Ocio y sociedad

Mujer, no eres bipolar, eres cíclica

María Ruth Mosquera

27/10/2015 - 05:50

 

Entender y aceptar que es un ser de ciclos le salvó la vida a María, que era frecuentemente atacada a mansalva por estados de ánimo cambiantes, que en un instante le infundían una vitalidad tan intensa que sentía que podía comerse el mundo de un solo bocado, pero que un par de horas después la hacía tan vulnerable que podía romper en llanto ante el canto de un pajarito.

“Soy bipolar”, se convenció un día y emprendió una investigación a través de su estirpe para encontrar el origen de esa dualidad. Por semanas le preguntó a su mamá, llamó a sus tías, indagó a través de la historia de abuelas, bisabuelas, tatarabuelas, sin encontrar nada; entonces, concluyó resignada que ella sería la primera de la familia y se compadeció de sus sobrinas y en general de las mujeres que nacieran en esa familia. 

El sentir de María era entendible. A sus treinta y cuatro años se encontraba abrumada, convencida de ser una especie rara, voluble, dulce y caprichosa, odiosa, antipática, sensible y bondadosa, frágil e impetuosa, todas al tiempo. Sin darse cuenta terminó haciendo todo un inventario de laceraciones en su contra, con los ojos ahogados en llanto. Así la encontró su amiga Isabel. “¡Qué te ocurre, por amor de Dios!”, preguntó alarmada la recién llegada. “Que soy bipolar”, respondió María, y soltó un requiebro que ya no pudo controlar.

Isabel, de pronto, se vio en un espejo y supo que María estaba en ‘esos días’. La miró con ternura y comprensión: “Estás ovulando, amiga. Es normal que te sientas así”. María no paraba de llorar, esta vez con sollozos que le hacían subir y bajar el pecho. “Ven. Te mostraré algo”. En voz alta, Isabel le leyó sobre ciclos femeninos que tienen la menstruación, que es la  primera fase y que cuando terminan esos días de sangrado, los estrógenos empiezan a subir de nuevo y llevan a las mujeres a experimentarse invencibles, que podrían sostener el planeta en la punta de su dedo meñique, pero cuando están en el clímax de esas sensaciones de poder y autocontrol, empieza a fase ovulatoria para aplastar a la chica superpoderosa y sacar al escenario a la sensible, la que no tiene ganas de hacer nada, a la que de pronto no le gusta cómo le va ninguno de sus vestidos; todo, por cuenta de la progesterona que es normal en esa fase del ciclo.

 “De eso se trata, amiga, son ciclos que tenemos las mujeres. Yo lo descubrí hace poco y créeme que es maravilloso entender todo esto”.

“¿De dónde sacaste eso?”, preguntó María con una ceja levantada y mirada de incredulidad. “Hasta ahora me entero que hay una pedagogía de la menstruación”. No obstante, Isabel la tomó de la mano, la hizo sentarse a su lado siguieron –juntas- leyendo el artículo en el que Erika Irusta, la única pedagoga menstrual del mundo, quien es profesional en Society for Menstrual Cycle Research, la única sociedad de investigación del periodo del planeta, descorre el velo y enseña a miles de mujeres a aceptar la menstruación como un suceso maravilloso, que va más allá de los incómodos días de sangrados, cólicos y toallas higiénicas.

Fue una tarde de revelaciones increíbles, pues lo que leían en la pantalla eran capítulos que por años había leído en su cuerpo, su mente, su estado de ánimo y sus niveles de deseo sexual; sus senos duros e hipersensibles algunos días, la sensación de estar siendo juzgada o que alguien le caía mal, pero que todo ello hace parte del ciclo premenstrual, donde –según la pedagoga- “el cerebro está en pelotas, sin hormonas y es semejante a una mandarina cuando le han quitado la cáscara y tiene todos los nervios a flor de piel”, y que, lejos de ser una manifestación de bipolaridad, es un periodo de lucidez excepcional, en el que una mujer ve con claridad qué le gusta y qué no, qué le duele y qué no, que quiere hacer y qué no, aunque sienta que todo le duele o le afecta.

Recordó María a su abuela Ceci, y a varias mujeres de su familia, quienes solían asociar la menstruación a una enfermedad, lo que en su caso ella llegó a creer, por los dolores y retorcijones que lleva años calmando con infusión de canela, paños de agua tibia y pastillas analgésicas; pero que no es otra cosa que los efectos de la progesterona, que invitan a la mujer a estar tranquila, a ser ella, a entenderse como un ser cíclico.

“Y es que tampoco nuestra sociedad ayuda. Mira que esta doctora lo confirma: La menstruación ha sido algo ligado directamente al papel de las mujeres de parir hijos. Nadie prepara a las niñas y les dice que cuando crezcan van a experimentar un torbellino de hormonas; si así fuera nos prepararíamos y se evitarían muchas angustias”, concluyó María, quien al final de la lectura, se abrazó a su amiga Isabel, sintiéndose lúcida, dueña de sí, con su intuición activa, experimentando la certeza de ser - ella en sí - el hábitat de muchas mujeres, sabiendo que éstas tienen espacios y momentos de actuación y que sólo hay que aprender a identificarlos y dejarlas ser ellas.

 

María Ruth Mosquera

@sherowiya

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

10 prohibiciones míticas de la Semana Santa

10 prohibiciones míticas de la Semana Santa

  Antaño la Semana Santa era un periodo  especialmente expuesto a las restricciones. Esto se debía a ciertos dogmas impuestos por ...

El éxito rotundo de ExpoComfacesar: más de 200 millones de pesos en ventas en la primera edición

El éxito rotundo de ExpoComfacesar: más de 200 millones de pesos en ventas en la primera edición

  Con resultados positivos se llevó a cabo ExpoComfacesar, la macroferia organizada por la Caja de Compensación Familiar del Cesar,...

“Ser periodista no es solamente llevar una grabadora en el bolsillo”

“Ser periodista no es solamente llevar una grabadora en el bolsillo”

Su vida cambió por completo el 25 de mayo del año 2000. Jineth Bedoya salía a trabajar como de costumbre, lista para entrevistar a u...

Fredys Socarrás Reales: el hombre detrás del cargo

Fredys Socarrás Reales: el hombre detrás del cargo

Conocemos al hombre público, el que sonríe e inaugura los nuevas construcciones de Valledupar con discursos solemnes, el que aparece ...

Un mundo de sacrificios

Un mundo de sacrificios

En el espejo queda plasmado el esfuerzo del atleta. Ese fiel testigo no se equivoca y devuelve milimétricamente cada uno de sus movi...

Lo más leído

Los Pacabuyes: ¿un pueblo Chimila o Malibú?

Luis Carlos Ramirez Lascarro | Pueblos

La magia de Escalona

Alberto Muñoz Peñaloza | Música y folclor

Vallenato clásico

Luis Carlos Ramirez Lascarro | Música y folclor

El Vallenato de Rafael Escalona

Darío Blanco Arboleda | Música y folclor

Armando Zabaleta: el fecundo compositor de “No voy a Patillal”

Eddie José Dániels García | Música y folclor

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados