Opinión

Editorial: Creando puentes

Redacción

26/06/2012 - 11:05

 

Se le puede dar muchas atribuciones a la Cultura. Es el rostro de una sociedad, es lo que la define en el exterior, lo que permite atraer a turistas, pero quedémonos en el concepto del diálogo y veremos que la Cultura es, antes de todo, un modo de crear puentes.

El puente es el símbolo del acercamiento. Una metáfora que ilustra la necesidad que tenemos todos nosotros de comunicar y dar un significado a nuestras vidas. Una imagen que amplifica nuestro deseo innato de abrir los ojos, crecer y sentir nuestro alrededor.

Entonces, ¿puentes para qué? Esa pregunta es la base de todo y las respuestas son múltiples. Podemos construir puentes para conocer al vecino. Puentes para conocerse a sí mismo. Puentes para superar sus límites. Puentes para ampliar los horizontes, para disfrutar del instante y de las diferencias de los demás. Puentes para construir un camino nuevo.

La Cultura es un factor elemental para fomentar una sociedad sólida,  abierta y dialogante. Miremos simplemente el folclor vallenato y veremos que ese género musical se define en la actualidad como una mezcla de ritmos venidos de las etnias africana, europea e indígena. Influencias que permiten crear puentes y entender el valor de cada uno en un sistema.

La música es una expresión que, muy naturalmente, alienta las fusiones y, por lo tanto, invita a la creación de puentes. El IV Encuentro Mundial de Músicas de Acordeón fue uno de esos momentos en Valledupar en los que las culturas hablaron sin desplantes ni excesos, sin intimidaciones ni tropiezos.

El vallenato, el chamamé argentino, la música clásica o contemporánea se alternaron con un respeto admirable, evidenciando la realidad histórica que las une a todas. Porque ésa es otra ley de los puentes: permiten ir y venir sin resentimientos ni sentidos impuestos.

De igual manera, la poesía también es una forma de entender lo que existe detrás de las palabras, de las apariencias y sentir lo que difícilmente apreciamos con el ajetreo y el barullo de la vida diaria.

Como bien lo describió Lucía Estrada en su charla en Valledupar (aunque no lo expresó en estas palabras), la poesía permite crear un doble puente esencial: el puente hacia el interior y el puente hacia el exterior.

La Cultura nos invita a ser más completos, a exigirnos más (en el saber) para poder entender y formular las preguntas correctas. Así es cómo queremos que se considere la cultura: como un puente para acercarnos al otro, sin ver en el género, la edad, el estrato o la raza un eventual obstáculo.

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