Música y folclor

Y el diez de enero se fue…

Edgardo Mendoza

10/01/2023 - 05:50

 

Y el diez de enero se fue…
Ilustración de Edgardo Mendoza

 

Comenzaba alegre la década de 1970, el departamento del Cesar vivía la bonanza algodonera. Venezuela era el sueño de miles de hombres y mujeres con el bolívar alto y regresar en diciembre con el pelo amarillo, -catiras- dicen ellas, era la revolución. Y claro, con unas palabras que luego se volvieron populares, coño, por ejemplo, tanto que Pambelé le preguntaron si era casado, soltero o divorciado y dijo sin preámbulos: ¡Encoñao!

Era noviembre, el gran compositor “Tijito” Carrillo andaba por aquí con el acordeón de su paisano Colacho Mendoza, pero una tarde, de esas clandestinas y aburridas, una muchacha llegada de los lados sabaneros lo miró de frente, con sus claros cabellos y unos ojos entre gris y verdes, indicativo de que no era provinciana, y el modo de hablar comiéndose las eses, menos. Ella, por supuesto, iba como pez en subienda para el vecino país, pero cerraron la frontera y le tocó quedarse por aquí en modo espera.

Tijito andaba desesperado y su joven corazón…  ¡También! Bastaron unos versos, alguna gaseosa en la tienda para convencerla que el amor no tiene líneas, ni nombres, ni tiempos. El momento es ahora, entonces dos almas solitarias se fueron a “La Montaña”, una finca por los lados de Codazzi donde el compositor era el hombre del comisariato, es decir la tienda donde los recolectores compraban desde los tabacos hasta los bocadillos para las jornadas de la mota blanca y sol perverso, pero compañero en el campo. Otros cantores cantaban a la fibra, “Canción del algodón” decía el maestro Peñaloza con el Turco Gil y Chamorrito. Ésta es la canción que, en algodonal, al trabajador le hace trabajar y el acordeón viejo rezongador…

Un arroyo de amor nacía en un cuartico del patio largo y sombras lilas para el reposo. Ella pensando en Venezuela, él pensando en ella y diciembre pensando en acabarse. Y se acabó. Enero inició feliz, la radio anunció la apertura de la frontera el 5 a las primeras horas. La noticia se regó como un chisme. Carmenza, por hoy llamémosla así, tuvo siempre su pequeña maleta lista, tenía el camino completo en la mente, Maicao, Guarero, Los filúos, el nombre y la dirección de unas primas que habían entrado en octubre y era muy pronto para regresar. El diez de enero, mientras el cantor se marchó al trabajo, ella también se marchó a su sueño, sin despedirse, sin adioses ni lágrimas, sin abrazos ni explicaciones.

En la tarde, el maestro Carrillo regresó, por costumbre se tomaba un café donde la vecina Juliana, pero ella con el primer sorbo le dijo secamente: “Compadre su hembra se fue”. Entró al cuarto, la soledad invadía el lugar, hasta el patio parecía saludarlo sin ganas. En el tendedero estaba un pantalón poliéster azul, una blusa rosada y una pantaleta blanca ya secas, lo que deducía que el viaje fue muy temprano. Guardó la ropa, olió la pantaleta dos veces, puro jabón y sol, ni rastro del olor que buscaba. Las guardó en su maleta. Llegó la primera estrofa del verso. “Tuve un amor y se fue, pero volvió, para vivir junto a mi toda la vida, contigo seré feliz, le dije yo, y para siempre serás mi consentida”. Carmenza había ido a Valledupar el 20 de diciembre, pero regresó a la montaña el 23, fue su primer presagio, entonces la cosa parecía tranquila.

Apareció la mañana después de una noche sin dormir. Olió por tercera vez la pantaleta con su olor a limpio cuyo aroma se metió hasta los riñones. Llegó al comisariato, un olor a ratones provenía del lado de la mantequilla “Los Lirios” en frascos, pero no prestó demasiada atención. Hizo el segundo verso: “Nuestro romance duró poquitos días, un diez de enero se fue, no se pa´ dónde, pero qué triste se ve llorar a un hombre que una mujer lo dejó sin alegría”. Pensó en la Venezuela rica, en sus avenidas y carros de último modelo, en sus playas azules, en la música de la Billo´s Caracas y la Dimensión Latina que se escucha en su radio de onda corta en las noches solitarias. “Le pediré al presidente de Venezuela, que te persiga allá por donde vayas, que no te deje cruzar por la frontera, ya que mi vida sin ti no vale nada”, comentó a su amigo Gustavo Arenas, un juvenil muchacho recién entrado al departamento de seguridad nacional, pero ya era imposible detenerla, Carmenza estaba llegando a Barquisimeto en el hoy país de Maduro.

Pasaron las cabañuelas de enero, el año pintaba bien para los agricultores, pero el alma vuelta añicos de Carrillo era una manta de desesperanza y al mismo tiempo de resignación. Entonces, brotó un verso para despedirla: “Tú no me quieres, es la razón, mejor así, que no me quieras, yo solamente de ti mi corazón, que te bendiga mi Dios, linda morena”.

El secreto que era de tres, Carmenza, Juliana y “Tijito” se volvió popular por culpa de Alfredo Gutiérrez que la grabó en 1971 en su álbum “El Envenenao” y, a partir de ahí, empezamos a cantarla. Años después, los hermanos Zuleta la incluyeron en su álbum “Tardes de verano”, desde entonces los vallenatos discutimos cual versión es mejor, en eso nos la pasamos. El mismo Alfredo, el rebelde del acordeón, grabó también otro canto de Carrillo, y así es como la frontera se ha convertido en un punto de desamor para él, Dubys Guillén, “La Cañaguatera” ya le había arrancado algunos versos:  “Te juro que yo sin ti, estoy acabao, como estoy enamorao, te alejas de mí, como sufro yo me quejo, tu amor me condena, cuando cruzas la frontera y te marchas lejos”.

Hoy el maestro Tijito Carrillo como un caballo viejo sufre por otra potranca, sus potrillos de otras yeguas y amores se la quitaron sin piedad, ojalá Rafa Manjarrez, como abogado y amigo, reconozca los derechos de compañía a su antiguo maestro y el Defensor del pueblo del Cesar, José Hernández, curiosamente con nombre de compositor, apoye misionalmente, porque, como dice otro autor guajiro, Roberto Calderón, un hombre solo no puede vivir.

 

Edgardo Mendoza Guerra

Tiro de chorro

@edgardomendozag

Sobre el autor

Edgardo Mendoza

Edgardo Mendoza

Tiro de chorro

Edgardo Mendoza Guerra es Guajiro-Vallenato. Locutor de radio, comunicador social y abogado. Escritor de cuentos y poesías, profesor universitario, autor del libro Crónicas Vallenatas y tiene en impresión "50 Tiros de Chorro y siguen vivos", una selección de sus columnas en distintos medios. Trata de ser buena gente. Soltero. Creador de Alejo, una caricatura que apenas nace. Optimista, sentimental, poco iglesiero. Conversador vinícola.

@hashtag/TiroDeChorro

10 Comentarios


Gustavo Rojas charris 11-01-2023 03:25 AM

Excelente maestro, muy buena crónica

Javier Ospino Sánchez 11-01-2023 07:19 AM

Muy buena, seria ideal que todas esas canciones, inspiradas en un suceso de la vida personal, se puedan dar a conocer y difundir a las nuevas generaciones. Saludos desde el Difícil, Ariguani Magdalena. Lic. Javier Ospino Sánchez.

Pedro Vengoechea Jiménez 11-01-2023 08:28 AM

Agradable y atractivo relato que como alguna de la composiciones del mismo Isaac Carrillo describe con nostalgia y picardía aquellos momentos vividos para algunos de desamor para otros la imaginación por lo narrado.... Lo felicito por tan buena crónica.

Modesto Alfonso Duran Núñez 11-01-2023 11:02 AM

Excelente relato

Manuel Carrillo 11-01-2023 02:00 PM

Señor periodista, con todo respeto le sugiero investigar bien los hechos antes de hacer públicos los rumores del último párrafo.

Madeleine 11-01-2023 03:48 PM

Excelente

Luis Fernando zuleta 11-01-2023 05:36 PM

Historias que dan gusto leer, mientras la estaba leyendo me imaginaba los personajes y los paisajes donde ocurrieron, Felicidades profe Edgardo

Ricardo torres García 11-01-2023 09:07 PM

Excelente crónica y relato de un juglar ejemplar Usted a descrito todo a cabalidad hasta el último párrafo el merece estar junto a su potranca la cuál lo ha acompañado por 14 años juzguen a partir de allí

Judith Vasquez García 11-01-2023 09:39 PM

Excelente crónica y el último párrafo dice totalmente la verdad y si alguien necesita pruebas se las puedo facilitar.

Arnol castillo 13-01-2023 06:18 AM

Excelente relato, solo digno de un escrito como usted, felicitaciones maestro.

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