Opinión
El oficio de seducir
El principal instrumento de desarrollo económico que tiene Valledupar no es la ganaderÃa, ni la agricultura, ni la construcción, ni los centros comerciales, ni las minas de carbón. Es la cultura, sÃ, la cultura, pero da mucho desconsuelo ver que el sector privado y sobre todo la administración municipal, no dimensionan el valor fundamental que tienen la costumbre y el arte como una fuente de trabajo, como el núcleo de la historia, el presente y el porvenir de la ciudad.
Es inocultable que en Valledupar hacen falta más programas de formación artÃstica y la creación de una infraestructura cultural que incentive más el turismo: un teatro, un museo, el reflorecimiento fÃsico del centro histórico, pero sobre todo se necesita de una programación anual que permita promocionar a la ciudad ante el resto del paÃs y el mundo, lanzando como atractivo no únicamente el Festival de la Leyenda Vallenata, sino también otros sucesos que sean capaces de encantar a los posibles visitantes.Â
La propuesta consiste en que las empresas privadas y la alcaldÃa organicen y promuevan una agenda cultural que tenga, al menos, una festividad cautivadora por mes. Obvio, hay que seguir apoyando al Festival de la Leyenda Vallenata, que es el certamen representativo de la ciudad, pero sin olvidar a los meses distintos a abril y a mayo. En consecuencia, hay que impulsar con un mayor empeño eventos que ya existen como el Encuentro de Investigadores de Música Vallenata, la Feria Ganadera o el Festival Gastronómico.
Asimismo, hay que revivir con ahÃnco eventos que han desaparecido como el Festival de Música Vallenata en Bandas, el Festival de Música de Acordeón o el Festival de las Letras. Y también hay que crear nuevos eventos como festivales de teatro, cuenterÃa, cine, fotografÃa, pintura… Inclusive, hay que abrirle las puertas en la agenda cultural a los torneos deportivos y a los simposios de diferentes carreras profesionales.
La idea es convertir a Valledupar en un epicentro del arte, del conocimiento y de los espectáculos. Esto va a crear un movimiento económico que estimulará la generación de empresa y de trabajo alrededor de los restaurantes, los hoteles, las artesanÃas, las casas-museo, las discotecas, el transporte urbano… No se trata de un modelo de desarrollo esporádico ni incauto, ciudades como Cartagena, Buenos Aires y Lima lo han aplicado con cierta efectividad.      Â
Quizás algo interesado en la economÃa naranja, el alcalde Tuto UhÃa decidió institucionalizar una oficina para promocionar a la ciudad e impulsar a los sectores productivos: su rotulo es Pro Valledupar (al igual que ProBarranquilla, ProBogotá o ProAntioquÃa). Dicha agencia tiene como finalidad salir a exponer a nivel nacional e internacional los atributos naturales, culturales, sociales y comerciales que tiene Valledupar. Claro, es una iniciativa pertinente, pero no se puede desconocer que a los turistas y a los inversionistas no se cautivan con meros discursos y fotografÃas de paisajes.
Si en realidad se quiere atraer gente que gaste e invierta, hay que mostrar una Valledupar en permanente movimiento, divertida, sacudida del tedio que suele irrumpirla. Cuando se está enamorando es necesario ser insistente, pero ante todo es obligatorio ser generoso. Resulta inoportuno salir a cautivar sin un portafolio de servicios, Pro Valledupar debe exhibir por todo el mundo una agenda cultural que remueva los deseos, que excite. Sin duda, llegó el momento de seducir ofreciendo mucho más que el Festival de la Leyenda Vallenata.
Â
Carlos César Silva
@ccsilva86
Sobre el autor
Carlos Cesar Silva
La curva
Carlos César Silva. Valledupar (Cesar) 22 de noviembre de 1986. Abogado de la Universidad Popular del Cesar, especialista y magister en Derecho Público de la Universidad del Norte. En el 2013 publicó en la web el libro de artículos Cine sin crispetas. Cuentos suyos han sido publicados en las revistas Puesto de Combate y Panorama Cultural. Miembro fundador del grupo artístico Jauría. Cocreador del bar cultural Tlön.
0 Comentarios
Le puede interesar
El Ãdolo, otra falta de respeto
Los medios de comunicación en el afán mediático de vender lo que producen, aprovechando los valores de la cultura, le hacen un daÃ...
Los conciertos virtuales llegaron para quedarse
 Al llegar lo inesperado, como lo fue la pandemia del tal coronavirus, tocó reinventarse, los artistas que tal vez fueron los prime...
Fanatismo irracional
 El fanatismo irracional no es otra cosa que el apasionamiento exagerado y desmedido de una persona hacia una cultura, una idea, u...
El uno-dos, golpes de colores…
 Con el uno-dos cabalgué la vida cual jinete, y terminé pintando con golpes de colores, como boxeador del lienzo, batallando en un...
Glorias de la sabana: Rodrigo Roy RodrÃguez
 La semana anterior escribà en este espacio sobre el cantautor sabanero Miguel Cabrera, hoy sigo por esa lÃnea, ya que estoy conve...