Música y folclor

Un desfile de piloneritas pasado por agua

Redacción

26/04/2012 - 11:07

 

Una pilonerita con su madre Miércoles 25 de abril del 2012. El primer desfile del Festival Vallenato llega con ese rumor que acompaña los grandes eventos. Madres, padres y demás familiares, acompañan a sus hijos en la primera gran fiesta popular tras varias semanas y meses de preparación.

Las piloneritas y piloneritos llegan ataviados con las vestimentas tradicionales. Ellas despliegan sus colores vivos y ellos un blanco ceremonial. Todos están listos para el desfile anual y, salvo la edad, pocas son las diferencias con los grupos del día siguiente.

Pasadas las 3 de la tarde, con el calor inevitable del mes de abril, empieza la danza del pilón. Los grupos emprenden su marcha en la carrera 19 donde los palos de mango brindan un cobijo para el sol aplastante.

La euforia se propaga por las calles con una facilidad descomunal. Miradas, palmadas y carcajadas acompañan los contoneos de los jovencitos que siguen al pie de la letra las coreografías ya cien veces ensayadas.

La sensación de placer es tan grande que parece imparable. La danza del Pilón y los niños conforman una alianza de grandes emociones: inocencia y sencillez, euforia y sinceridad. Así pues, el espectáculo es un verdadero divertimiento, sobre todo para los padres que ven en sus hijos todo lo que ellos quieren ver: dedicación y talento, orgullo y belleza.

Sin embargo, algo se avecina y amenaza con poner fin a este momento de fervor. Muchos dicen que la lluvia es inevitable en los días de festival en Valledupar y parece que el cielo les esté dando la razón.

Poco antes de las 4 de la tarde, el cielo empieza a tronar y, si bien las sonrisas se mantienen en los rostros, el temor ahora aparece en los ojos. ¿Habrá o no desfile? ¿Llegarán los piloneritos al centro comercial Guatapurí?

La respuesta es inmediata. El aguacero lo aclara todo y, de repente, el desfile se interrumpe. Los palos de mango ya no sirven para proteger del sol sino para resguardar del agua y debajo de ellos se concentran familias enteras. En las esquinas, farmacias y otros locales que ofrecen espacios protegidos se ven inundados de personas a la espera de que la intemperie se apacigüe.

El Festival ya empezó para los más pequeños y la lluvia les acompañó. Nos queda un consuelo y es que, según las estadísticas de mucha gente, nunca suele llover dos días seguidos…

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