Opinión

Silencio vallenatero

Luis Carlos Ramirez Lascarro

27/11/2019 - 03:05

 

Silencio vallenatero

 

El vallenato ha sido instrumentalizado por las élites desde que a punta de cantos, caja, guacharaca y acordeón, aglutinaron y dieron una cierta identidad al recién creado departamento del Cesar, hasta la sanción del Plan Nacional de Desarrollo, a ritmo de esta misma música, este año en Valledupar, por parte del cantante presidente, mal cantante y mal presidente, quien también montó el espejismo de la economía naranja, por donde ha llegado la declaración del Valle, por parte de la UNESCO, como “Ciudad creativa de la música”, lo cual muy probablemente termine siendo otro saludo a la bandera, en lo substancial, de la misma forma que ha terminado siéndolo la declaratoria de la música vallenata tradicional como patrimonio en riesgo, pues no se ha hecho nada que, realmente, pueda contribuir a salvaguardarlo, si es que esto es posible.

La relación de los cantantes vallenatos con los poderosos viene desde el juglar pasero Pedro Nolasco Martínez, quien compuso una canción para el entonces candidato presidencial Enrique Olaya Herrera, se inscribió en el canon vallenato con el “credo” del compae Chipuco, que incluye a López Pumarejo y se consolidó con Escalona y López Michelsen, a quien fácilmente se le podría decir el presidente vallenato, y se reedita anualmente con la presencia de altos funcionarios del gobierno, incluyendo a presidentes, viniendo a parrandearse el Festival o llevando a agrupaciones vallenatas a parrandas exclusivas en la capital, llegando al punto de que en la pasada campaña presidencial el actual mandatario compartió en tarima con varios artistas de este género y varios de ellos usaron sus micrófonos y sus redes sociales para sumarle voticos.

Los políticos, tanto nacionales como regionales, se han valido de los saludos y la amistad o adulación de los cantantes vallenatos para lograr una recordación efectiva, dirigida a un sector del pueblo que tiene a estos artistas como referentes, aunque muchos no debieran serlo fuera de la esfera artística. Exaltan personajes siniestros y corruptos sin importarles ni cinco lo que hacen o hayan hecho. Entre los exaltados han llegado a estar reconocidos mafiosos de la región, vistos como la esperanza de los pueblos, quizá sin pensar en los problemas que podría traerles, por lo menos con las autoridades extranjeras, este tipo de relaciones, rezagos de la época de la marimba.

Todo ciudadano tiene derecho a hacer política y, en ese sentido, es muy bueno que participen, pero los artistas vallenatos solo ejercen ese derecho apoyando candidatos para ayudarles a conseguir votos. No se involucraran en la crítica. No usan su influencia para sentar posición, no toman partido por su gente, por su fanaticada… la que sólo les importa para facturar, sólo les cuentan como elementos del mercado. ¡Cuanta falta hace un cantor comprometido como Máximo Jiménez en estos tiempos tan convulsos para que ponga el dedo en la llaga y diga, como en su momento lo hizo, lo que nadie más se ha atrevido a decir! Podría pensarse y decirse que Vives lo hizo al “sumarse” al paro del pasado 21N, sin embargo, se terminó acomodando, patraseando ante presiones y criticas en redes por sus cercanías con el gobierno que lo llevaron incluso a participar en el pretensioso, arrogante e infructuoso “Venezuela Aid Live”, siguiendo el juego a la desastrosa y servil política exterior del actual mandatario.

En lugar de estar adulando con sus cantos a los gobernantes de turno deberían sumarse a la protesta, desde sus micrófonos y desde sus redes, pero a diferencia de lo que recientemente han hecho René Pérez y Rubén Blades en apoyo de las protestas pacificas y en repudio de los asesinatos de los líderes sociales, los cantantes vallenatos no han hecho más que guardar un lánguido silencio que los vuelve a dejar muy mal parados frente a los reggaetoneros puertorriqueños que tanto desdeñan los más rancios y quienes sí se sumaron activamente a las protestas que desembocaron en un cambio de gobierno pedido desde las calles.

Imagino que no quieren dejar de facturar, que no quieren que mermen los likes y los views y que pueden salir a decir que no son políticos… lo cual equivaldría a decir que no son humanos, porque todos lo somos. Que su profesión no sea la de  las ciencias políticas es otra cosa, pero esta falta de empatía con la inmensa mayoría atropellada que los idolatra los deja mal parados ante quienes si esperamos de quienes se jactan de ser representantes de “la expresión cultural más importante del país”, que, sin embargo, no se esfuerza por mostrar su realidad.

Me dirán, seguro, que esa no es la función de esos cantantes. Si así lo fuera, tampoco lo sería subirse a la tarima de los candidatos o subirlos a sus tarimas e invitar a sus seguidores a respaldarlos. Podrían ampararse en los cantantes de otros géneros u otros artistas tibios o indiferentes y eso, aunque lo quisieran ver así, no merma la falta de compromiso de los artistas más destacados la música “más representativa de Colombia” que se niega a representar las realidades dramáticas que viven el país y sus habitantes.

No les pido que tomen postura antigobiernista, ni que salgan a robar el show, ni siquiera que canten viejos vallenatos de protesta y menos los reto a componer algunos acordes a las circunstancias actuales tipo Plata ta tá de Mon Laferte, sólo les pido que usen su influencia, su figuración pública para llamar la atención sobre las cosas que evidentemente están mal, pero parece que eso es mucho pedirles y eso, deja mucho que desear de ellos como personas y artistas.

 

Luis Carlos Ramírez Lascarro

Sobre el autor

Luis Carlos Ramirez Lascarro

Luis Carlos Ramirez Lascarro

A tres tabacos

Guamal, Magdalena, Colombia, 1984. Historiador y Gestor patrimonial, egresado de la Universidad del Magdalena. Autor de los libros: La cumbia en Guamal, Magdalena, en coautoría con David Ramírez (2023); El acordeón de Juancho (2020) y Semana Santa de Guamal, Magdalena, una reseña histórica, en coautoría con Alberto Ávila Bagarozza (2020). Autor de las obras teatrales: Flores de María (2020), montada por el colectivo Maderos Teatro de Valledupar, y Cruselfa (2020), Monólogo coescrito con Luis Mario Jiménez, quien lo representa. Ha participado en las antologías poéticas: Poesía Social sin banderas (2005); Polen para fecundar manantiales (2008); Con otra voz y Poemas inolvidables (2011), Tocando el viento (2012) Antología Nacional de Relata (2013), Contagio poesía (2020) y Quemarlo todo (2021). He participado en las antologías narrativas: Elipsis internacional y Diez años no son tanto (2021). Ha participado en las siguientes revistas de divulgación: Hojalata y María mulata (2020); Heterotopías (2022) y Atarraya cultural (2023). He participado en todos los números de la revista La gota fría: No. 1 (2018), No. 2 (2020), No. 3 (2021), No. 4 (2022) y No. 5 (2023). Ha participado en los siguientes eventos culturales como conferencista invitado: Segundo Simposio literario estudiantil IED NARA (2023), con la ponencia: La literatura como reflejo de la identidad del caribe colombiano; VI Encuentro nacional de investigadores de la música vallenata (2017), con la ponencia: Julio Erazo Cuevas, el Juglar guamalero y Foro Vallenato clásico (2016), en el marco del 49 Festival de la Leyenda vallenata, con la ponencia: Zuletazos clásicos. Ha participado como corrector estilístico y ortotipográfico de los siguientes libros: El vallenato en Bogotá, su redención y popularidad (2021) y Poesía romántica en el canto vallenato: Rosendo Romero Ospino, el poeta del camino (2020), en el cual también participé como prologuista. El artículo El vallenato protesta fue citado en la tesis de maestría en musicología: El vallenato de “protesta”: La obra musical de Máximo Jiménez (2017); Los artículos: Poesía en la música vallenata y Salsa y vallenato fueron citados en el libro: Poesía romántica en el canto vallenato: Rosendo Romero Ospino, el poeta del camino (2020); El artículo La ciencia y el vallenato fue citado en la tesis de maestría en Literatura hispanoamericana y del caribe: Rafael Manjarrez: el vínculo entre la tradición y la modernidad (2021).

@luiskramirezl

1 Comentarios


Jorge E. Rodríguez Díaz 04-03-2020 01:38 PM

Buen articulo

Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

Editorial: Una última mirada atrás

Editorial: Una última mirada atrás

  Un año que se va y otro que nos espera en la esquina. Es hora de ir haciendo balances y de proyectar el año que viene. Pensar e...

Segunda versión de Un canto al río

Segunda versión de Un canto al río

  Debo iniciar este escrito deseándoles a mis lectores una feliz navidad y un año 2023 pletórico de salud y felicidad, también qu...

La Cacica: una oda al liderazgo femenino, al vallenato y a las historias del Caribe

La Cacica: una oda al liderazgo femenino, al vallenato y a las historias del Caribe

“Yo quiero que se mantenga viva y perenne la lámpara votiva de la fe en nuestra música vallenata, en nuestros valores y en nuest...

Carta a Rita Fernández Padilla

Carta a Rita Fernández Padilla

Al enterarme del sensible fallecimiento de una de las "Reinas del Vallenato", como lo fue Cecilia Meza Reales, tu compañera de fórm...

Carrera Rosa 5k por la No violencia contra la Mujer

Carrera Rosa 5k por la No violencia contra la Mujer

  “En este mundo no hay fuerza mayor, que la de una mujer con determinación” GuiaFitness Hace unos días recibí una de las ...

Lo más leído

La historia detrás de la canción “La piragua” de José Barros

Alejandro Gutiérrez De Piñeres y Grimaldi | Música y folclor

La Muerte de Abel Antonio

Álvaro Rojano Osorio | Música y folclor

Los mejores comienzos de novela en español

José Luis Hernández | Literatura

El discutido origen de la arepa

Redacción | Gastronomía

Leer no duele

Diógenes Armando Pino Ávila | Literatura

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados