Música y folclor

A Joselina Daza se le olvidó su propia historia

Juan Rincón Vanegas

21/12/2022 - 05:15

 

A Joselina Daza se le olvidó su propia historia
A sus 79 años, Joselina Daza, la mujer que inspiró a Alejo Durán, ya no es la misma / Foto: archivo PanoramaCultural.com.co

 

A Joselina Daza, a quien el mundo vallenato la conoció debido a que Alejo Durán Díaz le dedicó una canción con su propio nombre, la abandonaron las palabras. Ya no habla debido a su delicado estado de salud y la atención médica no tiene respuesta oportuna. Todo es difícil porque a su cerebro no le llegan las órdenes, además de otras complicaciones en su organismo.

Su mirada se pasea por los alrededores y no encuentra lo que busca. En medio de esa circunstancia dolorosa, se nota que la tristeza y el miedo huyeron, teniendo solamente el acompañamiento oportuno de su único hijo Hugo Mejía Daza, quien junto a su familia toca puertas para que ella tenga un mejor vivir.

Joselina Daza nació el 21 de diciembre de 1943, pero a sus 79 años ya no es la misma. Ahora cuando la visitamos a su casa ubicada en el barrio La Colmena de Patillal, no relata aquel encuentro con el hombre del pedazo de acordeón, diciendo que había perdido el tiempo porque ella estaba enamorada y, además, él tenía fama de mujeriego.

Tampoco suelta esa sonora carcajada que llamaba la atención de sus vecinos porque venían en camino algunas palabras de grueso calibre. Ahora se extraña todo eso. En su casa reina el silencio, y hasta el radio está apagado.

“Mi mamá era una fiel oyente de Radio Guatapurí. Por años el dial nunca se movió. Conocía las voces y nombres de todos los locutores. Admiraba a su amiga Consuelo Araujonoguera”, manifestó con nostalgia su hijo Hugo Mejía.

Mientras su hijo narraba esa historia, ella tenía la mirada fija y en muchas ocasiones intentó pronunciar palabras, pero antes de llegar a su boca desaparecían.

En ese instante al cantarle un verso de la famosa canción: “Oye Joselina Daza lo que dice mi acordeón. Yo no sé lo que me pasa con mi pobre corazón”, no se inmutó porque su cerebro no recibe señales de alegría musical.

Por eso no se sorprendió como antes, cuando Alejo Durán con su pedazo de acordeón al pecho, y con el corazón en la mano, en dos minutos y 50 segundos le dedicó un paseo donde quiso adueñarse de ese encanto con cuerpo de reina.

Atrás quedaron sus charlas amenas sobre las parrandas en la casa de su gran amigo Víctor Julio Hinojosa Sierra, donde precisamente Alejo Durán la conoció. También de las famosas riñas de gallos y el entorno del viejo Patillal, ese pueblo que es como una melodía que al oírla provoca cantar. Tampoco se olvidan sus palabras para definir su época de juventud. “Yo vestía elegante, llamaba la atención, pero no era coqueta”.

Agradable canción

La obra musical de Alejo Durán dedicada a esa joven atractiva tuvo la mayor repercusión en aquella época a finales de la década del 60 del siglo pasado, sin lograr el objetivo que era conquistarla para que el abecedario del amor tuviera las letras completas. La misma Joselina lo afirmó hace algunos años: “Alejo tenía sembrado el corazón en Patillal, pero yo miraba para otro lado. Nadie hizo el milagro que tomara interés por él, debido a estar perdidamente enamorada de Hernán Mejía Castro, con quien me casé y tuve un hijo de nombre Hugo Rodolfo Mejía Daza”.

La historia de Alejo tuvo su epicentro en Patillal, y él con la emoción que le produjo conocerla, pudo hablarle al corazón con aire romántico y voz ronca, pero sus palabras se las llevó el viento. Ante el rechazo, cerró su acordeón y lo abrió nuevamente en otro lugar donde el terreno estuvo fértil para el amor.

En ese entorno de una de las más connotadas canciones vallenatas dedicadas a una mujer, Náfer Durán Díaz, hermano de Alejo, quien también fue rey de las conquistas con su acordeón, caso ‘La chimichaguera’, regaló su concepto: “Esa fue mucha lucha de Alejo y hasta varios viajes hizo a Patillal en busca de Joselina, pero su intento fue fallido. Así me sucedió a mí muchas veces”. Sin parar continuó. “A Joselina, de quien supe por la canción, la conocí años después y en verdad era muy atractiva y cariñosa, pero ante el propósito de Alejo, se paró en la raya. Todo quedó registrado en la canción como era la costumbre en aquellos años”.

Para darle mayor realce a las gestas de los juglares, Naferito hizo una larga reflexión sobre los diversos cambios que se han dado, y por eso, el urgente llamado de la UNESCO para salvar las raíces de la música vallenata. “Hay que tomar el toro por los cachos y poner todo en orden, eso sí respetando las nuevas propuestas musicales. Ya a mis 90 años hice todo lo que estuvo a mí alcance y fue mucho, gracias a Dios”, acotó el Rey Vallenato del año 1976.

Oye Joselina Daza…

De aquella mujer que no sabía de secretos, que no tenía pelos en la lengua para decir sus verdades y de admirable generosidad, queda poco. Las lágrimas aparecieron al ver en ese estado a Joselina, una de las grandes protagonistas del folclor vallenato, a quien le hicieron una declaración de amor cantada que ella rechazó a pesar de la insistencia.

En la última entrevista a Joselina Daza, sucedida hace más de un año, habló de todo, pero soltó una frase que hoy tiene el mayor valor: “No me olviden porque eso no se hace conmigo”.

“Oye Joselina Daza lo que dice mi acordeón, yo no sé lo qué te pasa con mi pobre corazón. Oye Joselina Daza, por qué no me das tú amor”.

 

Juan Rincón Vanegas

@juanrinconv

Sobre el autor

Juan Rincón Vanegas

Juan Rincón Vanegas

Cultivo de folclor vallenato

Periodista, escritor y cronista, natural de Chimichagua, Cesar y ganador de distintos premios de periodismo con historias del folclor vallenato y sus distintos personajes. Actualmente se desempeña como Jefe de Prensa de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata.

@juanrinconv

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

Grandes anécdotas de la Salsa: el concierto de Gilberto Santa Rosa en San Juan en 1993

Grandes anécdotas de la Salsa: el concierto de Gilberto Santa Rosa en San Juan en 1993

  Uno de los conciertos de salsa de mayor envergadura en la década de los 90, del más popular sonero del Caribe de la generación a...

Nancy Zuleta: “Lo único que no puede morir es el legado dejado por Jorge Oñate”

Nancy Zuleta: “Lo único que no puede morir es el legado dejado por Jorge Oñate”

  Vestida de negro, con la cara triste y su memoria llena de recuerdos, Nancy María Zuleta Carrillo aceptó hablar del amor de su vi...

Beethoven, el gran músico atormentado por una sordera gradual

Beethoven, el gran músico atormentado por una sordera gradual

Cuando el 7 de mayo de 1824 se estrenó la “Novena Sinfonía” de Ludwig van Beethoven (Bonn, 1770-Viena, 1827) en el Teatro de ...

Edgardo José guarda los mejores recuerdos de una Cacica que fue su mamá

Edgardo José guarda los mejores recuerdos de una Cacica que fue su mamá

  En la ciudad de Valledupar el martes 21 de abril de 1981 Consuelo Araujonoguera dio a luz a su último hijo a quien llamó Edgardo ...

Don Oscar Bustamante y el caballo Pinto

Don Oscar Bustamante y el caballo Pinto

  "No es la fuerza del caballo ni los músculos del hombre lo que más agrada al Señor; a él le agradan los que lo honran, los que ...

Lo más leído

¿Qué es la oralidad?

Javier Zamudio | Patrimonio

Vida y trayectoria de Rafael Pombo

Redacción | Literatura

La Cultura y el laberinto del poder

Omar Castillo | Pensamiento

La parranda vallenata como un ritual de amistad

María Ruth Mosquera | Música y folclor

Vallenato clásico

Luis Carlos Ramirez Lascarro | Música y folclor

La parranda y el parrandero en la música vallenata

María Emilia Aponte Mantilla | Música y folclor

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados