Ocio y sociedad
Versos al río Guatapurí de Aníbal Martínez Zuleta
“Es como si fuera esmeralda derretida, verde esmeralda increíble, sus aguas son frescas y frías que con esta temperatura en Valledupar, caliente, es un remanso y da fortaleza, vivencias increíbles”.
Verso II
“Usted va al río y respira ozono más que oxígeno, oye el canto de los pajaritos, ve las sardinas cuando comen, es una cosa prodigiosa, una cosa admirable, encantadora, increíble, indefinible”.
Verso III
“El río Guatapurí es el río más cristalino de Colombia, viene de la Sierra Nevada, de allá del Pico de La Reina decantándose sobre las piedras esas milenarias de la Sierra… la sierra más alta del mundo”.
Verso IV
“Si se baña tres veces, más nunca olvida ese río; es admirable, prodigioso, sabroso, todo eso es gratuito, no hay que pagar un centavo, queda en carro a cuatro o cinco minutos de la ciudad”.
No hace más de cinco años acudí al señor Aníbal Martínez Zuleta para conocer su opinión sobre el río Guatapurí y su respuesta resultó en versos no planeados sobre el único afluente que tiene en sus aguas una sirena y una leyenda: “Todo forastero que se bañe en él, volverá a Valledupar conquistado por él”.
“Tengo el título reconocido del hombre que más se ha bañado en sus aguas, póngale mínimo 70 años, o tal vez más, porque cuando yo nací no había acueducto. Entonces uno para bañarse debía ir al río, así que tengo 70 o 75 años de estar bañándome en el Guatapurí”, me dijo en ese entonces el excontralor general de la República entre 1975 y 1982 y exalcalde de Valledupar en los años 1990 y 1992.
Seguidamente, inició una descripción deslumbrante sobre sus aguas que se resume en los versos iniciales.
El río Guatapurí perdió su mayor defensor, su visitante eterno, su enamorado. “Hace al menos 20 días con el oxígeno puesto llegó hasta el río para verlo”, me aseguró su amigo Beto Castro quien lo acompañaba en su caminata matutina hacia el encuentro de quien lo hacía hablar en versos no planeados.
Cuenta Beto Castro que Aníbal Martínez Zuleta retaba al Guatapurí cuando estaba crecido, y nadaba de lado a lado haciendo alarde de la intimidad que existía entre él y su esmeralda derretida. Se bañaba en pantaloneta y llevaba panes para los peces, mientras los alimentaba conversaba con quienes lo acompañaban.
Seguramente, al pasar el tiempo, el río Guatapurí extrañará el cuerpo de quien lo definía como una “farmacia gratuita”. “Es una cosa prodigiosa, el río da una potencialidad en todos los órganos, es una farmacia gratuita; usted va, se mete y cuando sale es otra persona…más vital, con ganas de caminar, ganas de correr”, me aseguró un día Aníbal Martínez Zuleta.
Herlency Gutiérrez
@HerlencyG
0 Comentarios
Le puede interesar
Adriana Rosado, más allá del TikTok
Los cibernautas la han bautizado como la “Reina del Tik Tok”, apelativo que le agrada, pero del cual no presume. En menos de 24...
La gamificación del fitness
Los últimos años han sido el escenario de un cambio de vida total desde lo presencial hasta una experiencia mucho más virtual. E...
Las mujeres en la política: Martha Peralta Epieyú, la fuerza indígena femenina
Al hablar de Colombia y la participación de las mujeres, es importante hacer referencia al Acto Legislativo No 3 de 1954 que otorg...
Conversaciones con una madre de 15 años
Las autoridades desconocen el número oficial de niñas embarazadas en la vereda Las Casas, jurisdicción de Valledupar, pero reconoc...
Charlie-Charlie, ¿te reto?
Lilian estaba en sala de urgencia de la Clínica Cardiovascular en Santa Marta como todas las mañanas cuando vio llegar a una joven ...