa que con los demás géneros no me haya sentido bien, pero con el vallenato hay un apego total.
En el cumplimiento de esa meta, Alejandra encontró el marco musical del acordeonero Mario García Llerena, el complemento perfecto para sus aspiraciones como cantante. Mario es un músico forjado con las bases del vallenato tradicional y con la experiencia de haber participado con éxito en importantes festivales organizados en el Caribe colombiano. Unión que se mantuvo por más de un año y que se frustró porque García se mudó para Santa Marta.
Actualmente, mantiene su agrupación musical y su canción Ojos indios, se ubica en los primeros lugares de los hits parade de algunas emisoras y en You Tube cuenta con un número importante de reproducciones.
Alejandra Peñaloza con su voz afinada se abre espacio en un género musical que por antonomasia es machista. Lo hace sintiendo, a veces, que no es profeta en su tierra; pero convencida de que, con sus atributos musicales, cada día logrará más triunfos y reconocimientos. Así como lo hizo su paisano Alberto Pacheco al coronarse rey vallenato en Valledupar, enfrentándose a lo entonces más grande de la música vallenata.
Álvaro Rojano Osorio
Sobre el autor

Álvaro Rojano Osorio
El telégrafo del río
Autor de los libros “Municipio de Pedraza, aproximaciones historicas" (Barranquilla, 2002), “La Tambora viva, música de la depresion momposina” (Barranquilla, 2013), “La música del Bajo Magdalena, subregión río” (Barranquilla, 2017), libro ganador de la beca del Ministerio de Cultura para la publicación de autores colombianos en el portafolio de estímulos 2017, “El río Magdalena y el Canal del Dique: poblamiento y desarrollo en el Bajo Magdalena” (Santa Marta, 2019), “Bandas de viento, fiestas, porros y orquestas en Bajo Magdalena” (Barranquilla, 2019), “Pedraza: fundación, poblamiento y vida cultural” (Santa Marta, 2021).
Coautor de los libros: “Cuentos de la Bahía dos” (Santa Marta, 2017). “Magdalena, territorio de paz” (Santa Marta 2018). Investigador y escritor del libro “El travestismo en el Caribe colombiano, danzas, disfraces y expresiones religiosas”, puiblicado por la editorial La Iguana Ciega de Barranquilla. Ganador de la beca del Ministerio de Cultura para la publicación de autores colombianos en el Portafolio de Estímulos 2020 con la obra “Abel Antonio Villa, el padre del acordeón” (Santa Marta, 2021).
Ganador en 2021 del estímulo “Narraciones sobre el río Magdalena”, otorgado por el Ministerio de Cultura.
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