Opinión

Editorial: La frontera entre cultura y barbarie en las corralejas

Redacción

12/01/2015 - 06:55

 

Editorial: La frontera entre cultura y barbarie en las corralejas

Matanza de toro en las corralejas de Turbaco / Foto: El Espectador

La cultura es la máxima expresión de un pueblo y de sus tradiciones. Pero, ¿qué termina expresando cuando los participantes de un acto cultural se entretienen masacrando a cuchillazos un animal y, luego, justifican su furor?

Lo sucedido a principios de enero en las corralejas de Turbaco (Bolívar) es digno de reflexión. La muerte de un animal en una plaza pública es, de por sí, motivo de debate, pero el ensañamiento sobre un animal por una turba enardecida deja perplejo a una nación entera.

Por primera vez, amantes de los toros, animalistas y expertos en leyes coincidieron en que la muerte violenta del toro fue resultado de un acto de barbarie que no puede repetirse bajo ninguna circunstancia, dando fuerza a una denuncia presentada ante la fiscalía en contra del alcalde de Turbaco, Mayron Martínez Ramos, por los hechos.

Según la denuncia del abogado Freddys Del Toro Díaz, no hubo ninguna advertencia sobre la protección especial que deben recibir los animales durante las corridas, como tampoco sobre la negativa de ingreso de niños a ese evento.

Por otro lado, las declaraciones de Natalia Parra, directora de la plataforma Por los Animales, en BluRadio dan una perspectiva de cómo han evolucionado las corralejas en los últimos años y la preocupación que existe en el entorno: “Estas personas han sido insensibilizadas sistemáticamente, las acostumbraron a ver cómo dañar a un ser que puede ser dañado, el caso del toro, el caso del caballo, porque los caballos también salen a veces completamente destruidos”.

Finalmente, el gobernador de Bolívar, Álvaro Redondo, reconoció el impacto que tuvo el triste acontecimiento y el repudio nacional e internacional causado al solicitar al alcalde de Turbaco la suspensión de las corralejas del municipio.

El espectáculo masivo de semejante atrocidad, el acceso desregulado a las juventudes y el patrocinio por una administración pública son condenables en todos los aspectos y, por eso debe encontrarse medidas que eviten la muerte del animal o la expresión de máxima violencia en un acto de carácter folclórico.

 

PanoramaCultural.com.co

 

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