Música y folclor

La Lorenza, Mocarí o Tapaboca

Álvaro Rojano Osorio

25/06/2021 - 05:30

 

La Lorenza, Mocarí o Tapaboca
Expresiones del folclor sabanero / Foto: Shutterstock

 

En 1929, la orquesta de Juan Pulido grabó para la RCA Víctor, en Nueva York, la canción “Óyeme, Lorenza”, de la autoría de José María Camacho y Cano, constituyéndose en el primer porro en ser llevado al acetato en la historia de la música del Caribe colombiano. Mientras éste sonaba en esa ciudad, en algunos fandangos organizados en pueblos y veredas del Bolívar grande, se escuchaba y bailaba un porro, interpretado por bandas de viento, al que algunos llamaban “Mocarí” y otros “El tapaboca”, y que al final del siglo XX fue identificado como “La Lorenza”.

Se trata de un porro pelayero grabado en 2002 por la Súperbanda de Colomboy, tras ser arreglado por el licenciado Dairo Meza. Éste, quien es director de la banda departamental de Sucre y director musical de la orquesta de Juan Piña, recuerda cómo supo de esta canción, por qué fue llamada Lorenza y cuáles fueron los arreglos que le hizo:    

“Fue a principios de los años noventa, cuando llegué a la banda Nuestra señora del Rosario de la Doctrina, Sucre, para trabajar provisionalmente con ellos -sostiene Dairo-. Estando en La Doctrina recibí un casete de manos de Juan Correa, el trombonista de esta agrupación, y al pedirle una explicación de lo que me entregaba, respondió que lo había mandado a los organizadores del festival del porro en San Pelayo. Me explicó, además, que contenía la grabación de varios porros tradicionales que recuperaron con la organización de un grupo musical, con el fin de evitar que los siguieran tocando sin la cadencia tradicional.”

“Arreglé el porro y me lo llevé para La Doctrina, hice varios ensayos con la banda y lo interpretaron en el festival en San Pelayo. Después me fui para Colomboy, y reunidos con los miembros de la Superbanda les dije que tenía un porro palitiao para incluirlo en el disco de larga duración que íbamos a grabar. Comencé a tararearlo con la trompeta y recuerdo que Walter Macías, el bombero del grupo, me dijo: “Eeggddaa maestro, ese porro es hincha bola (cansón). Eso no le gusta a nadie.”

“Ensayamos el tema y gustó. Entonces, los músicos dijeron: “¡Qué vaina tan bacana!”. Después, pregunté cómo se llamaba, pero nadie conocía su nombre. Recuerdo que Walter Macías me dijo: “Yo creo que los que pueden saber cómo se llama son los músicos de la banda Nueva Esperanza de Manguelito. Lo digo porque los he escuchado interpretándolo en algunos fandangos, lo hacen cuando se les acaba el repertorio.” Recuerdo que cuando nos volvimos a reunir en Colomboy, Walter me dijo: “Maestro, averiguamos y parece que se llama “La Lorenza.”

Consultado José Luís Guzmán, quien es el director de la banda Nueva Esperanza de Manguelito, sobre este nombre, señaló que era de una bailadora a la que le gustaba la canción, tanto que comenzaron a identificarlo esa manera. “Vamos a tocar ese porro, el que siempre nos pide Lorenza”.

Continuando con la investigación sobre la canción, le pregunté a Dairo Meza: ¿Qué diferencia hay entre el porro “Mocarí” o “El Tapaboca” con “La Lorenza” que usted arregló?:

“Las diferencias no son muchas, porque tú sabes que esos temas pelayeros tienen como esencia la improvisación. Ellos tocan con una sola trompeta y le contestan los demás instrumentos de la banda, entonces lo que hice fue poner tres trompetas a sonar. En lo que tiene que ver con los clarinetes, ya no es uno el que improvisa lo hacen tres. Al porro le quité una parte que no me gustaba y lo acomodé, lo arreglé de manera diferente, con su armonía, su acompañamiento bien definido. Antes el trompetista iba inspirado por su lado, en el momento de tocar el abozá lo clarinetes tocaban, uno o dos, una melodía distinta. Entonces, lo que hice fue amarrar todas las partes, las fijé, tanto que ahora el que lo interpreta lo hace con partituras.”

“Tú lo escuchas y te das cuenta que todo el mundo lo toca igual porque está escrito, el de antes era de oídas.  Fue después de haber arreglado el porro cuando algunos músicos se acercaron y me pidieron las partituras, y, como no soy egoísta, se las di, por eso bandas como la de Manguelito y María Varilla, grabaron “La Lorenza”, primero que nosotros.”

Para indagar sobre la historia de este porro abordé al licenciado en música, arreglista, compositor y director de la Banda 19 de marzo de Laguneta, Córdoba, Miguel Emiro Naranjo, quien me dijo: 

“Yo le voy a decir algo de lo que se va a orgullecer, este tipo de canciones provienen del río Magdalena. De sus orillas partieron cantos con letras que eran interpretados en las ruedas de bailes, los que al parecer fueron tomados por las bandas, cuando estas comenzaron a formarse, para que hicieran parte de sus repertorios. Les quitaron las letras porque el escenario de ellas, las riñas de gallos, corralejas y carreras de caballos, eran a cielo abierto.”  

“Ese porro que hoy llaman “La Lorenza” originalmente fue llamado: “Plaza de Mocarí” y El “Tapaboca”. Mocarí es un corregimiento de Montería, donde ha sido tradicional festejar el 19 de marzo, día de san José, fiestas que duran tres días, y donde se reunían connotadas bailadoras de fandango, entre ellas María Varilla. En ese sitio este tema debió ser de los de mayor aceptación, tanto que le fue dado ese nombre.” 

“Mientras que lo de lo de “Tapaboca” está asociado con el hecho de ser un porro pelayero, complejo al ser interpretado, por basarse en la improvisación, es decir, que le tapa la boca a quien no sepa de las reglas de este estilo de música. Su nombre también está relacionado con el comentario de que era tocado para contrarrestar otro buen porro que hubiera sonado en un fandango o cualquier evento donde participara más de una banda.”

“Pero sucedió que al tradicional porro pelayero, de la noche a la mañana y sin una razón valedera lo llamaron “La Lorenza”, y de eso no culpo a Dairo ni a los miembros de la banda de Colomboy. Creo que todo es producto de una cantidad de mitos, de leyendas, en torno a los porros tradicionales que llevaron a que unas personas dijeran que ese era el nombre sin ser cierto.”

“En los años cincuenta y parte de los sesenta a ese porro lo conocían como “La plata”.  El nombre se lo dieron porque era el que interpretaban los músicos de la banda Ribana de San Pelayo después de que el músico mayor, Agustín Luna, regresaba de cobrar el valor del fandango. Los músicos, al enterarse de que había recibido el valor del contrato, interpretaban “Mocarí” o “El Tapaboca”, de forma rápida.”

El maestro Ramiro Guerra Díaz, director de la banda San Jerónimo de Montería, tiene una versión sobre el origen del porro: “Había una puya conocida con el nombre de “La plata” que interpretamos en la banda, hasta una noche mientras tocábamos en Vidrial, que está ubicado en el área rural de Montería, el primero de los dos fandangos que hacen a partir del sábado de Gloria. Al filo de la dos de la mañana, entusiasmados con la música y el consumo de ron, se nos acabó el repertorio.”

“Entonces, le dije a alguno de los músicos de la banda que agarraran el ritmo de lo que iba a tocar. Comencé a interpretar un porro en ritmo pelayero, pero sin la danza previa. Al terminar la interpretación el bombero se me acercó para preguntar por el nombre de la canción, y se sorprendió con la respuesta: “La plata”. No sé sí después de esa noche algún músico lo llevó a otra banda, porque años después de ese hecho, sucedido en los años setenta, escuché el porro, al que le agregaron la danza, con el nombre de “La Lorenza”.

Juancho Torres y su orquesta también lo interpretó y le dio un nombre “Juliana en Mocarí”, lo hizo luego de conocerlo a través de su arreglista, Dairo Meza. El director, antes de grabarlo, investigó en San Pelayo la historia de la canción y optó por darle el nombre de su hija, junto al que, tradicionalmente, usaron para identificar la canción en esa localidad.

Investigadores como William Fortich y Alexis Jattin ubican el origen de esta canción en San Pelayo y le acreditan la autoría a Alejandro Ramírez Ayaso, junto a otros músicos de la banda Ribana. Incluso, aseguran que el nombre dado al porro es de la madre del compositor. Por su parte el músico pelayero, Julio Amado Paternina Olivero, además de acreditarle la autoría de esta canción a Ramírez Ayaso, afirma que en esa localidad nunca le dieron nombre a los porros, salvo “María Varilla" y “El porro Viejo.”

Sobre este tema dice el historiador monteriano Fernando Corena, que fue después de que el porro se hiciera popular, cuando aparecieron algunas personas acreditándose la autoría. “Yo escuché a Guillermo Valencia, “el Compae Goyo”, asegurando que era su autor, y que el nombre era un homenaje que le hizo a una enana llamada Lorenza, que era bailadora de fandango”.

Dairo Meza, por su parte, recuerda que antes de grabar el porro le preguntó a Lázaro Simanca y a Walter Macías quién era el autor y ellos le respondieron que un tal folclor. Debido a esta afirmación en el trabajo discográfico de Súperbanda, donde fue incluido, aparece como derechos reservados de autor. En 2014, este porro -junto a otros que son tradicionales- fue registrado como de autoría del músico pelayero Primo Alberto Paternidad Oliveros, proceso legal que adelantó el escritor Jesús Paternina Noble. El nombre con el que aparece en el registro es el de Mocarí- Lorenza.

Algunos investigadores y músicos encuentran similitud musical entre este porro y “Óyeme, Lorenza”, lo que descarta Miguel Emiro Naranjo señalando que, si bien existe relación en el ritmo, la cadencia, las melodías son distintas. Además, indica: “El nombre que le dieron es lo que ha generado confusión entre este porro y “Lorenza” grabado en los años sesenta por Camacho y Cano, para el sello Tropical de Barranquilla.”

 

Álvaro Rojano Osorio

 

Bibliografía: 

Fortich, W. (2013). Con Bombos y Platillos. Origen del porro, aproximación al Fandango y las Bandas Pelayeras. Impresión y encuadernación: ISPA. Bogotá.

Sobre el autor

Álvaro Rojano Osorio

Álvaro Rojano Osorio

El telégrafo del río

Autor de  los libros “Municipio de Pedraza, aproximaciones historicas" (Barranquilla, 2002), “La Tambora viva, música de la depresion momposina” (Barranquilla, 2013), “La música del Bajo Magdalena, subregión río” (Barranquilla, 2017), libro ganador de la beca del Ministerio de Cultura para la publicación de autores colombianos en el portafolio de estímulos 2017, “El río Magdalena y el Canal del Dique: poblamiento y desarrollo en el Bajo Magdalena” (Santa Marta, 2019), “Bandas de viento, fiestas, porros y orquestas en Bajo Magdalena” (Barranquilla, 2019), “Pedraza: fundación, poblamiento y vida cultural” (Santa Marta, 2021).

Coautor de los libros: “Cuentos de la Bahía dos” (Santa Marta, 2017). “Magdalena, territorio de paz” (Santa Marta 2018). Investigador y escritor del libro “El travestismo en el Caribe colombiano, danzas, disfraces y expresiones religiosas”, puiblicado por la editorial La Iguana Ciega de Barranquilla. Ganador de la beca del Ministerio de Cultura para la publicación de autores colombianos en el Portafolio de Estímulos 2020 con la obra “Abel Antonio Villa, el padre del acordeón” (Santa Marta, 2021).

Ganador en 2021 del estímulo “Narraciones sobre el río Magdalena”, otorgado por el Ministerio de Cultura.

@o_rojano

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