Música y folclor

La historia de la canción ‘El Cachaquito’

José Atuesta Mindiola

13/04/2015 - 06:00

 

Acordeoner / Obra de Andrés Landero

En el arte prima la creatividad y la imaginación, porque la creación es esencialmente cerebral y no sentimental.

Es un error conceptual pedirles a los compositores que no inventen, que hay que cantarle a las cosas que suceden. El compositor tiene la libertad para elegir el tema, hacer sus versos y su melodía.  No siempre tiene que ser una historia real.  Hay compositores que le cantan a los amores deseados o imaginados; otros que viven  como místicos ermitaños y en sus versos emergen las virtudes de un galante conquistador.

Aunque muchas canciones nacen de  acontecimientos reales, hay otras que se originan de historias tergiversadas. Al  escuchar los versos de la reconocida  canción  ‘El Cachaquito’, enseguida pensamos que es una canción  que nace de la infidelidad de una dama, pero es una broma, gracias a la chispa y al ingenio del compositor Miguel Yanet Díaz. Leamos las dos primeras estrofas:

 

A quien se te parece a ti ese Cachaquito/

verdad que no parece hijo de un vallenato/

Dios que me perdone lo malo que digo/

pero un mariangolero no pinta cachaco.

 

Los dos somos paisanos nacido en La Costa/

de un pueblo donde somos de color negrito/

buscale otro papito a ese criatura hermosa /

que yo no soy el padre de ese Cachaquito.

 

Esta es la historia real de la canción. Elodia Torres Betín en los años de 1960 era una hermosa mujer, amante de la fiesta y por sus habilidades culinarias  trabajaba en Valledupar. A finales de 1966 hace pareja con el joven Darío Maestre Guerra (de facciones ‘cachacas’),  pero éste en marzo de 1967 fue reclutado por el Ejército nacional a prestar el servicio militar en la ciudad de Santa Marta. La única razón que lo eximía de esta obligación era que estuviera casado, pero como vivía en unión libre tuvo que irse,  y se fue pensando en el hijo que había dejado en el vientre de su compañera.

Elodia al verse sola en Valledupar, y por su estado de gestación, regresa a su casa materna en Mariangola. Un paisano y amigo de su familia, Hugo Granados Melo, de piel azabache, como la sombra de la noche, empieza  a cortejarla y se unen en pareja.  El 3 de septiembre de 1967 da a luz a  un niño, que sería bautizado con el nombre de Enielsen Torres, de color blanco muy parecido a su padre biológico. Los amigos de parrandas de Hugo, entre ellos el cantautor  mariangolero Miguel Yanet Díaz,  llegaron a conocer al recién nacido y en broma comentaron: parece un cachaquito. 

Este fue motivo para aderezar la parranda, porque las parrandas son un encuentro para la diversión y los chistes. Meses después Miguel Yanet  Díaz estrenaba su canción con el acordeón de Ovidio Granados; a finales de 1968 fue grabada en su voz con el Conjunto de Los Playoneros del Cesar, se convirtió en un éxito musical y desde entonces Mariangola es reconocida en el ambiente  cultural  como ‘Tierra del Cachaquito’. Antes  se conocía como la “Tierra del Santico Hallao”, por la velación que hacia Camila Durán  los 3 de febrero de un santo tallado en metal que en 1956 ella encontró mientras cortaba leña  y  como el rostro estaba  un poco deteriorado,  resolvió llamarlo ‘Santico Hallao’. 

 

José Atuesta Mindiola 

Sobre el autor

José Atuesta Mindiola

José Atuesta Mindiola

El tinajero

José Atuesta Mindiola (Mariangola, Cesar). Poeta y profesor de biología. Ganó en el año 2003 el Premio Nacional Casa de Poesía Silva y es autor de libros como “Dulce arena del musengue” (1991), “Estación de los cuerpos” (1996), “Décimas Vallenatas” (2006), “La décima es como el río” (2008) y “Sonetos Vallenatos” (2011).

Su columna “El Tinajero” aborda los capítulos más variados de la actualidad y la cultura del Cesar.

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