Opinión

Bocas de pato

Abel Medina Sierra

12/11/2018 - 06:15

 

Bocas de pato

La moda de la selfie ha traído consigo todo un catálogo de poses, lo que ha hecho que el tan recurrente y emblemático “whisky” hoy sea visto como gesto de dinosaurio: “gas, nada que ver”, diría una chica fresa de la postmodernidad urbana. Hay catálogos enteros de sugerencias para tanta gente que hoy vive del simulacro, la imagen y la autoestima que solo se eleva por reflejo, es decir, dependiendo de la cantidad de “likes” que reciba de los demás. Aunque la selfie por su origen y definición, es una foto que se toma para sí mismo, como registro individual y álbum personal, hoy los jóvenes de edad y los que lo son por terquedad, toman estas imágenes y las vuelven públicas en sus estados, perfiles y todo lo que comparten por redes sociales.

Pero, de todas las poses de selfies, la más usada es la “boca de pato” o “duck face”.  Ya es común ver a chicas desfigurando su boca para imitar los rasgos de un animal que nunca antes había estado tan de moda, más bien estigmatizado como “cagón” y sucia mascota.   Un breve rastreo por la web nos revela que fue en la red social “My Space” desde donde comenzó a hacerse conocida esta extraña pose. De allí, Facebook la hizo la preferida por adolescentes y jóvenes entre el 2006 y 2007, aunque en Colombia es fenómeno de los dos últimos años.  Hay quienes, incluso, le dan el crédito al “huesero” comediante Ben Stiller quien en el filme Zoolander, hace visible la pose de “boca de pato”. 

Desde entonces, muchas figuras del mundo de la frivolidad, han acudido a esa especie de mueca que hoy imitan nuestras hijas como si en ella encontraran la clave para verse seductoras y coquetas. Colosal engaño.

Así como las mujeres la han puesto de moda desde sus selfies, los hombres han hecho de esto una caricatura y una excusa para burlarse de muchas mujeres, pues no todas cuentan con una boca que, llevada al extremo del pato, mejore la apariencia y la foto. Es más, hasta estudios han buscado para salirle al quite a las mujeres y quitarles el pico del pato de sus bellas bocas.  El portal noticioso “Actualidad Panamericana”, cita un hallazgo de investigadores del grupo de Sociedad, anatomía y nuevas tecnologías de la Universidad de Estocolmo, Suecia, que demostraría que las mujeres que acuden con frecuencia a la “boca de pato”, viven 5 años menos que las demás. El estudio, del cual soy escéptico, fue por cinco años con una población de 400 mujeres que acostumbran a posar de esta manera en las fotos que luego comparten en las redes sociales. “Tomamos muestras de células de sus músculos faciales al comenzar y al terminar, las analizamos y concluimos que estas presentan un desgaste exagerado, al punto que si hacemos una proyección bien podemos concluir que su vida útil será significativamente menor a aquellas de una persona que no hace esta mueca, pues el tejido muscular del rostro tiene un proceso de desgaste paralelo al cardíaco”, afirmó Johan Löngstrom, jefe del equipo. De allí que, desde el Ministerio de Salud y el de Educación de Suecia, han comenzado una campaña para desestimular las “bocas de patos” en las escuelas a través de una cartilla.

Exagerando algo, si nos damos cuenta, el hombre, y mucho más la mujer, ha venido modificando su cuerpo a fuerza de prácticas “estéticas”. Si usted lo ha notado, de tanto echarse labial hoy las niñas ya nacen con la boca roja, sus cachetes ya no necesitan coloretes porque parecen nacer con ellos. A fuerza, también de la regla casera de “hunde barriga, saca pecho y cola”, cada día nacen más mujeres con colas voluptuosas, pechos de puñal. De tantas fajas y corsets, hoy las mujeres tienen más reducida la cintura que las generaciones anteriores.  ¡Se imagina usted, amigo lector, que a fuerza de tanta boca de pato se nos venga una involución y nuestras nietas comiencen a nacer con la boca desfigurada de un mísero pato!

Apartando un poco las exageraciones, este mensaje. mujeres, jóvenes y cuchibarbies: NO les queda bien esa boca de pato, ustedes mucho de lo que hacen, es para agradarnos. Pregúntennos si nos gusta y verán que no. Se ven horribles, desfiguradas, caricaturizadas. Si se toman esa selfie, quédense con ella, no la compartan con hombres.  Dejen al pato tranquilo, por favor, que bien quisieran tener la boca de ustedes.

  

Abel Medina Sierra

Investigador cultural

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